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Devocional para Hoy! – 20 de Agosto

«y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos…” (Efesios 1:19)

En la frase «nosotros los que creemos», pocos comprenden el pensamiento principal de «creer». Tiene un doble significado, lleno de profunda importancia. En inglés, es resultado de combinar dos viejas palabras anglosajonas: «ser» (be: vivir o existir), y «Lifan,» (lieve: transmite el pensamiento de un acuerdo.) Por lo tanto, creer, en inglés, significa literalmente «vivir de acuerdo con» alguna cosa.

Estamos acostumbrados a considerar la «creencia» como aquiescencia simplemente mental, con un poco de verdad en particular; pero su raíz nos lleva a la acción. Lo que la mente acepta, la voluntad debe obedecer. Así, nosotros no creemos en verdad a menos que nuestra convicción se manifieste en nuestra vida. De esta manera, «creer» viene a la par con su gran sinónimo, la «fe», que, en su sentido más profundo, significa no sólo tener confianza en una persona, sino manifestar que la confianza por compromiso práctico.

¿Creemos que Dios «nos dio vida juntamente con Cristo, y con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús?» Si creemos, nuestra reacción será fervorosamente: «Señor, yo acepto tu palabra de gracia. Yo creo que Tú lo has hecho en mí. En fe humilde yo ahora tomo mi asiento en los lugares celestiales con Cristo Jesús a tu diestra. Enséñame a cumplir este sagrado ministerio, y la forma de ejercer la autoridad que Tú has confiado a mí. Entréname día a día que yo llegue a la plena estatura del hombre perfecto en Cristo, para que en mí Tu propósito de las edades se cumpla. Amén».

Si estamos caminando en el Espíritu, nuestra vida normal está en los lugares celestiales. Para asegurar la conciencia de esta, debe haber la aceptación diaria de ese hecho. Nosotros, mañana por mañana, como uno de los actos de culto, tomemos nuestro asiento con Cristo (como se sugiere en el párrafo anterior) y retornemos las gracias a Dios por todo lo que implica. Recordémonos a menudo que estamos sentados encima de todos los poderes del aire, y estos están en sujeción a nosotros. A medida que nuestra fe aprende a utilizar el nombre y la autoridad de Jesús, encontraremos las fuerzas espirituales que producen obediencia en formas que nos sorprenderán. A medida que continuemos cumpliendo cerca de Él, nuestras oraciones por el avance del Reino serán menos y menos peticiones, y cada vez más manifestarán el ejercicio de una autoridad espiritual que no conoce fronteras nacionales, que sin miedo une las fuerzas de la oscuridad en cualquier parte del mundo. -Rev. J. A. MacMillan- The Authority of the Believer La Autoridad del Creyente. Wingspread Publications, 2007. [misionero en China y Filipinas]

De un conocimiento muy íntimo con D.L. Moody, me gustaría dar testimonio de que era mucho más un hombre de oración que predicador. Una y otra vez, se encontró con obstáculos que parecían insuperables, pero él siempre sabía la manera de superar todas las dificultades. Él sabía la manera de dejar pasar todo lo que necesitaba dejar a pasar. Él sabía y creía en lo más profundo de su alma que nada era demasiado difícil para el Señor, y que la oración podía hacer cualquier cosa que Dios puede hacer. -Reuben Archer Torrey – [1856- 1928, un evangelista estadounidense, pastor y escritor]

 

 

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