Lección 15.- Ríos De Agua Viva
Vamos a leer en el evangelio según Juan 7: 37-39, “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.
“Ríos de Agua Viva”, se supone que esto es lo que tiene que brotar de nosotros, no sólo pequeños riachuelos sino ríos de agua viva. El comentario de Juan acerca de estas palabras fue, “esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en el.” no había ninguna duda acerca de qué eran los ríos: el Espíritu Santo. La primera parte de este comentario, nos da la clave para el significado y la naturaleza de los ríos en todas las Escrituras: es el Espíritu Santo. Si nosotros tomamos todas las referencias acerca de ríos, pozos, fuentes y agua que fluye, como símbolos del Espíritu Santo, entonces tenemos los pensamientos muy claramente definidos de Dios.
Para comenzar, la mente de Dios para con Su pueblo, es que de su interior corran ríos de agua viva. La intención de Dios es que el Espíritu Santo esté en tí y en mí, como ríos de agua viva, y cualquier cosa inferior a esto, es contrario a la mente de Dios. Entonces Dios es mostrado como aquel que desea dar, y dar abundantemente. Esto es un aspecto simple y básico de Dios, que El quiere que nosotros recibamos por fe. Dios pone Su marca en esta forma; es la disposición y el carácter de Dios
La mente de Dios para el creyente individual es: “el que cree… de su interior correrán ríos de agua viva”; “agua viva” es singular. Este es el pensamiento de Dios para su Iglesia; así que lo que es verdad para la Iglesia como un todo de manera universal, tiene que ser verdad en cada asamblea local; de esa asamblea debe de fluir el completo fluir de Dios. Eso quiere decir, toda iglesia local, debe ser una representación completa de Cristo. La idea de Dios para cualquier congregacion de Sus creyentes donde sea que estén, es que de su interior salgan estos ríos de agua viva. Aquí hay un hecho que la mayoría de cristianos no aprenden durante toda su vida, y es que el fluir externo es el secreto del fluir interno; el que da generosamente cosechará generosamente, y eso no se refiere simplemente al dinero. El fluir externo va a regular el fluir interno; si nosotros individual o colectivamente perdemos nuestro fluir externo, entonces perdemos nuestra justificación de existencia. No tendremos ningún derecho de llamarnos Iglesia, si perdemos ese fluir hacia afuera para alcanzar otros. El peligro está en retraerse y quedarse ahí, retraernos en nosotros mismos, no sólo individualmente, si no colectivamente; pero el camino de Dios, es derramar en abundancia, y al grado que tú derrames hacia afuera volverá también. Dios dice que a la medida que tú derrames hacia afuera, va a ser devuelto y dado a tí otra vez.
La gente egoísta no sabe nada de Dios, pero si tú lo das todo, todo volverá. El que siembra generosamente, segara generosamente, y el que siembra con escasez, segará con escasez. Leí un artículo en una revista pentecostés de las “Asambleas de Dios”, ¡que sólo el 29% de los miembros de las iglesias diezman!; sin duda ahora me explico por qué hay tan poco que entra en ella, y es porque hay muy poco que está saliendo. Si tú quieres Sus bendiciones, entonces tú vas a tener que ser el canal a través del cual estas bendiciones fluyan, pero si hay un camino truncado y obstruído en tí, entonces Dios no va a derramar nada a través tuyo. Si hay una cosa que he aprendido, es esa verdad.
Cuando nosotros fuimos a Rusia y abrimos y filmamos la primera Escuela, pensé que en la siguiente Escuela tendría que enseñarles a ellos por video, mientras que reunía dinero para que la Escuela siga avanzando. Pero cuando llegamos a Rusia y empezamos la Escuela, ví que para que esa Escuela fuera lo que Dios quería que fuese, debía de estar ahí; así que no podía ir a las iglesias, y no tenía forma de reunir dinero. Pero en dos años, un millón de dólares entraron.
Mi esposa y yo siempre hemos hecho este trato con Dios: “si tú aumentas nuestros ingresos, no vamos a aumentar nuestro bienestar; no necesitamos mejores carros o ropas, sólo vamos a ser esa vasija a través de la cual tú puedas derramarte”. Ahora el 60% del dinero que viene a nosotros se lo devolvemos; y te puedo decir que las ventanas de los cielos están abiertas. Si tú das, te será dado; si tú haces misericordia, te será hecha misericordia; si te muestras amigo, tendrás amigos. Da de lo que Dios te da, da tu dinero y volverá a tí, se un vehículo que Dios puede usar como canal.
Cuando íbamos a abrir la Escuela en Perú, no había dinero para cubrir las necesidades. Fui a orar por un hombre que estaba enfermo; cuando mi esposa y yo impusimos manos sobre él, Dios entró y nos bendijo, y mientras estábamos hablando después acerca de Dios, él dijo: “Yo sé que tú estás por ir al Perú”; le dije que sí, que me iba a Perú. Me preguntó, “¿Cuanto cuesta llevar a cabo esa Escuela?” Le dije cuanto costaría por cada estudiante mensualmente, pero él me dijo: “quiero saber cuanto cuesta toda la Escuela”, y le respondí: “10,000 dólares más o menos”, y dijo a su esposa: “Escríbele un cheque”.
Lo que estoy diciendo es que el fluir de salida, va a gobernar ese fluir de entrada. Si tú eres egoísta, no esperes que nada vuelva a tí; si tú quieres las cosas para tí, entonces no van a venir. Pero si tú eres esa vasija a través de la cual Dios pueda derramar Sus bendiciones, Su dinero, las cosas van a venir. Si tú derramas lo suficiente en una cantidad suficiente; va a venir en olas sobrecogedoras. ¿Quieres recibir? ¿Quieres plenitud? ¿Quieres ensancharte? todo va a venir. ¿Quieres todo lo que significa ríos de agua viva? Hay sólo una forma por la cual esto pueda venir y es a través de dar. Esta es la mente de Dios y ésta es la naturaleza del servicio, es el secreto de vida.
Nunca vas a encontrar un hombre o una mujer gobernado por el Espíritu de Dios, viviendo para sí mismo; nunca ha existido un hombre egoísta que haya sido guiado por el Espíritu Santo. Ese hombre y esa mujer guiados por Dios te van a dar su abrigo y sus zapatos si tú lo necesitas. Esta es la naturaleza del Dios Todopoderoso. Podemos ver desde el día en que el río del Espíritu Santo en Jerusalén se abrió, la dadivosidad que caracterizó a esa Iglesia en Pentecostés. Fue la disposición de dar; ellos vendieron todo y lo trajeron a los pies de los apóstoles. ¿Por que? el río había brotado. Esta es la naturaleza de Dios.
Escucho gente hablando acerca del Espíritu Santo, veo a las iglesias que dicen ser llenas del Espíritu Santo que no dan nada a las Misiones. Ellos están mintiendo; el Espíritu Santo no ha estado ahí en años; la iglesia que no da, no tiene al Espíritu Santo presente. Quizás ellos dan para tener asientos más cómodos, pero estoy hablando de dar para el propósito de Dios. Es el efecto de la salida, y no sólo la autogratificación de los ingresos. Esto es el verdadero secreto de la vida y el servicio.
Por 35 años pastoreé una iglesia misionera; dió medio millón de dólares el último año que estuve ahí como pastor. Siempre estaba ayudando porque fue edificada sobre este principio de dar. Nunca teníamos dinero en el banco; le dije a la gente, “si alguien de aquí va a tener una cuenta de ahorros, ese debes ser tú, pero no la Iglesia; ¿por qué vamos a tener una cuenta de ahorros en la iglesia cuando mil millones de personas no han oído el evangelio. Este es el secreto de Dios de recibir, por eso El dijo que es mejor dar que recibir; prefiero ser ese hombre que le dé a un mendigo una moneda, que ser ese mendigo recibiendo la moneda. Las características de esa agua viva nos muestran lo que debemos ser, y lo que hemos estado diciendo tiene que ver con la función del Espíritu, de la Iglesia y del individuo para ser derramado en plenitud para Dios. El evangelio es el medio de Dios para darnos algo en que podemos gastar toda nuestra vida, en que podemos derramarnos en plenitud. Esa es la definición de agua viva.
El efecto de la vida del creyente en la Iglesia local y en el mundo, es crear condiciones de vida, es hacer que las cosas vivan; esta siempre es la prueba de los valores. La prueba de si en realidad nosotros somos o no la verdadera Iglesia, es la vida; no lo que es en sí misma, a pesar que sea verdad; la prueba de todo son las condiciones de vida que crea, y esta va a dar resultados, si se le da la oportunidad. La intención de Dios, entonces, es que nuestro presente signifique que otros vivan, que las condiciones de vida sean creadas; eso es lo que la Iglesia tiene que ser.
He visto iglesias en vecindarios con cien personas y los vecinos del costado ni siquiera sabían que estaban ahí, todo lo que sabían es que había un edificio ahí donde la gente se reunía; no había suficiente vida para mover al vecino del costado; hay algo malo en ese tipo de cosa que se llaman Iglesia. La prueba final de la Iglesia, y de tu vida es; ¿Creamos nosotros condiciones de vida? ¿La gente quiere ser cristiana por tú vida, o te aborrecen porque estás vivo? La evidencia del río de agua viva es que crea condiciones de vida.
Podemos ver esto cuando un río va a través de un desierto. He volado sobre el desierto de Arabia Saudita; ahí está el río Nilo que corre en Egipto, también el Eufrates está ahí, y desde un avión tú puedes ver un mundo que sólo tiene muerte, con la arena acumulada como olas del mar; pero donde está el río, a todo lo largo de sus riberas hay hierba verde y árboles. Ese río creó condiciones de vida, así que las cosas viven. Si este río fluye de tí, va a crear condiciones de vida y las cosas van a ser vivificadas, la gente va a vivir, será salva a causa de tí y a causa de la Iglesia.
Pero otra evidencia del río es la fertilidad, que significa productividad, reproducción, abundancia. La infertilidad significa que no puede reproducirse a sí misma, mientras que fertilidad significa que puede reproducirse a sí misma, y este río en nosotros puede reproducirse a sí mismo si le permitimos que fluya. Así que no sólo es agua viva, sino que tiene la habilidad de la productividad, de reproducirse a sí misma. Otra evidencia posterior, es que es agua fresca, no es agua estancada, no tiene gusanos ahí, es agua viva que está en movimiento. Los árboles alrededor de ese río dan fruto cada mes; eso es frescura. Rusia es un país productor de manzanas, y produce su fruto una vez al año; pero esta agua que fluye de nosotros, produce un nuevo fruto cada mes. Nada es estancado o aburrido en Pentecostés, hay nuevas manzanas cada mes. La frescura es una característica del agua viva. Las hojas de estos árboles son para la sanidad de las naciones. Estamos hablando de agua viva, fresca, fértil, produciendo condiciones de vida; las cosas adquieren vida donde este río está fluyendo. En donde sea que estemos, debe de haber esto; las cosas deben ser avivadas, debemos de estar reproduciéndonos a nosotros mismos y algo maravilloso debe de estar sucediendo.
Hay muchas ilustraciones y metáforas en las Escrituras de este principio de renovación. Puedes leer acerca de “levantando alas como de águilas, corriendo y no cansándose, caminando sin fatigar”, esto es la característica del agua viva; a causa del agua viva estoy vivo cuando debería estar muerto. Un hombre preguntó, “¿Cuál es el secreto?”; manténte lleno del Espíritu Santo, deja que siga fluyendo y fluyendo, sé un dador cada día, siempre vive para otro; esa es la vida, el gozo, alegría, una vida en abundancia, y ese es el río, “volarán con alas de águila, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”, ¡Ríos de agua viva fluyendo de nuestro interior!
Luego existe esta característica de la persistencia. Hay mucha persistencia en un río; si alguna vez tú ves desde un avión un río, es como una serpiente, nunca te das cuenta de esto cuando estás en tierra, pero cuando estás por encima y miras hacia abajo, puedes verlo en todo su recorrido. Siempre fluye de un lado para otro, siempre es como una serpiente, tiene esa persistencia que no permite que nada lo detenga; va y choca con una montaña y simplemente la rodea, llega a ese valle y simplemente lo llena, va a seguir avanzando sin parar. No se queda ahí haciéndose el muerto, sino que se sigue moviendo y avanzando todo el tiempo; saca todos los obstáculos que encuentre en el camino, y sigue fluyendo sin parar. Entendemos esto como un símbolo del Espíritu Santo; es como los ríos, fluye continuamente, nunca hay un detenimiento de este río. Pero tenemos que recordar, tenemos que darnos cuenta que el río tiene que estar en nosotros, fluyendo de nosotros, y lo único que detiene el fluir es cuando tú permites que algo bloquee el canal, cuando tú permites que ese “yo”, esa vida egoísta, esté ahí.
Un descubrimiento médico de nuestro tiempo, es lo que llaman el colesterol; el exceso de esta especie de grasa se mete en la sangre y obstruye las arterias y detiene el fluir de vida. Y cuando la obstruye, si tú no haces nada al respecto, entonces puede ocurrir un paro cardíaco. Ahora bien, espiritualmente este colesterol es odio, es lucha, contienda, celos, malicia, ira; toda estas cosas obstruyen el canal, restringen el fluir del río, y cuando se restringe el fluir de la vida, viene la muerte, y en vez de tener frutos verdes, árboles creciendo y un nuevo fruto cada mes, viene a ser un lugar infructuoso. Cuando viene hambre a causa de que él no está fluyendo, (en la Biblia cuando habla de sequía, esto simboliza una sequía espiritual) la muerte ocurre y en esa sequía, en esa muerte, la gente empieza a convertirse en caníbales, y empiezan a comerse los unos a los otros.
En 1931, Stalin creó un fuerte hambre en Ucrania, y entre dos a cinco millones de personas murieron; había comida en la frontera, pero él no permitía que esa comida entrara; él estaba destruyendo los intelectuales, sujetando al pueblo. Publicaron un artículo acerca de esto en el periódico, y mostraron a una mujer anciana de noventa y cinco años sentada en una banca enfrente de su propia casa, y estaba señalando a la casa del vecino, diciendo: “La gente que vive ahí se ha comido a sus hijos”.
Israel hizo lo mismo. Cuando ese río no fluye y una sequía espiritual viene a la Iglesia, entonces la Biblia dice que empiezan a comerse y a morderse el uno al otro; ese es el resultado de la sequía espiritual. Pero mientras ese río fluya, entonces las condiciones van a ser correctas. Gracias a Dios por las renovaciones continuas del Espíritu Santo. Otra cosa acerca del río, es la presencia de árboles que proporcionan salud a causa del agua viva, con sus propiedades saludables. El Espíritu Santo, si le dejamos, siempre traerá condiciones saludables en esa Iglesia. Toda maldad, enfermedad y dolencia de tipo espiritual que afligen a la Iglesia serán sanadas cuando el Espíritu tenga libertad; si ese río fluye con libertad va a sanar la murmuración, va a sanar el chisme. Cuando todas esas cosas están presentes en la iglesia, la murmuración, queja, autocompasión, simplemente te indica, que el río no está fluyendo; condiciones no saludables nos dicen que el Espíritu Santo está siendo impedido de actuar.
Así venimos a lo último, el desafío. Esto es lo que Dios quiere y esto es lo que el Señor hace cuando encuentra camino en cualquier hombre que creyere. Es un desafío de fe; de su interior correrán ríos que van a sanar, salvar y liberar. Pero más allá aún el desafío es que si esto no es verdad en nosotros como pueblo de Dios, individual y colectivamente, la justificación de nosotros de decir que somos pueblo de Dios no está ahí. Si estas cosas no son verdad, el Señor desea la recuperación de todo esto en Su pueblo en una forma nueva y viva. El ha mostrado que es dador, y no en un nivel pequeño, y El quiere derramarse a sí mismo a través de nosotros. El río tiene que empezar a fluir a través tuyo y luego la iglesia que levantes será como tú. Si eres un pastor, quizás has heredado el caos que otro hombre te ha dejado en la iglesia, pero ahora que tú estás ahí, esa iglesia va a ser lo que tú eres, porque todo reproduce según su género. Si tú dejas que esto sea real en tí de tal forma que este río fluya y salga de tí, entonces esa iglesia va a ser sin duda lo que tú eres, pues todo va a reproducir según su género; de tu interior correrán ríos de agua viva.