
Devocional para Hoy! – 29 de Julio
«…el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12)
¡Estamos asombrados ante la Presencia de Jesús, el Nazareno! Nos preguntamos cómo nos podría amar en todo nuestro pecado e iniquidad… ¡Ay! ¿Qué es el hombre? Míralo por donde sea y vemos sólo fracaso. En el Edén, fracasa; en la Iglesia, fracasa; en Canaán, fracasa; en presencia de la dicha y la gloria milenaria, fracasa, ¡fracasa en todas partes y en todas las cosas!
No hay ninguna cosa buena en el hombre. Aunque sus ventajas sean tan grandes, sus privilegios siempre tan vastos, su posición siempre tan deseable, él sólo mostrará fracaso y pecado. Sin embargo, la gracia divina ha cubierto todos los pecados del penitente y ha vestido su persona con un manto inmaculado de justicia. No es de extrañar que las cosas de las que hablamos no se puedan alcanzar por nosotros mismos. ¡Fuera de la gracia no podemos conocerlas, y no podemos entenderlas fuera de la gloria de su revelación!
Entonces, ¿qué podemos hacer? ¡Nada, sino tener hambre! Nada, sino desearle. Nada, sino estar dispuesto a ser separado del mundo. Es cierto que no podemos separarnos, pero si estamos dispuestos, Él nos separará.
No encontramos la luz; Él la da. Él nos da su paz. Él nos da su alegría. Él nos da su libertad. Él nos da su liberación. ¡Él será nuestro todo en todo! ¡No solo mañana, sino ahora! -Charles. S. Price- [1887-1947, predicador, imprimía una revista]
«La fuerza del hombre fuerte para trabajar por Cristo,
La habilidad ferviente del predicador,
A veces deseo, pero, aún mejor,
Ser justo lo que Dios quiere».
-Desconocido-
Podemos decir que el propósito de Dios es que vendrá un tiempo en que Él tenga una vasija en la cual y a través de la cual su gloria resplandezca a este universo. Lo vemos explicado en el caso de la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios, su luz semejante a una piedra preciosísima, como si fuera una piedra de jaspe, diáfana como el cristal. “¡Teniendo la gloria de Dios!” Ese es el fin que Dios tiene en mente para su pueblo; ser en sentido espiritual, para su universo de inteligencia espiritual, lo que el sol es a este universo; que incluso las naciones caminarán a la luz de ella, sin necesidad de sol, ni de luna, porque no hay noche; y eso sólo está diciendo que Dios quiere tener un pueblo lleno de luz: “la luz del conocimiento de la gloria de Dios”. Ese es el fin, y Dios comienza a moverse hacia ese fin inmediatamente al nacer un hijo suyo desde arriba. Por ese mismo nacimiento, un nuevo nacimiento de lo alto, se dispersa la oscuridad y la luz irrumpe. -T. Austin Sparks- The School of Christ (La Escuela de Cristo). Capítulo 5 «The Light of Life (La Luz de la Vida)»