Declaración Doctrinal
El propósito y objetivos de la EDC Escuela de Cristo Internacional se enfocan en los principios espirituales según son revelados en la Palabra de Dios. La posición doctrinal de la organización está centrado en ello:
LA PALABRA DE DIOS
Las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamentos son la Palabra de Dios, infalible y autorizada, el fundamento, comprensión, vida y ministerio de la fe Cristiana. Las Escrituras son inerrantes y no se les debe añadir, suplantar, o cambiar por razón de tradición o supuesta revelación. Cada formulación doctrinal tiene que ser probada por el consejo completo de la Palabra de Dios.
— “Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos” (Salmos 119:89).
EL TRINO DIOS
La Deidad consiste de Dios el Padre, Dios el Hijo Jesucristo, y Dios el Espíritu Santo. Ellos son co-existentes, co-eternos y co-iguales.
— “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno.” (1 Juan 5:7).
DIOS EL PADRE
Hay sólo un Dios, infinito, eterno y perfecto, Creador del cielo y la tierra.
— “Porque asi dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso, no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová y no hay otro” (Isaías 45:18).
DIOS EL HIJO, JESUCRISTO
Jesucristo fue sobrenaturalmente concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Él fue el perfecto sacrificio sustituto por toda la humanidad por medio de Su muerte y el derramamiento de Su sangre.
Él resucitó de los muertos en Su propio cuerpo glorificado, apareció a muchos, ascendió a los cielos y volverá a la Tierra en poder y gloria. Él es ahora la Cabeza de Su Cuerpo, la Iglesia, vencedor sobre toda las potestades de la oscuridad, y reina a la diestra de Dios Padre intercediendo por los creyentes.
— “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11).
DIOS EL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo inspiró la Palabra de Dios, ungió a Jesucristo para Su ministerio, llenó a la iglesia con poder del Pentecostés, y transformará los cuerpos mortales de los creyentes en la gloria de la resurrección.
El Espíritu Santo es el que da convicción al mundo de su pecado, lo lleva hacia la rectitud y la justicia, une al hombre con Jesucristo en la fe, es el que lleva a cabo el nuevo nacimiento y habita dentro del creyente.
El Bautismo en el Espíritu Santo está disponible para todo aquel que cree en Jesucristo, y será evidenciado en la habilidad de ser un testigo poderoso de nuestro Señor resucitado, bien como por la señal de testimonio según Hechos 2:4.
— “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y mi seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
Los dones del Espíritu están disponibles al creyente por medio del ministerio del Espíritu Santo, Quien da a cada uno como Él quiere:
— “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él como quiere.” (1 Corintios 12:11).
El Espíritu Santo también hace posible el fruto del Espíritu, permitiendo al creyente crecer en la santificación:
— “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” (Gálatas 5:22,23).
EL HOMBRE
— “… He aquí, el sembrador salió a sembrar” (Marcos 4:3).
El hombre fue creado por Dios a la imagen y semejanza de Dios. Por causa del pecado, la humanidad cayó fuera de la gracia de Dios y se hizo en carácter pecador. El hombre es totalmente incapaz de volver a Dios por sí mismo, y está perdido sin esperanza, sin la salvación de Jesucristo:
— “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán en alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre, es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es celestial.” (1 Corintios 15:45-47).
LA SALVACIÓN
La salvación es el don de Dios por medio de la gracia y fe en Cristo Jesús. No hay otro nombre, sólo el de Jesucristo, en que el hombre puede ser salvo. Por el hecho de apartarse del pecado y mostrar fruto del arrepentimiento y confiando en Cristo y Su muerte por sustitución, el hombre nace de nuevo a la vida eterna por medio del Espíritu Santo. Por medio de este acto redentor viene el perdón de pecado, la liberación de la esclavitud del mundo y la libertad en el Espíritu de Dios.
— “Porque pro gracia sois salvos por medio de la fe; e esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”(Efesios 2:8-9).
LA IGLESIA
La Iglesia es el cuerpo y la novia de Cristo. La primera misión de la Iglesia es enseñar a todas las naciones y hacer discípulos, llevando el Evangelio del Reino a todo hombre con la meta principal de la redención de las almas. Las señales de testimonio seguirán a la Iglesia en el cumplimiento de este mandato.
— “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”(Marcos 16:15-18).
LA CONSUMACIÓN
La consumación de todas las cosas incluirá la gloriosa venida de Jesucristo, visible y personal; la resurrección de los muertos y la traslación de los vivos en Cristo hacia el juicio de los justos y los injustos. Satanás y sus ejércitos y todo hombre fuera de Cristo serán separados de la presencia de Dios para sufrir el castigo eterno mientras los redimidos estarán en la presencia de Dios por la eternidad.
— “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, as¡ también traerá Dios con Jesús a los durmieron en él. Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no procederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de comando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedad, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:13-17).
— “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Apocalipsis 20:11-12).
LA META DE LA ESCUELA
¿Cuál es la meta de la Escuela? Jesús dijo: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15). Este versículo pone en primer lugar la mayor meta de la Escuela. La vida de Cristo manifestada en la vida de otro es un plan efectivo para alcanzar a «cada criatura»; con la cooperación del cuerpo de Cristo y un derramamiento del Espíritu Santo sobre los estudiantes, se hace posible vivir la vida de Jesús.
CONTINUANDO CON LA VISIÓN
El año 2002 después de estudiar en SOC school of Christ Internacional en Santa Crúz Bolivia Dios sembro en nuestro corazón la idea de continuar con la labor emprendida por el Pastor Bertram H Clendennen. Una escuela a corto plazo capáz de encender el corazón de los estudiantes ( despertar espiritual ó avivamiento) y enviarlos a predicar el evangelio a todo rincón de nuestro país y hasta lo ultimo de la tierra.
Desde el inicio de nuestra conversión a Cristo, la palabra avivamiento estuvo muy grabada en nuestro corazón, llamando nuestra atención por completo y despertando el más profundo respeto hacia estos acontecimientos y una curiosidad de saber más acerca de las personas implicadas en estos sucesos, la lectura de estos hechos nos inclinaban a la consagración, a la búsqueda… y oración que muchas veces termino en un clamor por un despertar espiritual. Con la lectura de libros y artículos referidos al tema, ardía nuestra alma con la esperanza de llegar a ver y experimentar un avivamiento en nuestra comunidad, ciudad y país.
ESTRATEGIA
«En ese momento resolví gastar mi vida moviendo los corazones de los siervos de Dios. En un estudio de Nehemías vi el diseño de Dios: Nehemías fue enviado para reconstruir la ciudad; después de revisar las paredes derribadas y las puertas consumidas por fuego, desafió al pueblo a la reconstrucción. Cuando estudié este libro aprendí que los muros representan al reino y las puertas al ministerio; había diez puertas en el muro y en el tercer capítulo entero se pusieron las puertas en su lugar, las puertas en cuanto al ministerio estaban en su lugar, entonces el muro se levantó alrededor de ellos. Por medio de esto, Dios me mostró que la vida no sale de la iglesia, la iglesia sale de la vida. Yo vi que Dios me usaría para traer vida a sus predicadores y ellos ser el vientre de Dios para traer la vida de Dios, entonces las cosas pasarían, una iglesia nacería y Dios podría vivir a través de su pueblo.» B.H. Clendennen
BREVE HISTORIA DE LA ESCUELA
El 1 de octubre de 1992, la primera Escuela nació, ciento dos estudiantes de toda la ex-Unión Soviética vinieron a ser entrenados. Tres meses mas tarde, en navidad de 1992, graduamos a cien de los ciento dos estudiantes y los enviamos a ciudades y a pueblos donde no se había predicado el evangelio y a sembrar iglesias de Jesucristo. Cinco años y medio más tarde, 2.000 misioneros nativos se habían graduado de la Escuela y han sembrado más de 3.000 iglesias nuevas y el número crece día a día. En abril del ’95 llevamos la Escuela a Perú; en dos años había más de 500 misioneros nativos entrenados en la Escuela, que han sembrado más iglesias nuevas. Nos hemos movido desde Perú a todos menos un país de América del sur. La Escuela está en proceso de formación en cada ciudad de América central. En 1998 la Escuela estaba en cada país de habla hispana del mundo, y en cada uno el resultado es el mismo.
PRINCIPIOS
Mensajes de la Palabra de Dios.- En la Escuela, las lecciones no son enseñadas como en la mayoría de los seminarios, sólo como un estudio, como letra para aprender, conocimiento intelectual, espacio para complejos interrogantes y debates teológicos; la manera en que las clases son enseñadas es como una predicación de la Palabra de Dios, de manera que la experiencia es como si estuviéramos de culto varias horas al día, buscando que la palabra enseñada quede sellada en el corazón.
La Vida de Cristo manifestada.- La Escuela se trata de vida. Aunque el conocimiento acabado y la doctrina están incluidos en nuestro aprendizaje, éstos son nada sin la vida de Cristo manifestada en el creyente. La Escuela se basa en el principio de que la criatura está aquí para contener y manifestar al creador. T. Austin Sparks escribió: «El Señor Jesús no dijo: les doy un volumen de enseñanza para alimentarse, dijo: ¡Soy el pan de vida!” Antes de poder obtener un provecho del pan, debemos conocerlo y tener una relación vital con Aquel que es el pan. Tiene que haber una relación viva entre el alimentado y la comida. Una adquisición «natural» intelectual de conocimiento de la Biblia no es substituto de la comida espiritual. El discípulo tiene que llegar a ser una manifestación de lo que aprende. La meta de la Escuela no es enviar a los discípulos con un cuaderno lleno de notas, sino enviarlos «embarazados» con la vida de Dios. Ningún estudiante se puede graduar sin ser lleno del Espíritu Santo. Hemos dado cientos de testimonios de que en cuanto estos alumnos salen a las ciudades y pueblos de donde han venido y continúan con la disciplina de oración y la Palabra de Dios, se produce el nacimiento de una iglesia; ¡vida viene a esa comunidad!
Viviendo la Vida de otro.- Se pone gran énfasis en la enseñanza de la cruz; día a día se le inculca a los alumnos el testimonio del apóstol Pablo: «Soy crucificado con Cristo», el cual debe llegar a ser su testimonio, entonces podemos decir: «Para mí el vivir es Cristo». Solamente podemos ser eficaces en el ministerio en la medida en que el creyente manifieste la vida de Cristo; dice Pablo: «Le agradó a Dios revelar a su hijo en mi». La posición de la cruz es eliminar todo lo que no es Cristo. No haber entendido que la educación cristiana y la santificación son lo mismo, ha resultado en un aprendizaje objetivo acerca de Cristo. Aprender objetivamente es el problema de gran parte de la cristiandad; aquí en la Escuela, vemos más al aprendizaje subjetivo. No aprendemos acerca de Cristo, aprendemos a Cristo. El alumno aprende que Dios no está tratando de hacerle una persona mejor, la victoria no está en poder medirnos por la norma de Dios, porque solo uno pudo hacerlo: Cristo; por eso Dios no busca actuación sino habitación. Hay que permitir que Cristo viva su vida en los creyentes. Este es el diseño y mayor efecto sobre la mayoría de los alumnos.
Un diseño efectivo para alcanzar a cada Criatura.- La Escuela de Cristo se mueve en la creencia de que Cristo está por volver por su iglesia; existe una urgencia entre nosotros, porque creemos que estaremos delante de Dios y daremos cuenta por lo que hemos hecho, o dejado de hacer. La Escuela toma seriamente el mandamiento de Jesús de predicar el evangelio a toda criatura. Debido al número de personas e idiomas en el mundo y el hecho de que parece haber poco tiempo, la única esperanza de hacerle conocer el mensaje a cada criatura, es enseñar al nativo a alcanzar al nativo. Desde el polo norte a las selvas del Amazonas, hemos comprobado que éste es el método de Dios. Es económico y funciona. La Escuela es estrictamente un instrumento de instruir y enviar, pues nuestro propósito en cada nación es constituir iglesias nuevas y fortalecer las que existen.
Cooperación y ayuda del cuerpo local de Cristo.- La Escuela es puesta en un país en cooperación con las iglesias locales, no lo hacemos por propósitos personales; trabajamos con las iglesias existentes. Ése es el plan de la Escuela: ayudar a todas las denominaciones e iglesias independientes a alcanzar a su nación para Cristo. Esas iglesias que tienen una visión de sembrar iglesias nuevas nos envían alumnos a los que educamos para ser pastores de esas iglesias. Si el estudiante viene de Asamblea de Dios, Iglesia de Dios, o independiente, saldrá de la escuela para plantar otra Asamblea de Dios o Iglesia de Dios, o iglesia independiente. La Escuela es totalmente gratuita para el alumno, esto incluye: el cuarto del alumno, estadía, comidas, certificado y libro, con TODAS las clases enseñadas. Esto es posible gracias a la generosidad de las iglesias, y personas que ayudan a llevar esta carga. Es difícil para muchos creer que la Escuela sea gratis… «De gracia recibimos, damos de gracia». Si usted es el pastor de una congregación (más allá de los títulos), también el costo de su pasaje ida y vuelta es cubierto por la Escuela. El único compromiso de la iglesia local es enviar alumnos que están en el momento pastoreando, o que estén llamados a tal ministerio. La Escuela no se compromete en comprar propiedad o edificios para iglesias. La Escuela permanecerá en un país siempre que sea financiera y espiritualmente provechoso. Cuando la Escuela termina, los materiales quedarán con las iglesias locales para que continúen ellos el trabajo.
Vida, sólo de la Vida.- Desde el primer hasta el último día de la escuela, se enfoca a los alumnos a conocer a Cristo, a entender que ser lleno del Espíritu Santo y caminar en el Espíritu es la respuesta a todo, y que ser lleno del Espíritu de Verdad es tener a Aquél que es la Verdad, viviendo activamente dentro de ti. Por eso, ser guiado por el Espíritu le da significado al testimonio de Pablo: «Todo lo puedo en Cristo…»