
Devocional para Hoy! – 09 de Agosto
«Así que la muerte actúa en nosotros, pero la vida en vosotros.» (2 Corintios 4:12)
Pocas personas en la historia han hecho alguna vez realmente a Jesús su Señor. Es decir, pocas personas han vivido que hayan vivido sólo para Él. Los que le han hecho Señor han sido responsables de cada avivamiento en la historia de este mundo. Tales personas son invencibles. No se los puede molestar, ellos ya están muertos. «Cada día muero», dijo el apóstol Pablo. Personas de tiempo parcial son de muy poco valor para Cristo o del mundo. La historia ha sido escrita por hombres que vivían por una «causa.» Gengis Kan, Hitler, Mahoma, Alejandro Magno, eran hombres que tenían un propósito para vivir. Satanás era su señor. Para aquellos hombres, vivir era para Satanás vivir. Mira hacia atrás a través de la historia. Lee las biografías de los hombres que han afectado a la historia, no fueron divididos en su pensamiento y acción. El testimonio de Pablo era: «una cosa hago.»
Jesús dijo: «Yo tengo autoridad para dar mi vida.» Autoridad de morir. Sólo con la autoridad para morir viene la autoridad para sanar. El testimonio de Pablo fue: «… La muerte actúa en nosotros, pero la vida en vosotros» (2 Corintios 4:12). De la muerte llegó vida. Jesús fue para el Padre lo que fue el Tabernáculo del Antiguo Testamento; «Cubierta de Dios.» Jesús caminó sobre la tierra como la carpa de piel de Dios. Su testimonio era simple. «Yo no hago nada, excepto lo que mi Padre hace.» «…El que me ha visto, ha visto al Padre…» (Juan 14:9). La iglesia tiene que ser para Jesús lo que Jesús fue para el Padre; sin voluntad propia; existe sólo para la vida dentro de nosotros. «Para mí el vivir es Cristo…» debe ser nuestro testimonio. «Como él fue en este mundo, así somos nosotros.» Nuestro único objetivo es ser su cuerpo, el vehículo de expresión. «Os ruego, por tanto, hermanos, por la misericordia de Dios, que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional» (Romanos 12:1). -B. H. Clendennen- La Escuela de Cristo – [1922-2009]
«Elige tú el camino que lleva
a la muerte y el dolor;
Familiarízate a diario con el
desprecio y la pérdida;
Déjalo y elige que será fruto y la ganancia,
Su propio intérprete de cada cruz;
Recuerda nadie puede predicar
al Cristo que murió
Sino el que con su Señor está crucificado».
-Autor Desconocido-