«Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.” (Job 23:10)

¡Qué consuelo hay en nuestros corazones cuando las pruebas vienen y las evaluaciones barren sobre nosotros, y saber que detrás de todo está Dios! Durante cada prueba, y sobre toda dificultad está la mano de Dios; y nada puede entrar en nuestras vidas que no pase por Dios antes de que llegue a nosotros. Muchas veces sufrimos cosas difíciles que no hubiéramos atravesado si nos hubiésemos cedido a Dios. Si estamos sumisos a Él, y quedamos a los pies de Jesús, nuestros deseos y quereres egoístas no nos arrastrarían al camino donde están estas cosas difíciles que atravesamos por no ser sumisos.

A veces, como con Job, Dios también nos conduce por sufrimientos para perfeccionar nuestra fe, y no hay pecado ni fracaso de nuestra parte que lo hace necesario… Hay un profundo descanso en nuestros corazones cuando comenzamos a entender que el plan de Dios abarca todo lo que está en nuestras vidas, incluso las cosas que son resultado de nuestra propia debilidad y desobediencia. Él hace que todas las cosas ayuden para nuestro bien si lo amamos y si estamos llamados conforme a su propósito. Toda prueba que tú y yo pasamos, son una preparación para lo que tenemos por delante. La razón por la que somos derrotados en las batallas duras es que no salimos victoriosos en las escaramuzas de luz que Dios envió, o que autorizó a venir, para prepararnos para las cosas difíciles… Recordemos que Dios nos ha dado estos pocos años de tiempo en el que nos preparamos para una eternidad sin fin. Él nos pone en el horno y se enciende el calor para que la escoria pueda ser quemada. ¿Te preguntas por qué estás en el horno? Si vas a permanecer en el fuego, si vas a soportar las pruebas con las que te trata, Él quitará la escoria y saldrás como oro. Si te cedes a Él, todo lo que es de la carne, todo lo que es de lo natural, todo lo que es indigno se irá; y el oro, o sea la naturaleza divina de Jesucristo, saldrá del horno de la prueba en la que Él te pone. A medida que sentimos la presión de sus manos, cuando Él calma el dolor y nos anima a permanecer en silencio hasta que su trato haya hecho su trabajo de purificación, entonces podemos sinceramente decir: «tú me muestras el camino de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo. En tu diestra hay delicias para siempre».

Bienaventurados los que tienen el corazón perfeccionado en esta confianza. En los lugares más difíciles y en los fuegos más feroces, cuando somos abandonados por todos, y cuando incluso el rostro de Dios parece rechazarnos, bendito es ese hijo de Dios que puede decir: «Él conoce el camino que tomo; y cuando me haya probado, saldré como el oro.» -Cora Harris MacIlravy- El-bethel- Desconocido

«Él conoce, Él ama, Él cuida; Nada esta verdad puede atenuar. Él da su mejor esfuerzo para los Que dejan la elección a Él”. -Anónimo-