
Devocional para Hoy! – 27 de Julio
«El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.” (Apocalipsis 21:7)
En días pasados, todo lo que pertenecía a Isaac se convirtió en posesión de Rebecca porque Isaac era de ella. Así el Señor está revelando a los hijos de la Redención, que todas las cosas que pertenecen a Cristo son puestas a disposición de la Novia. «Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.» (1 Corintios 3:21-23)
A lo largo de toda la eternidad, el Señor va a exhibir la novia en toda la gloria y la belleza con la que Él la ha dotado. ¡Pero esa belleza será sólo el reflejo de la Suya! Principados y potestades en el ámbito espiritual contemplarán la consumación perfecta y completa del plan divino, lograda por medio de Jesús ¡y comprada en el Calvario! ¡Misterio de misterios! ¡Seremos semejantes a Él porque le veremos tal como él es! Todo lo que pertenecía a Isaac pertenecía a Rebecca cuando ella se convirtió en parte de él.
Eso era testimonio de tipo. Pero hoy en día, escuchamos el testimonio del Espíritu. Contemplamos la gloriosa verdad. Él habla de la gloria y la belleza de Cristo, la plenitud de Cristo, la gracia de Cristo. Proclama la vasta extensión de sus riquezas, y Jesús proclama: «¡Todo lo mío es tuyo!» -Charles S. Price- “The Revelation of the Mistery (La revelación del misterio)» The Golden Grain Vol. 31. Nº 8, enero de 1957. [1887-1947, predicador, imprimía una revista]
El desafío supremo a la fidelidad de la Iglesia, a su ministerio, a su vocación, es si sus condiciones dan verdadero testimonio de que no ha sido vencida por la muerte espiritual. Tenemos que hacer una aplicación individual también aquí, porque lo que estamos diciendo se aplica a nosotros en forma individual, como también colectivamente. No es posible para todos nosotros tener la ventaja de una comunión colectiva de pueblo de Dios. Algunos tenemos que vivir en lugares en los que estamos muy solos. Sin embargo, esta palabra es para nosotros. El Señor ha ordenado que Su pueblo, ya sea que pueden reunirse con todas las ventajas que tiene hacerlo, o se dispersan y están aislados, tendrán en ellos el poder de la vida para trascender el poder de la muerte. Esta es la voluntad de Dios. Si eso es lo que se revela como la voluntad del Señor, admitamos primero la posibilidad de su realización. Entonces, tras aceptar el hecho de que es posible, los que constituimos la Iglesia, afirmémonos en ello, aquí y ahora. -B. H. Clendennen-La Escuela de Cristo- [1922-2009]