“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis…? …así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.” (Romanos 6:16,19)

Lo siguiente fue escrito por un santo de Dios cuando fue revivido después de haber aparentemente fallecido y yacer como muerto por horas. “He estado en la presencia del Varón que murió por mí. Regresar a cosas terrenales y no ser un sacrificio vivo para Él sería una agonía indecible. Les encargo, hijos de Dios, que aún andan por los caminos terrenales, por las inefables riquezas de Su amor ahora vistas, que no retengan ni un gramo de tesoro, una joya de talento, un átomo de fuerza, un momento de tiempo, un impulso de amor.

Miren qué transformación la gracias de Dios puede obrar en una vida rendida, y sepan con seguridad que Él está listo para traer tales a las vidas de ustedes cuando estén rendidos a Él. El poder que anhelan, la separación del mundo para su Señor, la comunión próxima y consciente con Él, el celo por el servicio y el sacrificio, encontrar su propio lugar y sendero de servicio destinado por Dios, el gozo y la paz, y la bendición más allá de tus sueños más tiernos, todo esto inundará tu vida a través del canal de la rendición”.

¿Quién pues, está dispuesto a responder Su llamada,
A seguir a su Maestro y consagrarlo todo,
Dejar el mundo, sus placeres y pecado,
Traer talentos o tesoro, y darle todo a Él,
Dejando casa y comodidad, teniendo todo por pérdida,
Rindiendo todo en el altar, y tomar la cruz,
Ambiciones y placeres, atractivos y alegres,
Para consagrarse por entero, y hacerlo hoy? -Alfred Easterbrook- Desconocido

Cuando nos reunamos como uno, reconociendo a Dios como más importante que uno mismo individualmente, y ceda mi vida totalmente sin reservas, entonces me convierto en incubadora del divino reino de Dios. La vida explosiona. –B.H. Clendennen – La Escuela de Cristo- [1922-2009]