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Lección 2.- Determinación

Lección 2.- Determinación

 

Definimos este ministerio, esta puerta, como la puerta hacia la presencia de Dios. Y eso es exactamente lo que debe ser el ministerio. No es un mero administrador de empresa con un grupo de amigos que simplemente quieren hacer algo religioso, sino que como ministros de Dios venimos a ser la puerta a la presencia de Dios. Venimos a ser el vientre de Dios a través del cual El pueda derramarse al mundo y éste pueda volverse a Dios.

Establecimos tres aspectos esenciales de la edificación de esa puerta. Uno de ellos era la preparación, que teníamos que tener un plan; el otro era que no podíamos hacerlo por nosotros mismos, teníamos que comprometer a la iglesia en ello; pero luego, dijimos que tenía que haber Determinación.

En Nehemías 2: 19-20, “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?. Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, El nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”.

Vamos a venir a lo que dije era el tercer principio para la reedificación de la puerta de Dios. El primero ahora, lo vamos a mencionar de pasada, la preparación del corazón, de la cabeza, y de la mano. El segundo, cooperación. Las cosas requeridas para esto son: crisis, desafío y pacto. Lo tercero es la Determinación. No existe un camino fácil para reedificar todo el ministerio; el diablo no va a hacerse el muerto mientras nosotros reedificamos aquello que de seguro es su destrucción final.

Hace 38 ó 39 años, el mensaje de Dios para mí fue: “Yo te puse acá para que restaures el mensaje de Pentecostés”. Esto fue en la ciudad de Beaumont, Texas, donde El me llamó para edificar una iglesia. Estaba pasando serios problemas económicos. No teníamos dinero. Teníamos la iglesia, que era de la organización en la cual estoy, Las Asambleas de Dios; el presbítero me dijo directamente que no querían otra iglesia de las Asambleas de Dios en la ciudad. Yo sabía que Dios me había llamado a edificar una iglesia, y yo simplemente le dije: “entonces no va a ser una iglesia de las Asambleas de Dios.” Ahí lo tienen, El no prevaleció contra mí. Pero yo estaba batallando, por dentro con un sistema religioso, por afuera con el diablo, el cual estaba tratando de destruirme económicamente. Después de un gran mover de Dios un domingo, con un puñado de gente que había venido, yo sólo recibí 25 dólares.

Bueno, estaba muy preocupado. Tenía deudas del alquiler de la casa, del carro, mis hijos tenían que ser alimentados, tenía que pagar el alquiler, y miraba esos 25 dólares y yo simplemente no sabía cómo iba a solucionarse. Me levanté a las 4 de la mañana. Me fui a ese pequeño edificio de calamina que Dios había provisto para edificar esa iglesia, y ahí estaba orando, preguntándole a Dios, “¿qué debo hacer?. Sé que si es tu voluntad para mí estar aquí, estos 25 dólares serán suficientes en alguna manera; no sé cómo. Si no es tu voluntad, entonces volveré a tener las campañas que antes cancelé”. Y El me dijo, “Como estuve con Moisés, estaré contigo. Yo te puse acá para restaurar el mensaje de Pentecostés”. No sabía todo lo que implicaba en ese tiempo, pero he aprendido.

En Tanzania en 1,967, Dios me habló una vez más acerca de la razón por la cual yo estaba vivo. Con este mensaje de la puerta de Dios puedo ver por qué el infierno se había puesto en contra de mí. Mirando atrás de mi punto de vista actual, puedo ver mucho de lo que no podía ver en aquel tiempo. En Tanzania, mi primer viaje a Africa, estaba ministrando en esa llanura de arbustos, de ese mundo, de Africa Oriental. Vi la pobreza de aquella gente, y entonces me di cuenta que cuando Dios dijo que un hombre rico entraría con dificultad, El no está hablando acerca de los millonarios, sino acerca de mí. Vi la pobreza, y me enfermé al ver cuán poco tenían estas personas preciosas. Me fui afuera a orar, y Dios me dijo, “No hay nada que puedas hacer acerca de esta pobreza; ellos son 20 millones. Pero yo quise que tú veas”. Y en mi angustia, clamé a Dios, “¿Porqué quieres que vea algo acerca de lo cual no puedo hacer nada?” Y El me dijo, “La pobreza que tú ves físicamente en esta gente es lo que yo veo en mi Iglesia espiritualmente, y yo te he llamado para que hagas algo al respecto”. Mirando atrás ahora yo puedo ver el por qué de los problemas y las luchas, que afronté, para llevar este mensaje.

La gente me dejaba sin razón en aquellos años. Y yo puedo ver ahora por qué. Ellos podían ver a donde estábamos yendo y de alguna forma podían sentir que el precio era mayor de lo que ellos querían pagar. Otros vinieron y se fueron, porque ellos tenían su propio programa, y no podían encajar en la visión. Dios había puesto su semilla en mí para su Iglesia, y yo no estaba jugando ningún juego; todo el infierno estaba contra eso. Sólo queremos a la gente que esté con nosotros – si no están con nosotros, entonces ellos tienen que irse. Eso es lo que dijo Juan. Pero nosotros tenemos que hacerles saber quiénes somos, qué estamos haciendo, y a dónde estamos yendo. Esa visión debe ser tuya . Debes saber lo que Dios te ha llamado a hacer, debes saber a dónde estás yendo, debes saber que tú tienes dentro de tí todo lo necesario para cumplir esa visión, y no debes permitir que la gente o las cosas te desvíen.

Hemos leído, en los versículos 19 y 20, “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe…”, ellos hicieron 3 cosas. Aquí está la estrategia del enemigo, la estrategia contra el hombre de Dios y Su pueblo. Esta va a ser su estrategia contra tí; tienes que saberlo y estar preparado. Saber esto, significa estar preparado.

La primera estrategia que usó el enemigo, fue la intimidación: “Hicieron escarnio de nosotros”; yo he visto esto toda la vida. La visión de este corazón quizás no haya sido paralela a los sistemas de la religión; usualmente no lo será. Y así también nosotros; esta intimidación y esta burla son dichas y hechas con el intento de intimidarnos. Cuando vine recién a la ciudad donde edifiqué la iglesia y pastoreé por 35 años, el Presbítero, un buen hombre, sin saber que él estaba siendo usado por Satanás, intentó intimidarme para no construir esa iglesia. Pero esa iglesia vino a ser el medio por la cual Dios alineó la totalidad de este ministerio. El enemigo, sin embargo, con este pensamiento, y este esfuerzo de intimidación, hace caer a 9 de cada 10, porque la visión no ha nacido en sus corazones.

Debemos tomar un tiempo, como un ayuno, completamente separado y aislado, para que Dios pueda hacer nacer esa visión en nuestro interior. Porque a menos que esto suceda, como esos nueve de cada diez que el enemigo hace caer, verán solo ruinas; sólo verán la autoridad del enemigo. Pero el hombre de Dios tiene que dar a luz la visión del corazón de Dios en cada hijo verdadero. El enemigo va a traer cada fracaso y debilidad, y al señalarlas, él se va a reír del cristiano, diciéndole que va a exponer todas estas cosas a la luz. ¿Cómo sé esto?. Yo conozco al enemigo. La mayoría de los hijos de Dios, entonces, se retiran. ¿Por qué? Porque ellos saben que lo que el diablo dijo es la verdad. Lo que el cristiano debe conocer, es que hay una verdad mayor. La verdad es que la sangre de Jesucristo no sólo me limpió, sino que me sigue limpiando de todos mis pecados. No estamos viniendo contra el diablo en la carne, estamos viniendo por medio de la Sangre Redentora, y la autoridad del Hijo de Dios, Jesucristo.

Martín Lutero nos cuenta cómo Satanás vino a él con un gran pergamino que enumeraba cada pecado y falla suyos. Lutero dijo que el diablo leyó cada uno de ellos. Y él dijo, “Cuánto más leía, más me enfermaba porque todo era verdad”. Cuando Satanás terminó, él tiró el pergamino a los pies de Lutero y dijo, “ahí lo tienes, Lutero, todo es verdad. ¿Qué tienes que decir al respecto?” Lutero dijo , que él se paró sobre el manuscrito y dijo, “Verdad, Lucifer, pero te olvidaste de lo más importante.” El diablo dijo, “¿Qué es lo más importante, Lutero?” Lutero dijo, “¡La sangre de Cristo me limpia de todos estos pecados!”. Nunca debemos permitir que el diablo nos intimide a través de la burla y la risa. “Hicieron escarnio de nosotros…” (Nehemías 2: 19).

La segunda estrategia del enemigo es, “…y nos despreciaron…” (v.19); él dijo, “mira lo que yo tengo contra tí. Yo te voy a exponer. Te voy a arruinar, porque tú no eres perfecto”. Yo no estoy predicando una vida relajada; tú sabes que yo creo en la santidad; Dios no puede ni va a usar lo inmundo. Pero ninguno de nosotros es absolutamente perfecto en palabras y deseos; no por eso debemos dejar que el diablo nos intimide. Nosotros no venimos contra él en nuestro nombre, en nuestro carácter. Venimos en el Nombre y Carácter de Jesucristo. Satanás siembra esos pensamientos de maldad, luego los usa contra nosotros. Esos pensamientos no salen de tu espíritu: vienen a tu mente sobre las alas de Belzebú, espíritus demoniacos que vuelan directamente a tu mente. Pero, “Vendrá el enemigo como río, más el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59: 19). Mantén tus ojos en la bandera o estandarte.

La tercera estrategia que el diablo usó contra ellos fue la mentira. La risa, el escarnio, y la mentira. Ellos le dijeron a Nehemías, “¿Qué es esto que hacéis vosotros?”. La palabra “esto” viene de la palabra Hebrea “dabar”. Esa es la palabra Hebrea de “rema”. ¡Mira esto! El enemigo de Dios les dijo a los hijos de Dios, “¿Qué es este “rema” que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?”. El trató de mentir y desviar el propósito, y tratar de que hagan otra cosa que no sea tomar esa ciudad.

La gente me llama como pastor; me dicen, “Ven acá y ayúdanos en esta cruzada contra el aborto”. Mi respuesta es, y lo será cuando ellos llamen de nuevo, “Yo aborrezco el aborto, pero la Iglesia de Jesucristo no está en esta ciudad para servir a ninguna otra causa que no sea el establecimiento del Reino de Dios”. Tú no eres un manifestante contra los hombres en el sentido de una marcha de protesta. No estamos acá para detener toda la maldad que está en el mundo. Nunca se vio a Jesús en una manifestación contra la política de Roma; el estuvo acá para establecer el reino en los corazones de los hombres. Y no hay ninguna mujer con este Reino dentro de ella, que vaya a abortar un bebé.

No debemos permitir que el “rhema” de Dios, dado a nosotros para tomar esta ciudad y reedificar el reino de Dios en esta ciudad, sea usado en una actitud humanista. No debemos permitir que esto suceda. La Iglesia no es la sirviente de un grupo, de ningún grupo, ya sea contra el aborto, las guerras, las drogas, etc; este no es nuestro “rhema”. Nehemías no fue enviado allá para hacer una manifestación contra la política del pueblo en esa ciudad, él fue enviado allá por el rey para reedificar los muros y las puertas de esa ciudad, para establecer el reino. Tú y yo no estamos en este mundo para hacer de él un mejor lugar para vivir. Estamos acá para establecer el reino de Dios en los corazones de los hombres ahora, y Jesús, cuando venga, establecerá ese reino sobre la tierra. El “rema” de Dios es reedificar Su reino donde sea que nos encontremos. Dios nos ha equipado, cuando El nos dio de sí mismo, Su vida, Su Espíritu.

Mi esperanza, en cuanto a la visión que debe nacer, es que esto pase de un conocimiento mental al lugar en donde estemos completamente en cinta de este asunto. Toda la energía de la Iglesia debe ser edificada alrededor de eso, y sólo de eso. Predicaremos otros asuntos también, pero la Iglesia es mayor que cualquier causa social.

El enemigo trata de desviar la verdad, y gastar las energías del hombre de Dios y desviarlo un poco del camino correcto. No debemos permitir que esto suceda al hombre de Dios. Debemos identificarnos con ser la puerta de Dios. Ese es el camino a Su presencia, la puerta donde Dios encuentra al hombre y el hombre encuentra a Dios, y los cielos descienden y besan la tierra. En el Antiguo Testamento, la puerta de la ciudad era donde los ancianos se reunían. Donde los hombres se encontraban con los ancianos, y todo los detalles sobre la ciudad eran desarrollados, fue allí en la puerta. Nosotros somos esas puertas de Dios. ¿Cómo fue que Nehemías y el hombre de Dios vinieron contra ese enemigo cuando el diablo vino contra ellos con intimidación, odio, risa y finalmente, con mentira. En esta terrible forma es con la que él vino contra ellos, ¿cómo fue que ellos enfrentaron esa mentira dicha, cuando él mintió acerca de ellos, cómo afrontaron ellos esto? Nehemías dijo la verdad. Así es como él vino contra ellos. El diablo vino contra ellos con risa, intimidación, odio, y con mentira. ¿Cómo afrontaron esa mentira?. Ellos dijeron la verdad 3 veces.

En primer lugar, en el versículo 20 él dijo la verdad acerca de Dios. “El Dios de los cielos, El nos prosperará”. Ahora, la palabra “prosperará”, significa que Dios nos dará un camino suave hasta el final de nuestro destino. Eso quiere decir que si el diablo se para en tu camino, o Dios lo va a echar fuera del camino, o lo va a hacer parte del pavimento del camino. Dios preparará el camino para que tú hagas lo que El te ha llamado a hacer. Cuando los discípulos le dijeron a Jesús, “Aún los demonios se nos sujetan en tú nombre” (Lucas 10: 17), Jesús les respondió, “he aquí os doy potestad “. Potestad – “exousia”. “Ex” es “viene de”, “ousia” es: “ser”. “Yo les he dado autoridad que viene de la esencia de Dios”.

Procedemos de la esencia de Dios. Representamos a Dios en nuestras ciudades. “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones…” (Lucas 10: 19). Mira: serpiente es tentación. A lo largo de toda la Escritura es la mano izquierda del enemigo. Los escorpiones son traumas, problemas, dificultades, tribulaciones – la picadura del escorpión – y el veneno de la serpiente. “Os doy potestad sobre serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo y nada os dañará”, Porque estas moviendo en la autoridad de Dios. Esto significa que tú te estás moviendo desde la esencia de la presencia de Dios y nada puede estar de pie en esa presencia. Tu fe debe estar acá. Nehemías dijo la verdad acerca de Dios. El Dios de las huestes celestiales, quien tiene a todas las huestes del cielo con El, va a sacar fuera del camino cualquier cosa que esté delante de tí. Si se acerca mucho, tú la aplastarás.

Pero lo segundo es que Nehemías dijo la verdad acerca de sí mismo y de su pueblo. Cuán importante es esto: “y nosotros sus siervos” – “doulous”, es decir, un siervo que sirve sin paga, que ha perdido su apellido, que no puede poseer nada. Nehemías estaba diciendo, “no estamos haciendo esto por dinero, no podemos poseer nada, no tenemos apellido; debemos firmar con Su Nombre”. Es algo progresivo. “Nosotros, sus siervos, vamos a continuar levantando este edificio”. Satanás nos va a tumbar. El nos va a tumbar una vez, nos levantaremos dos veces. Nos va a tumbar 10 veces, nos levantaremos 11 veces. No importa lo que la gente piense acerca de nosotros. Es el reino de Dios lo que importa. Entonces vamos a seguir levantándonos, seguir edificando. Estableceremos el reino de Dios. Somos Sus siervos, no estamos acá por la paga, estamos acá por una causa: edificar el reino de Dios, plantar el reino de Dios. En primer lugar él dijo la verdad acerca de Dios, y después Nehemías dijo la verdad acerca de sí mismo y de aquellos que estaban con él: “Somos Sus siervos, hemos sido enviados por Dios”.

En tercer lugar, él dijo la verdad acerca del enemigo. Nehemías le dijo al enemigo, “vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en mi ciudad”. Ahora venímos nosotros; Dios nos envía como El envió a Nehemías. Cuando nosotros llegamos a esa ciudad, tú puedes creer que todo el infierno vendrá en contra de tí. Pablo dijo, “Yo peleé contra las fieras de Efeso”. Todo el infierno vendrá contra nosotros. Pero tú respóndele como Nehemías: la verdad acerca de Dios, El te envió; la verdad acerca de tí mismo, tú eres un siervo de Dios; pero también la verdad acerca de él: “Tú no tienes parte en esta ciudad”.

Lo primero que le dijo era, “no tienes parte”. La palabra “parte” significa “una asignación o herencia”. Satanás no tiene herencia en tu ciudad, siendo que Dios te ha puesto ahí. Dios te lo ha dado a tí tal como El le dio la tierra de Palestina a Israel, y ellos entonces echaron fuera al enemigo. Vamos a ver lo siguiente otra vez; Dios dice que te lo dio a tí tal como se lo dio a Ezequiel; el te lo dio como derecho de nacimiento. Ahora te dice a tí como se lo dijo a ellos, “echen fuera al enemigo”.

Y lo segundo, Nehemías le dijo al diablo, “Tú no tienes derecho acá”. La palabra “derecho” significa “permiso”. Sólo los hacendados tenían el derecho de hablar en los asuntos legales de la ciudad antigua. Si Satanás no posee ningún territorio, no tiene parte en tu ciudad, y él no la tiene si Dios te ha plantado ahí, y tú lo sabes. Si tú sabes que estás ahí en la voluntad de Dios, entonces Satanás no tiene parte ahí, ni derecho legal ahí. Satanás entonces, no tiene derecho legal sobre las almas en tu ciudad.

Tercero, Nehemías dijo, “No tienes memoria acá”. Cuando la Iglesia está en control, Satanás es olvidado. Tú eres la puerta de Dios, y El te plantará en algún lugar, en alguna ciudad, y tú debes entender estas verdades. El diablo va a tratar de echarte fuera, el va a tratar de intimidarte, el va a odiarte, y el va a mentir acerca de tí. Pero tú solamente respóndele con la verdad acerca de Dios.

Primero, El dijo que tienes un “rhema” al estar ahí. Segundo, tú eres un siervo del Dios Altísimo. Y tercero, el diablo no tiene derecho en esa ciudad.

 

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