«Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.” (Hebreos 12:10)

Por todo lo que es sagrado y digno de deseo, la Palabra nos da a conocer y creer que la aflicción es una bendición, y sin embargo, no pasa por alto el hecho de que el castigo provoca dolor. Como dijo un viejo creyente al hablar de una de las promesas: «Sí, es benditamente cierto; pero igual duele». Por eso: » Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después…» Para la carne que juzga por lo que es presente y por el sentido, es claramente y a menudo terriblemente doloroso.

La fe que vive en el futuro, y que no se ve, se goza en la seguridad no sólo de la liberación, sino de la bendición celestial que trae. «Al presente… pero después». Estas dos expresiones contienen el gran contraste entre el tiempo y la eternidad de lo visible y lo invisible, de tristeza y de alegría, de sentido y de fe… Vivir “al presente”, ser guiado por ello, y sacrificar todo por su gratificación es el pecado y la locura y la muerte en la que vivimos por naturaleza. «Pero, después» tirar la eternidad a la balanza y juzgar todo por ello es lo que hicieron incluso los patriarcas. Esto es lo que Cristo nos enseñó, cuando de él dice: «Por el gozo puesto delante de Él, sufrió la cruz.»

Esto es lo que la fe nos puede enseñar en cada prueba. Con ese «pero después»… la luz de la eternidad, y su recompensa brilla en la más pequeña como también en la más grande de nuestras pruebas, y nos hace a cada uno la semilla de una cosecha eterna de la que recogemos fruto incluso aquí… Cuando el huracán barre el océano con olas altas como montañas, en las aguas profundas todo es sereno y tranquilo. La perturbación es sólo en la superficie. De la misma manera, el gozo de la eternidad puede mantener un alma en perfecta paz en medio de las abundantes aflicciones. «Al presente» ha sido devorado en el «pero después» de una fe viva. -Andrew Murray-Holiest of All (El más santo de todos – Con permiso de Fleming H. Revel)

Él escribe en caracteres demasiado grandes Para que nuestra corta vista pueda comprender; No vemos más que trazos incompletos, y tratamos De comprender todo el misterio De esperanzas marchitas, de la muerte, y tratamos La guerra sin fin, la lucha inútil, Pero allí, con vista mayor y más clara, Veremos esto, Su camino era correcto. -John Oxenham- Oxenham, John [William Arthur Dunkerley]. «God’s Handwriting (Escritura de Dios)» Bees in Amber. 1913 [Prolífico periodista inglés, novelista, poeta]