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Devocional para Hoy! – 6 de Octubre

“Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata.” (Salmos 66:10)
“…pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia.” (Salmos 66:12)

Ahora el proceso de refinación requiere dos elementos maestros, y el primero es el fuego. La plata está constantemente contaminada con impurezas terrenales. Y siempre que se contamina, no es maleable, no es dúctil, menos preciosa, y la escoria está tan incorporada dentro de la plata que sólo el fuego la eliminará… No hay límites a lo que se debe quemar, excepto la necesidad del metal.

La purificación del carácter es, para el hijo de Dios, una experiencia sin excepción. El proceso implica el sufrimiento para todas las partes en nosotros -el dolor del cuerpo, la perplejidad de la mente, el lamento del corazón, el conflicto de la voluntad, la angustia de las circunstancias, la desolación del espíritu- pero todo funciona. Los rastrojos y la escoria también se queman, pero sólo para ser consumidos. Por el contrario, en las memorables palabras de Dr. Tholuck: “encuentro en todos los cristianos que han pasado a través de muchas tribulaciones una cierta calidad de madurez que no se puede encontrar en ningún otro grupo.”

Pero otro elemento es necesario en la refinación de la plata, lo que nos da una lección exquisita. Si se ha de separados la plata y la escoria, una corriente constante de aire, un soplo de oxígeno, se debe mantener soplando sobre el fuego ardiente, si no, en lugar de separar, el mineral y el metal se fusionan en una fijeza más rígida, lo que requiere de calor mucho más intenso para separar. A no ser que vivamos en la atmósfera del Espíritu Santo, siendo el Espíritu de Dios el oxígeno del hombre al ser fundido en el horno, el fuego sólo endurece el temple y profundiza el pecado. Sólo requerirá el fuego más caliente, ya sea aquí o en el tribunal de Cristo. Podemos, por lo tanto, acelerar enormemente el proceso al permitir los soplos del Espíritu sobre el metal febril, como en el caso de Robert Hall, que rodaba en agonía en el suelo de su estudio y lloraba: “¡Gracias Dios por el dolor!”

Todo nuestro futuro dorado en el Reino vendrá en la forma en que respondamos a nuestro proceso de refinación. Si nuestra respuesta a la tensión falla, nuestra fe será propensa a resquebrajarse, o incluso colapsar en apostasía. Por otro lado, si respondemos “reflejando como como en un espejo la gloria del Señor”, entonces estamos siendo transformados en la misma imagen “de gloria en gloria.” (II Corintios 3:18) —D.M. Panton [1870-1955, Pastor, editor de la revista Dawn (Amanecer), autor de libros y tratados, líder británico]

 

Fuego refinador, atraviesa mi corazón
Ilumina mi alma:
Esparce tu vida en de cada parte,
Y santifica el todo.
—Charles Wesley- “My God I Know, I Feel Thee Mine (Mi Dios, yo sé, te siento mío)” Hymns and Sacred Poems (Himnos y Poemas Sagrados). 1740, 9na. Estrofa. [1707-1788, escritor de himnos, co-fundador del movimiento metodista]

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