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Lección 4.- ¿Qué Es La Fe?

Lección 4.- ¿Qué Es La Fe?

 

Es imperativo que tú conozcas la respuesta a esta pregunta, porque Dios dice que lo que no procede de fe es pecado. Y el libro de los Hebreos dice: “El que se acerca a Dios, crea que le hay”. Lo que no es de la fe, es pecado. El que se acerca a Dios debe creer que Dios es. Sin fe, dice el libro de los Hebreos, es imposible agradar a Dios.

En Santiago 5: 14-15, vemos que: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará”.

En Hebreos 11: 1 dice, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Primeramente, establezcamos lo que no es fe. Fe no es una convicción absoluta de victoria. Cuando los tres jóvenes hebreos estuvieron en la presencia de Nabucodonosor, él les dijo a ellos, “si ustedes doblan sus rodillas, no serán echados en el fuego, pero si no, lo serán, y, ¿quién es el Dios que los librará del fuego?” Ellos le dijeron rápidamente, “no sabemos si Dios nos librará o no”. Esto es, ellos no estaban absolutamente seguros. Pero sabían una cosa, no doblarían su rodilla al ídolo. Pedro y la gran pesca, por ejemplo. Recuerda, pescaron toda la noche y no obtuvieron nada. Al regresar, Jesús estaba en la orilla y les dijo que pongan la red al lado derecho. Pedro dijo, “hemos pescado toda la noche y no hemos obtenido nada; conocemos estas aguas. Sin embargo, por tu palabra lo haré”. Y obtuvieron una red rompiéndose llena de peces. Tú ves, no es siempre seguridad absoluta, que lo que absolutamente tú quieres, va a ser. No es un sentimiento especial alto o bajo. Fe es vivir lo que crees.

La fe de aquellos jóvenes hebreos encarando ese horno de fuego, no tenía nada que ver con ser liberados de ese fuego. Su fe era vivir lo que ellos creían. Estuvieron allí solos, pero aún tenían la Palabra de Dios, y esa Palabra decía, “no tendrás otros dioses delante de mí”, y su fe demandó que no se inclinaran. Vivieron su fe. Dios los liberó del fuego. Esta es la forma en que funciona. Pedro y Santiago fueron puestos en la cárcel por la misma razón, predicar la Palabra de Dios. A Santiago le cortaron la cabeza la noche anterior. Estaban esperando el siguiente día, y le iban a sacar la cabeza a Pedro, también. Pero mientras tanto, los ángeles vienen y liberan a Pedro. No fue la fe de Pedro que trajo a los ángeles. La fe de Pedro simplemente dijo, “si me dejan libre predicaré otra vez”. En cuanto a Santiago, Dios estaba listo para traerlo a casa. Pedro no lo estaba. Y en un acto soberano, Dios liberó a Pedro. Pero la fe sólo fue que ellos vivieron lo que creyeron.

La palabra “fe” traduce una palabra griega que es axiomática, significando “es auto evidente”. Una vez que tú te das cuenta de su significado, entonces no es ambigua. La palabra siempre significa la misma cosa, y fue auto definida. Fe es un acto basado en una creencia. Un acto que es sostenido a través de una confianza motivada. Cualquier cosa que no llega a esto, no califica. Una acción, esta es la roca de fundamento, la roca del mismo principio. Ninguna fe existe hasta que la acción empieza. En tu vida hay luz. Y a menos que tú estés deseoso de pararte en lo que tú crees que es de Dios para tu vida, no habrá luz. Esa luz es la acción de la fe. Acción es la línea de base, acción sin la cual no hay fe, acción energizada y sostenida por creencia y confianza. Nota que la fe envuelve la mente, el corazón y la confianza, y la confianza tenaz de continuar la presión, y la voluntad de efectuar la acción. En lo abstracto, la fe pudiera tener muchos objetos. No diré nada más importante que esto que estamos tratando de esclarecer en este capítulo.

Lo diré una vez más. Nota que, en lo abstracto, la fe podría tener muchos objetos: La fe en la acción misma, fe en “fe”, fe en “confesión positiva”, fe en “pensamiento positivo”, fe en la fe de otro. En lo abstracto, la palabra “fe” hasta los días del Nuevo Testamento envolvía un creyente. El sujeto involucraba el acto de creer, y tu podías tomar tu objeto, y elegirlo. Pero cuando Dios mandó su Palabra, El dijo, “yo voy a tomar esta palabra fe, y hacerla mía. Voy a buscar creyentes que realizarán el acto de creer”. Pero Dios permitirá solamente un objeto que califique. Y ese objeto es Dios y su fidelidad a Su Palabra. Nada más calificará como objeto para la fe de Dios. La fe debe actuar sobre esto. Dios tomó arbitrariamente la palabra fe del lenguaje griego y la hizo suya.

Toda otra acción de creer, algún otro podría llamarla fe, pero es fe en “fe”, o fe en “sí mismo”. Sólo hay un objeto que Dios dignificará con la palabra “fe”. A cualquier otro objeto Dios le pone la pequeña letra “a” en frente de éste, que invierte la acción y lo llama “Apista”. La palabra “pista” es traducida: fe. Cuando la “a” está en frente de ésta, entonces “Apista” significa “sin fe”. “Apista” podrá tener todos los valores pragmáticos. Puedes estar feliz, bien, tener buena auto-estima, pero Dios dice que no es fe, es “Apista”, significando “fe separándose de Dios.”

El fundamento básico del universo es la Palabra de Dios. Esta es la promesa de la fe. Hebreos 11: 3 dice: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios”. Dios habló, y la nada llegó a ser el todo. De “la nada”, la Palabra de Dios habló a la existencia todo. Este es el fundamento de la fe. “Dios no es hombre, para que mienta…” (Números 23: 19). “El que se acerca a Dios crea que le hay…” (Hebreos 11: 6). Si Dios pudiera mentir y lo hiciera, el universo caería.

Cuando Dios creó a Adán, lo puso en el huerto; sus palabras a Adán fueron estas (hablando del árbol en ese jardín del conocimiento del bien y del mal) “El día que de él comieres, ciertamente morirás”. Esa fue la Palabra de Dios a Adán. Seis mil años después de esto, el hombre aún esta muriendo. No sé dónde vives, pero te puedo decir que hay un cementerio ahí. Dios dijo al hombre hace 6,000 años, “en el día que tú comas de él, morirás”. Desde ahí el hombre ha estado muriendo. El diablo le dijo al hombre que Dios le mintió, “Tú no morirás; tú vendrás a ser como Dios”, y seis mil años después el hombre todavía no es como Dios.

Hemos tomado la palabra “fe” en el Nuevo Testamento, y hemos tomado una palabra parcial y aplicamos el verbo “creer” al funcionamiento de lo que probablemente debería ser llamado “ejercer fe”. Entonces producimos gente que se sienta ahí y cree y nunca actúa. La Iglesia está llena de esta clase de gente. He dicho a través de toda esta serie de capítulos, que la Iglesia Pentecostés está llena de gente que la Biblia llama cizaña. Se sientan, van a través de la emoción de creer, y nunca actúan. La tragedia es que piensan que realmente están “ejerciendo fe”, y si tú solamente pudieras ser salvo por fe, estás engañado y hechizado con una actividad que no te salvará, y la Iglesia está llena de esta clase de gente.

La otra terrible tragedia es que hemos hecho de la fe un producto. “Guarda la fe, hermano”. Y hemos enviado un montón de basura llamada tradición a un carruaje de basura mental; hemos memorizado y luego le agradecemos a Dios que hemos sido fieles a la fe. Sacamos nuestras armas del evangelio, disparando a cualquiera que perturbe esta pequeña cantidad de basura mental, porque mientras no sea perturbada, no tenemos que trabajar. Le hemos robado a la fe su significado. La “fe” era un acto basado en una creencia, y hasta que Dios decidió sacarlo del ámbito del lenguaje y hacerlo suyo, cualquier acto, basado en cualquier creencia, apoyando cualquier seguridad, calificaba como fe.

Pero Dios dijo que sólo hay una cosa que dignificará la palabra para que sea llamado fe, y es una acción basada en la palabra de Dios, la creencia de que cuando Dios, dice algo, El lo hará. La fe actúa como si lo que dijo Dios es verdad, y es desafiante a todo aquello que la contradiga. Dios dice que eso es fe. La fe es una acto basado en una creencia, apoyado por una seguridad de acción continua que si Dios lo ha dicho, Dios lo hará. Esto es lo que la fe dice que es, y la fe es definida por todo lo que contradice esto. Dios dijo eso es fe. Cualquier otro acto basado sobre cualquier otra posición de apoyo que lo que Dios ha dicho, viene a ser “Apista” Eso es, fe yendo en la dirección incorrecta.

Nota: La acción basada sobre la palabra de Dios, apoyada por la seguridad en acción continua, que cuando Dios dice esto, El lo hará, es la sustancia de las cosas que se esperan. ¿Qué son las cosas que se esperan? Lo que Dios dijo que El haría. ¿Qué mas? Una acción; cuando tú ves lo que Dios ha dicho, eso da esperanza. Comprende esto: “Para siempre, Oh Dios, permanece tu palabra en los cielos” (Salmos 119: 89). Ahora junta eso con:. “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6: 10).

La Palabra está por siempre establecida en el cielo. Y ahora se nos enseña a orar que lo que ya está establecido en los cielos sea real aquí en la tierra. Así que la fe verdadera empezará actuando como que todo lo que está establecido en el cielo va a operar aquí en la tierra. Al minuto de empezar esa acción, esa acción apoyada por creencia y seguridad en la Palabra de Dios, que El lo hará, llega a ser la sustancia de lo que se espera. Vamos a ver correctamente lo que “sustancia” significa, y cada palabra aquí trae su propio significado. Los traductores de Reina Valera tenían miedo de usar la palabra “transubstanciación”. La fe es una acción basada en la creencia y seguridad que cuando Dios dice algo, El lo hará. Esta fe transubstancia las cosas que se esperan. La transubstanciación es un cruzado.

En la santa cena los católicos creen que el vino y el pan se convierten en la sangre y carne de Cristo. Esta es la base de donde obtenemos la palabra “hocus pocus” (modismo similar a “abracadabra”). Tal milagro no ocurre. Permanece como siempre se destinó a ser, un emblema. Si ese milagro ocurriera, el vino llegaría a ser sangre, y el pan llegaría a ser carne instantáneamente. La acción de fe de la que se habla en Hebreos puede ser instantánea y milagrosa. A veces los actos de fe son como eso: un milagro ocurre instantáneamente. Pero usualmente, es prolongado. De hecho, en algunas de las vidas de fe empezó en una vida y fue terminado por otras vidas. Lo que este versículo clama es que, mientras esta fe está siendo expresada, esto es, la acción de creer continuamente, tanto como la fe es mantenida, el proceso de transubstanciación está ocurriendo.

¿Qué es esperanza? Es cualquier cosa que está establecida en los cielos cruzando al tiempo. La sustancia de la realidad del cielo está cruzando el tiempo, y está llegando a ser lo que el cielo dice que es. El griego pragmatiza a la fe como las cosas que no se ven. Estoy enfermo. Dios promete sanidad. Pragmatizar es una acción verbal que literalmente significa obrar en el mundo visible lo que antes no era visto. La fe, un acto basado en la palabra de Dios, apoyado por la seguridad de una acción continua, empieza una transubstanciación de las cosas que se esperan. Empieza una obra pragmatizadora en la escena del mundo visible de lo que no es visible.

Fue esta clase de acción basada en la palabra de Dios encarando cada circunstancia la que causó que los ancianos del Antiguo Testamento obtengan un buen reporte. Mira Romanos 4: 11, “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?” No mucho, porque si Abraham fue justificado, esto es, tratado por Dios como si fuera justo delante de Dios por sus obras; si sus obras lo hicieron como Dios, tendría motivo para gloriarse; no delante de Dios, porque Dios le conocía. Pero, ¿qué dicen las Escrituras? Abraham creyó a Dios. El continuó creyendo a Dios en esperanza contra esperanza; la acción que transubstanció la esperanza, esa acción que pragmatiza las cosas no vistas. Abraham mantuvo esa acción, y esa acción creyente fue contada a El como justicia.

Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como muerte. Tú tratas de obrar para ser justo, y tu recompensa será medida en términos de lo que llegues a ser. Dios dijo que en justicia emana la vida. Así que si tu justicia es tu propio producto, entonces se te paga la deuda que Dios te debe. La deuda es simple: tú estás corto, y al estar corto en perfección, la pena es muerte. Dios trata al impío como si fuera piadoso. El que no obra, pero cree en El, es (Romanos 4:5) justificado por su fe. La fe de esta persona le es contada a él como justicia. Tú no puedes ser perfecto, pero puedes tener fe.

La mínima pérdida de la marca, cuando la perfección es el camino por la que entras, te excluye. La mínima expresión de fe hace la conexión donde Dios puede dar justicia como Su dádiva. Cuando tú la tengas, serás limpio y santo. Dios justifica al impío. Esto no significa que Dios no afectará tu estilo de vida. Dios pone Su Espíritu en nosotros como un don. Esto es Su vida; ésta es Su sustancia, y Su sustancia literalmente pasa a nosotros y nos lleva a la vida. Esta es Su promesa, fe. La perfección simplemente no es obtenible plenamente, pero la fe lo es.

La moneda en el cielo será la fe tratada en el fuego, siendo mucho más preciosa que oro, como tratado por fuego. El cielo es aspirar eterno en obtener lo que Dios quiso que el hombre tuviera y fuera cuando El lo hizo. Cualquiera que fueran los planes de Dios, Satanás los postergó, y él hombre los postergó aún mas lejos en su caída. Dios está simplemente con la nueva creación preparando el escenario para hacerlo todo otra vez, pero con gente cuya fe es tratada en el fuego, que confiarán en El.

La fe sacada de la tontería de la tradición es emocionante. Dios, que nos dio esta naturaleza, no es capaz de existir sin significado ni propósito. Dios pondrá Sus deseos en nosotros. El cielo es lo que Pablo dijo que era; el principio; como el barco justo saliendo del muelle. Estamos en la nueva creación, pero la mayor parte está delante de nosotros. Si no hay eternidad, entonces tú o yo somos tontos en ser cristianos, pero si la eternidad existe, es una locura no prepararnos para ella. Todo lo que obtengo viene de Dios. Dios te da la capacidad de tener riquezas. “Aquel a quien el Hijo libertare, es libre”.

Dios dio quince toneladas de pan cada día a Israel. El dijo: “a cambio, cocínenme doce tortas cada semana”. Pero esa gente incrédula dejó de hacerlo y perdió todo. Dios nos da el principio, luego añade la promesa de lo que El hará por nosotros si nosotros obramos conforme al principio. Estos son los medios por los que vivimos y obtenemos, si le pagamos a El Sus primeros intereses, el diezmo. El no solamente nos da la promesa, que crea la oportunidad para nosotros de poner la fe en acción en el más simple y ordinario comportamiento de la vida, (esto es, que hacer con nuestro dinero) sino que El transubstancia esto en recompensas eternas que se multiplican. La razón por la que la silla de juicio de Cristo es el último evento en la historia, esto es, justo antes de entrar a la eternidad, es porque las recompensas son multiplicadas hasta el fin. Por ello, Pablo se está enriqueciendo hasta ahora.

No hay ningún lugar en el mundo que esto sea más real que en la eternidad. El rico se vuelve más rico, el pobre se vuelve más pobre. Pablo es rico. Rico en fe, enriqueciéndose cada día, porque cada vez que alguien predica de las escrituras de Pablo y sus vidas son tocadas, Dios añade más a esa cuenta. Pablo estuvo en prisión y creyó a Dios, Roma parecía no escuchar, pero las riquezas de su recompensa se expandían en la eternidad mientras estaba en la cárcel.

Como los cristianos filipenses, la recompensa de apoyar un ministerio que ha traído vida a tí, sigue multiplicándose hasta que Jesús venga. No hay ninguna otra forma que Dios haya dado para guardar más tesoros en el cielo y para conseguir las riquezas que seguirán multiplicandose por todo el tiempo, como el traer el diezmo y ofrenda continuamente a los pies de Dios. Satanás ha entrado y torcido esto en la Iglesia, convirtiéndolo en una cosa degenerada que trae vergüenza a Dios. Gracias a Dios por los Filipenses. La carta a los Corintios dice que si tú no tienes para dar, pero si el deseo está ahí, Dios ve el corazón y lo conoce. La fe es una acción basada en una creencia, apoyada por una seguridad de una acción continua, que si Dios lo ha dicho, Dios lo hará. Esto nos trae al final de otro capítulo de la Fe. Espero que Dios haya enriquecido tu vida.

 

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