«Vosotros, pues, oraréis así…” (Mateo 6:9)

No es suficiente que el creyente comience a orar, ni que ore correctamente; ni es suficiente continuar orando por un tiempo. Debemos pacientemente seguir con fe en la oración hasta que obtengamos una respuesta. Además, no sólo hay que continuar en oración hasta el final, sino que también tenemos que creer que Dios nos escuchará y contestará nuestras oraciones. Más frecuentemente fallamos en no continuar en oración hasta obtener la bendición, y en no tener expectativa de la bendición. Los que son discípulos del Señor Jesús deben trabajar con todas sus fuerzas en la obra de Dios como si todo dependiera de sus propios esfuerzos. Sin embargo, haciendo esto, no deberían en lo más mínimo confiar en su trabajo y esfuerzo, ni en los medios que utilizan para la difusión de la verdad, sino sólo en Dios; y deben con toda seriedad buscar la bendición de Dios en oración perseverante, paciente, y creyente. Aquí está el gran secreto del éxito, mi lector cristiano. Trabajar con todas tus fuerzas, pero nunca confiar en tu trabajo. Ora con todas tus fuerzas para la bendición de Dios, pero trabaja al mismo tiempo con toda diligencia, con toda paciencia, con toda perseverancia. Ora, pues, y luego trabaja. Trabajar y orar. Y aún otra vez orar, y luego trabajar. Y así sucesivamente, todos los días de tu vida. El resultado seguramente será abundante bendición. Ya sea que ves mucho fruto o poco, este tipo de servicio será bendecido. -George Muller- [1805-1898, evangelista cristiano, director de orfanato]

¿Quieres que te dé otra razón por la que debes orar? He predicado hasta que se me sale el corazón. No podría decir nada más de lo que ya he dicho. No. ¿Tus oraciones logran lo que mi predicación no logra? ¿No es probable que la Iglesia haya estado poniendo adelante su mano de predicación, pero no la de oración? ¡Oh, queridos amigos! Vamos a agonizar en oración. -Charles Spurgeon- [1834-1892, Predicador a los 17 años, autor prolífico, conocido como «el príncipe de los predicadores»]

Oh, qué paz que a menudo perdemos, Oh, qué dolor innecesario que llevamos. Todo porque no llevamos todo a Dios en oración. -Joseph Scriven – [1819- 1886, poeta irlandés, más conocido como el autor del poema que se convirtió en el himno «What a Friend we have in Jesus (Oh Qué Amigo nos es Cristo)]

La Hora Tranquila
Habla, Señor, en el silencio Mientras espero en Ti; Acallado mi corazón para escuchar, En la expectación. Habla, oh bendito Maestro, En esta hora tranquila, Déjame ver tu rostro, Señor, Siente tu toque de poder. Por las palabras tú hablas, «Ellas son la vida» de verdad; Vivo Pan del Cielo, ¡Alimenta ahora mi espíritu! -Emily M Crawford Dominio Público- Desconocido