«Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13)

Ahora bien, si Dios es el Dios de la esperanza, entonces miremos hacia adelante con esperanza y alegría a las cosas del futuro ciertas y gloriosas. Entonces el santo de Dios que está abatido y deprimido está rindiéndose a un espíritu directamente opuesto a Su voluntad, la cual es que cada uno de nosotros rebose de esperanza.

Algunos tienen contentamiento si se limitan a encontrar el camino de la salvación por la fe en la sangre de Cristo. Ellos son muy dados a hablar de ser «salvados por la gracia,» pero no están muy ejercitados sobre la vida santa. Una segunda clase de creyentes se convierte en profundamente ejercitada para una vida de «victoria sobre el pecado». Estos, por supuesto, si reciben instrucción correctamente, aceptarán el hecho maravilloso de que murieron con Cristo, y ahora están en terreno de resurrección. Son liberados del pecado y de aquella que dio al pecado su poder: la ley. Una tercera clase va más allá, al duodécimo capítulo de Romanos, y entra en el verdadero servicio cristiano mediante la presentación de sus cuerpos en sacrificio vivo a Dios. Descubren de esa manera la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios para ellos con cualquier medida de fe que Él pueda dar, y para cualquiera que sea el regalo o servicio peculiar al que Él pueda llamarlos.

Pero aquí, en esta gran fuente de agua en el capítulo 15, versículo 13, nos encontramos con una vida cada hora y cada día llena «de todo gozo y paz en el creer, para que abunde en esperanza», ¡es el estado moral de todos los que están en Cristo! No nos servirá hacer excusas para nosotros mismos. ¡Dios es el Dios de la esperanza! Su anhelo es que tú y yo nos llenemos de todo gozo y paz si nos limitamos a ponernos en marcha y creer. Otros dignos como lo hemos creído. Nunca seremos «más dignos» de creer. «Esta pobre tierra es un buque naufragado», solía decir el Sr. Moody. El hombre está a la deriva en la noche, y el juicio se acerca. ¡Tanto más, entonces, el Dios de esperanza OS LLENE de todo gozo y paz en el creer, para que ABUNDÉIS en esperanza!

Muchos atesoran sus dudas, incluso aduciéndolas como prueba de su humildad, lo cual es triste. Como Charles F. Deems solía decir: «Cree tus creencias y duda de tus dudas; la mayoría de las personas creen sus dudas y dudan de sus creencias». Tú puedes creer. ¡Qué maravilloso estar entre los (tristemente pocos) creyentes que están llenos de todo gozo y paz, y que abundan en la esperanza! Podemos entrar en el beneficio de la oración de bendición de nuestro gran apóstol Pablo en esta materia. Pablo anhelaba, oraba, y tenía oración eficaz, incluso por «los que no habían visto su cara en la carne», y podemos suponer que Dios responderá a esta, su poderosa oración de fe, en nuestro nombre. ¡Nuestro Gran Sumo Sacerdote, que motivó a Pablo a orar, está a la diestra de Dios, haciendo constante intercesión por nosotros! William R. Newell – Romans Verse by Verse (Romanos Versículo a Versículo)