“que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” (1 Pedro 1.5)

La consagración no es algo religioso egoísta. Si termina siendo así, dejó de ser consagración. Queremos que nuestras vidas sean guardadas, no para que nos sintamos felices, y seamos salvos de la consiguiente angustia de vagar, y obtener el poder con Dios y el hombre, y todos los demás privilegios ligados a ella. Tendremos todo esto debido a que lo menor está incluido en lo superior; pero la verdadera suma, si el amor de Cristo nos constriñe, será mucho más que esto.

No es para «mí» en absoluto, sino para Jesús; no es por mi seguridad, sino para Su gloria; no es para mi comodidad, sino para Su gozo; ¡no es para que yo pueda encontrar descanso, sino para que vea el trabajo de Su alma y esté satisfecho! Sí, por Él quiero ser guardado; guardado para Su causa, guardado para Su uso, guardado para Su testimonio, guardado para Su alegría, guardado para Él, para que en mí, Él pueda manifestar un poco del brillo de Su vida y belleza, guardado para hacer Su voluntad y Su obra, a Su manera; guardado, puede ser, para sufrir por Su causa, guardado por Él para que Él pueda hacer precisamente lo que bien le pareza conmigo, guardado para que ningún otro Señor tenga ningún dominio sobre mí, sino que Jesús tenga todo lo que hay que tener, no dividido ni disminuido por cualquier otra reclamación. ¿No es esto, oh ustedes que aman al Señor, no es esto por lo que vale la pena vivir, vale la pena pedir, vale la pena confiar en Él? —Frances Ridley Havergal- Kept for the Master’s Use (Mantenido para el uso del Maestro). Filadelfia: Henry Altemus, 1895. {Dominio Público} [1836-1879, escritor devocional, poeta, escritor de himnos]

Oh tú amado hijo de mi deseo,
Si yo te guío por verdes valles,
Por aguas de reposo,
O a través del fuego,
O te acuesto en silencio bajo la nieve,
En cualquier clima, y donde quiera
Nubes pueden reunirse,
El viento puede soplar
¿Me amarás, confiarás en mí? ¿Me alabarás?

Ningún pájaro galante, oh querido Señor, soy yo,
Que en cualquier lugar, en cualquier clima,
Canta al levantarse;
Humilde permanezco.
Y sin embargo, no puedo temer, porque
voy a elevarme,
Tu amor me dará alas, Salvador bendito;
Así que yo respondo: Adoro,
Te amo, confío en ti, te alabo.
—Amy Carmichael— «In Acceptance Lieth Peace (En Aceptación Yace Paz)» [1867-1951,
misionera a la India-sirvió allí 55 años sin licencia, cristiana protestante, autora]