Lección 5.- Vida
Vemos en Ezequiel 43: 2-5 que, “Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente. Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa”.
Ezequiel 44: 4, “Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la casa; y miré, y he aquí la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová; y me postré sobre mi rostro”.
Luego Ezequiel 47: 1, “Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar”.
Venimos al Nuevo Testamento, a Juan 1: 4, “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
Luego Juan 8: 12, “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
En Juan 3: 3, “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.
Luego Juan 9: 5, “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo”.
Juan 7: 20-24 y 46 dice, “Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de reposo circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre?. No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio. Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”.
En 2 Corintios 4: 4 dice, “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.
Efesios 1: 17-19 “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza…”.
El propósito de Dios es tener una vasija en y a través de la cual Su gloria pueda brillar al universo. Vemos esto en el caso de la nueva Jerusalén, “teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal” (Apocalipsis 21: 11). El fin que Dios tiene en mente para Su pueblo es ser en un sentido espiritual, para Su universo de inteligencia espiritual, lo que el sol es para nuestro universo. Dios desea tener un pueblo lleno de luz. Entonces, un nuevo nacimiento de lo alto quiere decir el esparcir de las tinieblas y el irrumpir de la luz en un ser en el cual no había nada de luz. Tú y yo estábamos en oscuridad total, pero el nuevo nacimiento trajo esa luz.
El Espíritu Santo está comprometido con esta sola cosa: llevarnos más y más a la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Mucha gente ha pensado, que mientras avanzamos, el camino se pone más fácil, más brillante, y más emocionante, pero luego han sido desalentadas. Yo no veo que esto sea verdad en las circunstancias y condiciones externas de los santos en ningún lugar, ni en ningún momento. Israel es nuestro ejemplo: cuando la nube se movía, ellos se movían y la nube los llevó al desierto. Después de Moriah, los llevó a Elim donde Habían 12 fuentes de aguas, y 70 palmeras (Exodo 15: 27) Ellos dijeron, ¡Aleluya! ¡Llegamos! Era todo tan maravilloso…, pero después de 3 días, la nube se movió otra vez al desierto seco (Exodo 16: 1) Nos preguntamos, ¿qué está pasando? Estamos viendo a un Dios amoroso que no estaba satisfecho sin purificar sus corazones y deseos; el no nos va a dejar así con esa perversidad en nosotros. Dios trató con la amargura que ellos tenían cuando salieron de Egipto, y ahora El iba a tratar con sus actitudes hacia su provisión; para esto les presentó el maná.
Pero si realmente nos estamos moviendo bajo el gobierno del Espíritu, seremos capaces de decir con la seguridad más fuerte, que en una forma interna la luz está incrementándose. Estamos en tiempos difíciles, pero nos estamos moviendo a través del desierto; hemos pasado un poco de tiempo donde había agua, pero nos seguimos moviéndo a través del desierto. Pero si realmente estamos en Dios, podemos decir que interiormente estamos creciendo. Todo esto tiene una crisis, y también es un proceso en la vida espiritual con un glorioso clímax en el Rapto. Al mirar el Tabernáculo, o ese templo, donde la gloria del Shekinah se encontraba, vemos que esa luz, esa gloria que unía el cielo y la tierra como una escalera, hallaba su expresión en el Lugar Santísimo.
El Lugar Santísimo es un tipode la vida interior del Señor Jesús, esto es, su Espíritu, donde Dios es encontrado, la luz del cielo, la luz de Dios en El. El Espíritu de Jesús es el Lugar Santísimo en la Santa casa de Dios. Fue en ese lugar santísimo donde la luz de la gloria estaba, que Dios dijo que El tendría comunión con Su pueblo a través de Su representante. Ahí es el lugar donde Dios habla en comunión, y se hace conocer a sí mismo. Es llamado el lugar del oráculo, el lugar del hablar, y ese es el propiciatorio, la silla de misericordia; todo eso está en el Señor Jesucristo. Pero lo subrayado debe ser estas palabras, “en Cristo”, porque no hay comunión con Dios, ni hay nada que oir, ni ningún lugar de encuentro, excepto que sea en Jesucristo. Debo decir esto una y otra vez, porque eso verdad debe asirse de la Iglesia si vamos a movernos en Dios y ser lo que El quiere que seamos.
No hay lugar para el hombre natural en la presencia de esa luz; simplemente moriría. El hombre natural no puede venir a la luz, ni tampoco puede venir al gran propósito de Dios y ser encontrado en la Casa llena de Su gloria. No puede ser la vasija a través de la cual Dios va manifestar Su gloria a Su universo. Cuando hablamos del hombre natural, no sólo nos estamos refiriendo al hombre no salvo, esto es, al hombre que nunca ha venido al Señor Jesucristo por que el apóstol Pablo tuvo que hablar tambien a los creyentes corintios sobre este tema: ellos eran convertidos, pero como muchos cristianos hoy, estaban enamorados de la sabiduría mundana y del poder mundano. Estaban aplicando al hombre natural a las cosas divinas. Y el apóstol les escribió, y en su propio lenguaje les dijo, que el alma (esto es la carne), “…no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender…” ( 1 Corintios 2: 14).
La más nueva de nuestras ciencias es la psicología, esto es, la ciencia del alma. La psicología tiene que ver con la mente del hombre, es la ciencia de la mente humana; y este hombre puede ser astuto, muy intelectual, muy altamente capacitado, con todos sus sentidos naturales traídos a un alto estado de desarrollo. Aún así este hombre está fuera cuando se trata de conocer las cosas de Dios.
Para que ocurra el primer contacto con el conocimiento de Dios, un milagro tiene que ocurrir, por el cual los ojos de los ciegos que nunca han visto, les sea dada vista, y por el cual la luz venga como un haz de revelación, para que pueda ser dicho, “Bienaventurado…porque no te lo reveló carne ni sangre sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16: 17). Cada rayo de luz real que pertenezca al resplandor máximo, es decir, la revelación de la gloria de Dios en nosotros y a través de nosotros, cada rayo de esta gloria está en Jesucristo y sólo puede ser tenida por El, en base a que el hombre natural sea puesto fuera y un nuevo hombre sea traído a la existencia con nuevas facultades espirituales. Para conocer aún las primeras letras del alfabeto divino debemos estar en Cristo, y cada pequeño paso que sigue es un asunto de aprender a Cristo.
¿Cómo tenemos la luz de la vida? ¿Cómo obtenemos esto? Toda luz verdadera, es luz divina; nunca es luz teórica, ni luz doctrinal. Debemos saber esto. ¿Cómo viene a nosotros esta vida, esta luz de vida? El Señor Jesús dice que la muerte tiene que ocurrir, una muerte a lo que somos, una muerte a la vida fuera de El; es una crisis de una identificación práctica y real con Cristo en Su muerte, ya no por nuestros pecados, sino por nosotros mismos. Fue el hombre, y no sus pecados, los que fueron a la cruz. La muerte de Cristo al obrar en nosotros, rompe nuestra propia vida natural. “…Esto corruptible se vista de incorrupción…” (1 Corintios 15: 53), y esa incorrupción es el germen de la vida divina en la semilla, que cede a su propia vida para recibir la de El. Dios no va a glorificar esta humanidad.
Todo el proceso está aquí. Mateo 24: 23-26 dice, “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aún a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis”. El diablo es un engañador, y todo lo que él hace es a través del engaño, pero mucho del engaño de los últimos tiempos vendrá directamente de Dios. Presta atención a esto; Dios está diciendo a este mundo, “si tú no quieres a mi Hijo, te daré lo que quieres”. Escuchamos a personas decir, “Así dice el Señor…” porque eso es lo que nuestros corazones quieren oir. Muchos predicadores están diciendo, “Así dice el Señor…”; han oído del Señor, pero han oído una palabra de engaño. “Sí los profetas son engañados, yo los he engañado, dice Dios” (Paráfrasis de Ezequiel 14: 9). Dios hizo cada provisión que es necesaria para nosotros para entrar en santidad; el ha hecho cada provisión para que seamos participantes de Su naturaleza divina, pero si yo rechazo Su naturaleza, recibiré la naturaleza de Satanás. El nos está llamando fuera de los elementos de este mundo. Sabemos que el poder de la sangre de Jesús puede hacernos blancos como la nieve.
Dios te va a probar: El te va a sacar fuera de Egipto, y la meta es Canaán, pero El te va a llevar al sur y confrontarte con el desierto de tu corazón. Pedro dijo, “…no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos porque sois participantes de los padecimientos de Cristo…” (1 Pedro 4: 12-13).
Los sufrimientos que vienen sobre el justo no son porque se extravió, sino que la nube, el Espíritu Santo, lo guió a ese lugar para que Dios pueda confrontarlo con aquello que lo separaría de Jesucristo. El quiere tratar con aquello que hemos traído de Egipto, aquello que aún está en nuestros corazones. A la entrada del cielo hay una cruz: todo lo que no es de Cristo tiene que quedarse en esa cruz; no puede entrar al cielo. Isaías 50: 10 dice, “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”. Esa palabra “apóyese” es equivalente a “certeza”. En Hebreos 11: 1, la fe es la certeza por apoyo. Jesús es la sustancia para la fe; Fe es conocer, y no sol adivinar, que Jesús es luz. Cuando Dios te trae a un punto de andar en fe, tu tendrás toda clase de certeza para esa fe, Toda clase de apoyo; el nos lleva en caminos de luz. “¿Quien hay entre vosotros que teme a Jehová?” El temor del Señor, de acuerdo a Proverbios 8: 13, es odiar el mal.
La palabra de Dios es un tesoro, es sabiduría; Ella establece las prioridades de nuestra vida, establece las afecciones, es consumadora, nos deja sin opiniones. Tu vas a través de la Palabra y buscas definiciones de Dios. “Mirad, los que teméis al Señor.” ¿Qué significa temer al Señor? Significa odiar el mal, odiar la mirada arrogante y el camino orgulloso, odiar lo que Dios odia, y amar lo que Dios ama. Dios va a tener un pueblo probado, y si hay algo que deseas aparte de Jesús, puedes asegurarte que Dios te permitirá tenerlo.
Nuestros motivos serán probados frente a Su provisión; nuestras actitudes con las que salimos de Egipto serán tratadas hasta que no haya duda de que queremos a Dios y nada más. A veces caminamos en oscuridad, como José y Job; la oscuridad es la prueba, el examen. El diablo vendrá en estas pruebas; he estado aquí lo suficiente para saber esto; él vendrá en medio de estas pruebas; él vendrá a través de gente religiosa, predicadores, super estrellas; él dirá, “si tú fueras cristiano, no estarías teniendo este problema”. El recitará la Escritura, “Lo que quieran pedir en mi nombre será hecho”; nunca debes permitir que el diablo te enseñe la Biblia. La palabra de Dios enseña que El probará al hombre que le teme; la cruz va a hacer camino para la paciencia y la templanza de Cristo, para el amor de Cristo. “…el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14: 27), esto es, uno de sus aprendices, uno que aprende de El. El tomar esta dificultad, sea lo que sea, día a día, es la forma en que aprendes a Cristo. Tú nunca puedes saber ni ver nada, aparte de la cruz de Cristo; la cruz tiene que limpiar el terreno de la vida natural. Si el Señor quitara la expresión de la cruz para nosotros, sería algo terrible. Oramos para que todas estas cosas sean quitadas, pero si Dios las moviera, sería una tragedia.
La vida de Cristo es lo que necesitamos, y esta vida es luz. La luz viene con esta vida; no hay otra luz divina que sea real, sólo aquella que proviene de Su vida en nosotros, y es Su muerte en nosotros la que abre el camino para Su vida. La medida de la luz, la medida de la gloria, va a ser la medida de Cristo; y la medida de Cristo va a depender enteramente del lugar que el Señor pueda encontrar para Sí mismo en tí y en mí. Déjame decirlo otra vez; la medida de vida, la medida de Su vida y luz en nosotros, va a depender enteramente del lugar que el Señor puede encontrar para Sí mismo en tí y en mí; por lo tanto, debemos tomar la cruz diariamente.
No hay otra respuesta. Toma la cruz diariamente, porque es sólo en el transcurso del diario vivir en las pruebas y las tribulaciones de la vida, que somos confrontados con aquello que no es Cristo. Este corazón es engañoso, ¿quién lo conocerá? Sólo Dios. Y la única forma que El puede revelar esto a tí y a mí es llevandonos a un lugar de prueba. ¿Por qué sufre el piadoso? Esa es una pregunta que te hacen todo el tiempo. La Biblia dice, “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1 Corintios 11: 31), pero no puedes juzgarte a tí mismo si no te conoces; tu sólo conocerás el eslabón mas débil en una cadena cuando tú la jales. De esa misma manera, Dios puede descubrirte a tí mismo solamente al llevarte a este lugar de prueba; al permitirle esto, mientras estas cosas sean reveladas y nos arrepintamos y las dejemos, la vasija es ensanchada para la vida y la luz del Señor Jesucristo.