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Lección 2.- La Cruz Desnuda

Lección 2.- La Cruz Desnuda

 

Creo que Dios va a mostrarte algo en Deuteronomio 16: 21, de por qué el arrepentimiento juega un rol tan importante al llevar a una persona a Cristo. “No plantarás ningún árbol para Asera cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho”.

Como ya sabes, la cruz es representada por los antiguos altares de Israel. No debían haber imágenes, nada de decoración alrededor del altar. Los paganos tenían sus altares que eran una adulteración del verdadero altar. Actualmente los modernistas dicen que nuestro Evangelio de la Sangre de la cruz está inspirado por sacrificios de sangre y altares paganos. Es completamente a la inversa. Los sacrificios paganos son adulteraciones, conscientes o inconscientes de los sacrificios auténticos de la Escritura. Debido a que a ellos no les gustaba mirar el horrible espectáculo de sus altares manchados de sangre, ponían imágenes a su alrededor para restarle la severidad que realmente tenían.

La Iglesia siempre debe recordar que la cruz es una cosa horrible. No es un espectáculo de entretenimiento. Es un horror sangriento. El gran predicador G. Campbell Morgan dijo, “Hay gente que mira a la cruz de Cristo y la consideran algo vulgar en la historia del mundo. Estamos de acuerdo que es el objeto más vulgar del mundo, pero ¿de quién es esa vulgaridad? No es del Hijo de Dios, quien dio su Sangre para limpiar nuestro pecado”. Es la vulgaridad de quienes lo clavaron a El allí, quienes blasfemamente negaron su necesidad. Es la vulgaridad de quienes aún critican la Biblia y hacen chiste del pecado. Como el altar de Dios en los días antiguos era horrible y repulsivo, los hombres plantaban árboles a su alrededor. Pero Dios ordenó, “…ningún árbol…”; el sacrificio es horrible.

Tenemos que presentar al mundo y a nosotros mismos la cruz en todo su esplendor; en forma abierta y desnuda, la gloria sangrienta de esa cruz. Sólo entonces los hombres son llevados cara a cara con el horror del pecado y con lo que el pecado ha hecho. Y hasta que eso ocurra, nunca podremos odiar el pecado como Dios lo odia. Hasta que eso pase, ya lo hemos señalado, la gente nunca se arrepentirá, ni nacerá de nuevo. La Cruz tiene que ser nuestro único atractivo. Ella, la cruz misma, debe ser la única atracción. Está terriblemente mal preparar alguna clase de carnada para atraer gente a nuestro culto. Cuando veo todos los mimos y payasos, todos los actos de circo de hoy y los programas que se organizan para atraer gente a la casa de Dios, la carnada que se usa, ¡qué terrible tragedia! ¡qué dolor debe causar al corazón de Dios! El Espíritu Santo va a honrar la fe y la simple proclamación de la verdad desnuda, que Jesús salva a través de la sangre de su cruz. Sólo eso debe ser la atracción.

En Exodo 34: 13, Dios ordenó destruir las imágenes de los enemigos, “…y cortaréis sus imágenes de Asera”. En el otro texto Dios ordena no plantar ningún árbol cerca del altar de Jehová, como imitación de los altares paganos, embellecidos. “No plantarás ningún árbol…”. En Deuteronomio 31: 29, tenemos la profecía de Moisés del fracaso y la desobediencia de Israel que estaba por venir. Luego en Jueces 3: 7, tenemos el registro del cumplimiento de esta profecía, de la desobediencia y del fracaso. “Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los Baales y a las imágenes de Asera”. Por consiguiente, si el antiguo pueblo de Dios fracasó, también nosotros podemos fracasar. Perdieron la visión y distorsionaron el patrón.

A mí me parece que después de 80 años, aproximadamente, del derramamiento del Espíritu Santo, nosotros los pentecosteses hemos perdido la simpleza y gloria de Pentecostés. No debe haber imágenes, ni adornos, ni nada que trate de restarle severidad a este asunto. Debemos proclamar con absoluta veracidad lo que Dios nos ha dado. Cuanto más lleguemos al esplendor de esa cruz no adulterada, más la gloria del Señor nos rodeará. Estamos felices de predicarlo y los pecadores son movidos por la simpleza de este Evangelio sin adornos ni embellecimiento. Ninguna belleza terrenal o natural debe restarle severidad a la tragedia de la muerte inocente.

Oseas 4: 13, muestra a la gente aún corrompiendo sus altares. “…sacrificaron,…debajo de las encinas, álamos y olmos que tuviesen buena sombra; …”. Allí lo tienes: la sombra era buena pero la luz trae convicción. Les hacemos fácil la cruz a los pecadores. El reducir la severidad de la Palabra para hacer de la santificación y la responsabilidad del creyente algo ligero, es algo repugnante para Dios. No deben haber imágenes, ni adornos, sino solamente la luz encendida de la verdad de Dios.

El rey Acaz vio un altar elaborado en Damasco. El codició ese altar, así que le dio instrucciones al malvado sacerdote Urías que le hagan un altar igual y que retirara el altar con sangre de la parte Este del templo, y que en su lugar se pusiera este altar decorado “Y encendió su holocausto y su ofrenda,…y esparció la sangre de sus sacrificios de paz junto al altar” (2 Reyes 16: 10-16).

El creía en el sacrificio de sangre; su nombre estaba asociado con la verdad de que la salvación es posible sólo a través del sacrificio de un inocente. Pero el sacrificio de sangre no sirve de nada si no es derramada de acuerdo al patrón. Es cuando andamos en la luz que esa sangre de Jesús nos limpia. Acaz estaba caminando en la oscuridad. La sangre no servía. Acaz dijo, “El altar de bronce será mío para consultar en él”. El no se atrevió a mover el altar. Pero puso el altar de Dios en un segundo lugar. En otras palabras, la cruz ya no era lo más importante, y cuando eso pasa, entonces eso ya está acabado.

El gran pecado de hoy es que hemos colocado la cruz en un lugar secundario y planeamos presentaciones atractivas a su severidad. No podemos usar la cruz como un amuleto de suerte. Muchos usan una cruz de oro, usando eso que debería ser para destruir el “yo”, lo usan para atraer la atención al “yo”. He observado sacerdotes de la antigua religión ortodoxa y sacerdotes romanos que lucen grandes cruces en sus cuellos. Todo esto se supone que es para resaltar que ellos son alguna clase de persona santa.

La cruz no es nada hermoso. Los budistas lo usan en su tobillo y cuello como un objeto de atracción. Lo que realmente ha ocurrido, es que aquello que realmente significa una muerte al “yo”, se ha convertido ahora en algo que resalta el “yo”. No debemos entretener o embelesar a la gente. No debe haber caminos perfumados a la Cruz. Eso está totalmente fuera de la Palabra. No puede ser parte del servicio de la Iglesia del Dios Todopoderoso.

No deben haber entretenimientos para hacer las reuniones atractivas. Lo último de eso es estar bailando en la Iglesia mostrando el vientre. Estamos viendo hoy en la Iglesia, lo que no se permitía hacer en un bar cuando yo era un niño. La cruz no es un espectáculo para entretener a nadie. Lo que estaba más cerca a la Cruz en el Calvario fue el pecado y los ladrones. Sólo Jesús y el pecado estaban allí. El homicidio, el rechazo, la tradición, la incredulidad. Esa es la posición hoy. No hay nada en este mundo sino el pecado y Jesús. Gracias a Dios que está Cristo. Todo lo que no sea Cristo definitivamente es pecado.

Es lo mismo en la Iglesia, nada excepto Jesús y el pecado. El pecado está por todas partes. Es en Cristo y no en nosotros en quien tenemos esperanza. Existe aún suficiente pecado sobre tí y sobre mí, que nos podría llevar a una eterna perdición, pero gracias a Dios que Cristo murió por nuestro pecado, y es sólo cuando podemos ver esta Cruz y entender por qué tuvo que existir una Cruz, que vemos la terrible cosa que es el pecado. Los necios se burlan del pecado, pero cuando vemos la Cruz y el terrible horror de ella, entonces y sólo entonces, nos damos cuenta de lo que el pecado realmente es; y sólo cuando vemos el pecado como Dios lo ve, y sentimos como Dios siente sobre el pecado, es que puede haber un verdadero arrepentimiento.

Hermano, debemos guardarnos de las cosas que parecen una casa de rehabilitación entre el pecado y el Salvador. Gracias a Dios por hombres como Josías que destruyó todos los aditamentos impíos en la adoración, que eran inmundos. La Escritura dice, “Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera” (2 Reyes 23: 7). Qué maldad indecible sigue inmediatamente después de salirnos, aunque sea un poco, del patrón establecido: sodomitas en el santuario es lo que tuvieron ahí.

Mira la Iglesia en la actualidad, primero que nada, antes de la Reforma: hombres de Dios eran ejecutados porque se atrevían a anunciar, denunciar incestos, líderes de Iglesia cometiendo incesto, pecando con su propia familia. Cualquier vileza concebible puede desarrollarse cuando nos salimos sólo un poco del patrón establecido por Dios. La homosexualidad es aceptada.

Mira hoy a la Iglesia Pentecostés. ¿Qué encontramos? toda clase de pecado en ella. Pero, ¿qué dio lugar a todo eso? ¿Qué fue? El rebajar la doctrina y pensar que Dios no tiene una preocupación verdadera sobre lo que nosotros creemos. Una doctrina santa produce gente santa. Una doctrina no santa, produce gente que no es santa; y hoy estamos viendo en este clamor por “unidad”, un menosprecio de la verdad. Yo no sé, pero ¿te has dado cuenta alguna vez que nunca lo falso tiene que rendir sus creencias. He escuchado a estos así llamados pentecosteses que claman por unidad y que nos gritan a tí y a mí que tenemos que dejar algunas de estas cosas a la que nos aferramos y acariciamos, estas doctrinas que abrazamos tan fuertemente, para conseguir la unidad que ellos están tratando de lograr entre nosotros y el Romanismo. Sin embargo, nunca he escuchado a uno de estos charlatanes que le diga a esa Iglesia Romana, que si va a haber unidad, ellos van a tener que dejar sus creencias de la transubstanciación , esto es, hacer de Dios una hostia. Nunca mencionan que van a tener que dejar de hacer a María co-redentora con Cristo.

Siempre se nos pide que dejemos este Libro, la verdad que tan maravillosamente nos ha guiado hasta ahora. Y cuando nos apartamos de esa Verdad, entonces estas cosas terribles vienen. A la Iglesia ya le ha venido una terrible enseñanza sobre el lado oscuro de Dios. La Biblia dice que en El está la luz y que en El no hay tinieblas, sin embargo hay unas iglesias que enseñan que los cristianos pueden ser poseídos por demonios. ¿De dónde salió esto? Por habernos salido del patrón. Si un cristiano puede ser poseído, entonces Jesús pudo haber sido poseído; como hombre, El pudo haber sido poseído por demonios.

Sé que muchos de los grandes predicadores predican eso como verdad. Muchos que se consideran gigantes espirituales, enseñan que Jesús tuvo que tomar una naturaleza demoníaca, morir espiritualmente y nacer de nuevo en el infierno, que El tuvo que someterse y ser quemado en el infierno, y luego nacer de nuevo allí. ¿Cómo es que tal perversión ha podido entrar en la Iglesia? Porque se apartaron, y la más ligera separación del patrón conduce a toda esta perversión. Mira a la Iglesia en Corinto. Pablo dijo que cometían pecados que ni siquiera se nombran entre los gentiles.

Josías no sólo destruyó lo inmundo, no sólo derribó las casas de los sodomitas, sino todo lo hermoso que tenía: las cosas que parecían tan encantadoras, útiles, inocentes, el lugar donde las mujeres tejían los tapices para las imágenes, donde hacían cosas hermosas para colgar y así esconder lo severo del altar. Es como si los estuviéramos escuchando decir “¡oh!” y “¡ah!” por esta belleza que estaban poniendo ahí. Pero el rey lo derrumbó.

Debemos estar atentos a toda esta miel de sentimentalismo y belleza externa. No debe de haber sentimientos afeminados que influyan nuestros servicios o nuestro mensaje. Sé que debe haber compasión, pero si tu compasión anula a tu convicción, entonces ya no eres parte de aquello que pertenece a Dios. Lo que está pasando, es que por amor a la gente no predicamos este Evangelio y no mostramos a la gente el pecado tal como es; pero cuando permitimos que lo que llamamos compasión anule nuestra convicción, y no predicamos este mensaje, o sea, que si somos movidos por sentimientos u otras cosas, entonces hemos destruido el mensaje de Cristo.

2 Reyes 23: 14 dice sobre Josías: “Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres”. El relegó toda la práctica perversa a la muerte. Eso es lo que tenemos que hacer si queremos recuperar la presencia de Dios y ver el mover del Espíritu Santo: vamos a tener que quitar toda esta práctica inmunda. Comprendo que hemos venido en contra de una voz resonante que está llamando las a masas del cristianismo a esa sociedad de imitación espiritual. Nos va a costar un precio derrumbarla. No cometamos errores en esto. Debes sacar la cuenta del costo, y yo sé muy bien que Dios nos ha dotado del poder para derribar las fortalezas del enemigo. Nada de adornos. “Y cortaréis sus imágenes…”.

Ha sido sugerido y aceptado por la Iglesia, el usar personas famosas como una forma de atraer gente a ella. Es común ver gente impía rechazadores de Cristo, siendo usados como una parte del acto religioso. ¿Puedes imaginarte a Jesús usando a Herodes para atraer a la gente a El? En mis viajes, alguien me ha sugerido que debo usar ciertos grandes nombres en la iglesia y en el programa de televisión que tenía, y yo respondía “no gracias”. Ya encontré mi celebridad, y yo estoy feliz con su sola presencia y mensaje que no necesitan de ayudas. Es común recibir anuncios en el correo sobre grupos religiosos de rock que desean visitarnos, diciendo que ellos pueden atraer a los jóvenes a la Iglesia.

Es horrible que tales ideas sean comunes entre nosotros. Arboles de lilas y rosas, pecado con dulce aroma para esconder el esplendor abierto y no adornado de la cruz. El pecado de las vestimentas religiosas es que da una apariencia de bondad a los pecadores, y atrae a hombres simples hacia los hombres y oficios. Sólo uno es bueno. Todos somos pecadores. Cristo es nuestra única esperanza. No debe de haber agregados o ningún tipo de ayuda para la obra de la cruz. Lo mejor del mundo que quiera ser agregado a la Cruz, la ensucia.

Nada de adornos, ni jardines. Son hermosos y atractivos en su lugar, pero nunca deben ser asociados con la cruz de Cristo. Lo mejor de la tierra está descalificado en el cielo. Las flores, poesía, música, etc. son cosas hermosas, pero no pueden levantar el alma de la tierra y llevarla a donde pertenece.

Jesús no necesita otra persona o fuerza para atraer a todos a El. No es qué va a atraer, sino quién va a atraer. El dice “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12: 32), no a nosotros, no a un local, no a una organización, sino “a mí mismo”. Debemos predicar a una persona, no a una política; una persona, no un principio, ni un movimiento, sino al maestro. No un credo, sino Cristo; no un sistema, sino al único Salvador. Sólo debe haber sacrificio y Sangre en todo su esplendor. La salvación es la obra perfecta de Dios, los agregados están demás. ¿Quiénes somos nosotros para agregar una tilde al plan de salvación de Dios, hecho perfecto con un sólo sacrificio? Acuérdate del altar que se levantó en el Sinaí; fue construido de tierra solamente. Si se hubiera usado piedra, no podría haber sido piedra labrada porque si no, se hubiera contaminado. Cualquier contacto del hombre contamina la cruz.

En la pascua fue sangre o nada. Aún la manera de esparcirlo fue con maniobra de Dios: se usaron hisopos, ni escobillas, no cepillos de fabricación humana. No debe haber aditamentos humanos para el plan divino. Debemos aprender muy bien que sólo la cruz por sí misma, salva, atrae y santifica. La cruz debe ser todo. Nada de adornos. No debe haber imitaciones, ni farsas. “No te harás imágenes que el Señor tu Dios odia”. Nosotros no ponemos imágenes reales en la Iglesia hoy. Sin embargo, pueden estar representadas por alguna otra insensatez o blasfemia de nuestra época.

Cristo no solamente es el único Salvador, sino que también es el único camino para la salvación. La cruz, vista en la forma correcta, elimina todo lo demás. Hay una diferencia entre ídolos e imágenes; los ídolos son símbolos de otros supuestos poderes, mientras que las imágenes son representaciones de falsificaciones de poderes reales. Son ilegítimas. ¿Dones? ¿lenguas? ¿conversaciones? ¿amor? “Destruirás sus altares, derrumbarás sus imágenes, destruirás sus ídolos”; (todas obras del enemigo). No debemos disminuir el standard de perfección. “No ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios, buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala, pues es abominación a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 17: 1). Cristo es el sacrificio perfecto. Lo menos que Dios aceptará es perfección. Jesús venció toda imperfección.

Dios me mostró ser cuidadoso con el púlpito. Las personas con corazones divididos y sin unción no deben estar allí. El amor distorsionado y el sentimiento humano de estos días modernos deben ser rechazados. “Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor ; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano” (Malaquías 2: 13).

El Calvario no es sentimentalismo, no es un mero sentimiento. Es lógica fría y realismo ardiente. No debe de haber miel en la ofrenda, la miel es demasiado dulce en lo natural para ser considerada como un sacrificio. Es consentimiento. Debemos sacrificar las cosas por las que tenemos indulgencia. No hay cruz en la iglesia moderna , te dicen que puedes tener a Jesús y al mundo también. Cuando las mujeres estaban llorando siguiendo la cruz, Jesús dijo “Lloren por ustedes”. No lloremos por los sufrimientos de Cristo, lloremos por nosotros mismos porque nuestros pecados fueron la causa de tal sacrificio.

Que Dios ayude a la Iglesia a destruir las imágenes, adornos, y tapices que hay alrededor de la cruz; para que el mundo y todos vean que no fueron los Romanos los que lo crucificaron, fueron nuestros pecados. No debe haber pesebres ni crucifijos. ¿Qué cosa buena puede haber en una escultura de la crucifixión que sólo provoca lágrimas en la carne? No nos hagamos caminos melodiosos a la cruz. Debemos, sin sentimentalismos, destruir toda señal de sentimentalismos, mundanalidad, rituales, adornos, corrupciones, imitaciones, entretenimientos y acicalamientos a la cruz. Debemos finalmente tener cuidado con las ayudas externas. “Hazles entender el diseño de la casa, …y sus entradas…”. “Pon atención a las entradas de la casa” (Ezequiel 43: 11 y 44: 5).

No sólo es importante lo que predicamos a la gente cuando estén reunidos, sino que también es importante como los atraemos para que estén reunidos allí. No debe haber gusto, no debemos apelar al gusto del entretenimiento. Si la Cruz no atrae a los hombres, es mejor que se queden afuera.

 

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