“Suba mi oración delante de ti como el incienso…” (Salmo 141:2)

A lo largo de las Escrituras, el incienso se utiliza como símbolo de la oración. En el templo, el incienso se encendía por brasas de fuego del altar del sacrificio que se encontraba en el atrio exterior. Cada mañana y cada tarde el sacerdote oficiante, después de la ofrenda, traía brasas del altar al santuario, y las ponía en el altar del incienso… Es la oración eficaz del justo que puede mucho.

¿Vives donde Dios responde a la oración? El carácter es poder en la oración. Si queremos el poder de Cristo debemos aproximar su carácter. La oración en el nombre de Cristo es difícil de ofrecer. Se requiere de mucha disciplina y vigilancia. Excluye toda voluntad propia y egoísmo…

Aquí está el secreto de los corazones fríos y oraciones frías. Recuerda que antes de que la nube se levantara, el incienso debía estar encendido. Y los carbones que encendían el incienso y enviaban la nube al cielo venían del altar del sacrificio. La razón por la que nuestros corazones y oraciones están tan fríos y sin vida, y no se levantan más alto que nuestras cabezas, es porque hemos dejado de visitar el altar del sacrificio. Nos hemos negado a morir.

Hay un sinnúmero de llamadas sobre nosotros constantemente para sumisión más profunda de nuestra voluntad, para abandonar más profundamente nuestros deseos, gustos, ambiciones y aspiraciones. Negarse a permanecer en la cruz, quitarse uno mismo del altar del sacrificio, afirmar o reafirmar nuestra propia vida, todo esto aflige el espíritu de oración, y deja a nuestro corazón frío y nuestros espíritus inmovilizados. La nube de incienso no sube porque el incienso no ha sido encendido… y el yo mata el verdadero fervor.

Debe haber estaciones definidas y frecuentes de oración. El incienso debe ser encendido periódicamente si ha de ascender continuamente, lo que significa que la oración debe ser difundida a través de toda la vida y toda la vida debe ser la oración. Nadie puede vivir de la oración sin horarios declarados de oración. Cristo se levantaba temprano y salía a la montaña para orar. A menudo pasaba noches enteras en oración. —Paul Billheimer – [Autor, ministerio de tiendas, instituto de la biblia, escuela secundaria cristiana, escuela de día cristiana, y estación de televisión cristiana]

“Señor, enséñanos a orar; orar en voz más alta, y orar más tiempo, por el dulce regalo del fuego, Para venir a tu corazón, con sus torbellinos de gracia”. —Frederick W Faber- “Desire of God (Deseo de Dios)” [1814-1863, escritor de himnos británico, teólogo]