
Devocional para Hoy! – 31 de Agosto
«Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas…” (Cantares 2:15)
No son las grandes cosas en nuestras vidas las que hacen que fallemos más a Dios. Cuando nos enfrentamos a algo formidable, sabemos que hay que vencer; y nos basamos en la gracia y el poder que hay en el Señor para hacerlo. Son las pequeñas cosas que pensamos que no harán nada, las que nos impedirán continuar con Jesús. Puede tener que ver con hábitos, palabras o nuestros viejos caminos naturales, que han estado con nosotros por años; y que son tan parte de nosotros que apenas somos conscientes de que están ahí. Son estas cosas olvidadas que nos carcomen por dentro y alrededor de nuestras vidas hasta que la vida espiritual ha menguado, y quedamos débiles, secos y áridos.
Son las pequeñeces que pasan desapercibidas, y que se refugian en la basura que quedó bajo las vides. Todo lo que ha caído y se secó, toda la carne y lo infructuoso, no sólo deben ser podados, sino llevados fuera de la viña. Debemos mantenernos alejados «de palabras de mentira» (Éxodo 23:7), y también muy lejos de todo lo que es estéril e indigno.
Dios nos advierte que capturemos cada zorra. No debemos dejar vivas a las viejas, que comerán el fruto del Espíritu Santo obrando en nuestras vidas; sobre todo, tenemos que atrapar a las zorras más pequeñas para que no destruyan los propios viñedos. Debemos despojarnos «de todo peso y del pecado que nos asedia». Las características de la «zorra» revelan que no es tan fácil ser fiel a esto como podría parecer. Ningún animal es tan engañoso y lindo, tan traicionero y astuto como el zorro; y nada en nuestras vidas es tan engañoso y traicionero como los pequeños hábitos, palabras, debilidades, que aparecen como nada en sí mismos, pero están literalmente minando nuestra vida y fuerza espiritual. No podemos compadecernos de ninguna pequeña zorra, no importa que tan inofensiva o incluso atractiva pueda parecer…
La indiferencia en relación a una estrecha relación con Dios, comprometiendo con los que no están caminando en el sendero estrecho y angosto, y que no están firmes en la Verdad del Evangelio, asolarán una viña en flor, destruyendo no sólo el fruto, sino las propias vides. La pérdida de tiempo y las necedades, la falta de diligencia, el descuido de la oración y de la Palabra, arrancan la corteza de las vides para que la savia, que es la vida, se acabe, y las vides mueran. Debemos vigilar cada raíz y rama, y quitar toda zorra escondida entre ellos. -Cora Harris MacIlravy-Cristo y Su Novia © 1916-
Después que Salomón había ganado el corazón de la sunamita, comenzó a instruirla en cuanto a lo que se esperaba de ella. Había corrido las colinas de Sunem descalza, pero ahora va a ser reina. Salomón le dijo que ser reina sería una nueva vida. A partir de ahora ella no podía correr descalza en Jerusalén, porque no la aceptarían. De este modo, comenzó el proceso de santificación, alistarla para el palacio. Él le habló de las zorras que se comen las vides. Desde una granja en Sunem a un trono en Jerusalén hay un largo camino; pero Salomón, en su amor por ella, va a trabajar con ella hasta que esté totalmente perfeccionada como reina. -B. H. Clendennen- La Escuela de Cristo – [1922-2009]