“¡Ay de los reposados en Sion…! … Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño…” (Amós 6:1,4)

El cristiano promedio vive como si Cristo nunca hubiese muerto… Uno que ha sido soldado de Cristo durante muchos años cansados y largos dice: «Nosotros, los que seguimos al Crucificado no estamos aquí para hacer de la vida una cosa agradable. Estamos llamados a sufrir por causa de un mundo en sufrimiento y pecador. El Señor nos perdone nuestras vergonzosas evasiones y vacilaciones. Tenía la frente coronada de espinas. ¿Buscamos capullos de rosa para nuestra coronación? Sus manos fueron perforadas con clavos. ¿Están nuestras manos rodeadas de joyas? ¿Qué sabemos de dolores, de lágrimas que escaldan antes de caer, de desamor, de ser despreciado? ¡Dios nos perdone nuestro amor a la comodidad! Dios nos perdona que tan a menudo volvemos nuestras caras de una vida que es ni remotamente como la suya. Perdónanos que todos adoramos sólo la comodidad, posesiones y nuestros tesoros en la tierra.

Soldado cristiano, la lucha está encendida. Con todo el mundo a punto de quedar envuelto en llamas, salgamos de la tierra de hacer creer… Pero ¿cómo vamos a volver a aprender la guerra? Sólo por una desesperanza creciente, por el crecimiento de la humillación, por la miseria tras la miseria, por estar rodeado de que nuestro único respiro es el cielo; nuestra única vía de escape, hacia arriba.

Nuestra posición debe convertirse en la expresada por uno de los generales de Napoleón que lloraba a su amo: «Ya no podemos mantener esta posición», a lo que el gran Napoleón respondió: «¡Entonces avanzad!» ¡Qué palabra! ¡Y buena para nosotros! Nuestra posición a medias ya no se puede sostener. Es tan inconcebible como imposible. Quedarse aquí significa ser expulsado, expulsado de nuestra farsa de doble ánimo y discipulado distinto al de un soldado. -L.E. Maxwell, en «Prairie Overcomer»-

Que los rayos del Calvario atomicen Cada nido mío donde yace la dejadez, Que «rompa la paz con el compromiso, Para alturas de sacrificio levantarme». -Amy Carmichael- [1867-1951, misionera a la India-sirvió allí 55 años sin vacaciones, cristiana protestante, autora]