Lección 16.- Detener Con Injusticia La Verdad
Dios no viene por una organización religiosa gastada y malograda, sino que El vendrá por una Iglesia igual a la que fue en el primer siglo. “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Hemos estado tratando contigo de manera individual; tú que estas estudiando, que sientes que Dios te ha llamado para ser un vaso a través del cual El pueda derramarse para traer de vuelta a esta Iglesia a su verdadero carácter. Dios dijo que muchos son los llamados. Yo creo que cada hombre nacido de Dios ha sido llamado. Ese nuevo nacimiento trajo el llamado. Pero el ser escogido es una decisión nuestra en el curso diario de nuestra vida.
En Romanos 1: 16-23. Pablo dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se los manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido…y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles…”. “Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo”.
Dios no dice nada sin un propósito. Esto es un principio que te va a guardar de muchos errores. Si tú reconoces que Dios nunca hace nada, y Dios nunca dice nada sin un propósito. Lo que está sucediendo religiosamente, observa ¿cuál es el propósito? Vas a darte cuenta si es de Dios o no. Pablo no está alardeando sobre su osadía. La palabra “avergonzarse” aquí es traducido de una palabra que significa en primera instancia “estar avergonzado”, pero también significa “desfiguración”, esto es “sentir vergüenza”. Literalmente Pablo está diciendo “no siento ninguna necesidad de diluir este evangelio para hacerlo más efectivo”.
El da tres razones aquí del por qué no está avergonzado del “Evangelio de Cristo”: Primero, “Es poder de Dios para salvación…”; segundo, “porque en el evangelio la justicia de Dios se revela…”; y tercero, “Porque la ira de Dios se revela contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Por estas razones el gran predicador no está avergonzado del evangelio de Cristo. Lo que está diciendo es que este evangelio como es, no necesita que yo lo ajuste. No estoy avergonzado de él en la forma que me ha sido dado, porque es poder de Dios para salvación. Detener con “injusticia” la verdad simplemente significa por implicación, que carácter equivocado está siendo presentado y Dios no es visto. En lugar que el hombre sea un instrumento usado para presentar a Dios, Dios es usado por el hombre para presentarse a sí mismo. “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó” (v.19).
Todo lo que tiene que ser conocido de Dios, está en el creyente que ha sido llenado con el Espíritu Santo. El hombre fue creado para manifestar a Dios y no al revés. El propósito de Dios a través de las edades, ha sido en una línea recta. La redención se llevó a cabo para ser el puente de esta hendidura creada por la caída del hombre. Dios nunca tuvo el propósito que el hombre cayera; si tú crees esto, entonces estás haciendo responsable a Dios por el pecado. Dios sabía que el hombre pecaría, así que Cristo, con Dios, fue inmolado antes de la fundación del mundo. Pero la redención puso al hombre en la forma de una nueva creación, de vuelta en el camino real del propósito de Dios, y es que la Iglesia, el nuevo hombre, manifieste a Cristo en el universo.
En algún momento, de acuerdo a Efesios 1: 10, esta tierra va a ser llena sólo con Jesús; todo lo demás estará en el infierno. La verdad es una persona. Jesús dijo, “Yo soy la verdad…”. El peor crimen de todos los tiempos, es tener a Jesús dentro, y exhibir tu propio “yo”. En las cosas más repugnantes que ocurren en nuestras ciudades y nuestra nación, no hay nada en la tierra que sea tan malvado para mí que el tener a Cristo en el interior, y que todo lo que la gente vea sea a mi mismo por fuera. El pecado de “desfiguración” del Evangelio trajo la ira de Dios sobre los Romanos. “…habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios…” (Romanos 1: 21). Ellos magnificaban al hombre, “cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible…”. La Iglesia entonces, se convirtió en el cuerpo del hombre, en lugar del cuerpo de Cristo. Mira hoy a las estrellas religiosas. Puedes tener una reunión de oración y avisas a la iglesia que vas a tener una reunión de oración; no va haber nadie sino Jesús y tú ahí, y vas a encontrarte solo. Pero haz el anuncio en el púlpito que uno de esos super estrellas de la religión va a estar en la iglesia en cualquier noche, no importa cuál, de lunes a domingo, y ellos arremeterán para entrar, porque se ha llegado a magnificar al hombre en lugar de Dios. Dios es usado, en lugar de ser adorado. “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones…” Dios simplemente les dio lo que ellos querían; el hombre se convirtió en el objeto de su adoración. Entonces, como dije, sólo mira a las estrellas religiosas de hoy, el culto de la sanidad interior que pone todo el énfasis sobre los hombres. Por todos lados no es Dios, es el hombre.
Cuando la liberación finalmente se encuentra, ponen todo el énfasis en la consejería, y tenemos hoy en día cualquier cantidad de casas de rehabilitación. Dios puede haber usado esto, pero estoy aquí para decirte que nunca fue el propósito de Dios tener “casas de rehabilitación”, nunca fue propósito de Dios tener centros para rehabilitar, cafeterías, grupos de apoyo; el propósito de Dios fue que la Iglesia sea mayordomo de la redención, y que los hombres encuentren a Dios en el altar. Pero lo hemos cambiado donde la imagen ahora es la imagen de un hombre. Una vez que se ha levantado una imagen, entonces se tiene que hacer una teología para apoyar esta imagen.
“…que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador…” El mensaje debe justificar la imagen; el Evangelio no va a permitir la tontería que tenemos hoy en día: la exaltación de la criatura. Sólo hay uno bueno, Dios. Solo uno grande, Cristo. Sólo un nombre bajo el cielo en el cual podemos ser salvos, es Jesús. El Evangelio no va a tolerar la tontería de la exaltación de una criatura que está siendo predicada. Así que tiene que inventarse una teología que justifique la imagen que está siendo presentada. Así que los púlpitos están llenos con el psicólogo cuyo mensaje no es la crucifixión de la carne y Cristo glorificado, sino una mejor “auto imagen”. “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros…” (Romanos 1: 26-27). La palabra de Dios fue pervertida para justificar la imagen que se proyectaba. Todo es sustentado por la palabra de Su poder. Cuando la Palabra fue pervertida, una vez que la autoridad de la palabra de Dios fue rechazada, entonces no queda nada que impida y detenga esta horrible perversión.
Cuando se pervirtió, entonces Dios los entregó a la gente a un espíritu pervertido. Todo esto porque la gente que conoció a Dios rehusó glorificarlo a El como Dios, por no permitirle a El ser visto en sus vidas. Una vez que el púlpito pervirtió la palabra de Dios, entonces el resultado fue que la perversión se esparció por todas partes. Por haber sido detenida la palabra de Dios, el resultado es la perversión que vemos en nuestras calles hoy en día, que es una señal del fin de toda era, ya sean los griegos, los Romanos, los Partos, quien sea; cada era llegó a su fin por el espíritu de homosexualidad llenando toda esta sociedad. Esto sucede cuando la Iglesia se aparta de la autoridad del evangelio, y comienza a cambiar la verdad de Dios para que encaje a su patrón de pensamiento y vida; entonces ese fue el juicio de Dios. El camino va siempre hacia abajo, de lo inmundo a la perversión, de la perversión a una mente reprobada. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada…” (Romanos 1: 28).
La mente reprobada es que ellos realmente creen su propio mensaje. Esto es lo triste. Los hombres que primero cambiaron la verdad de Dios para encajar con su imagen que está siendo presentada, se han convertido en el objeto de adoración. Nunca conseguirás que ellos admitan esto; y cuando se le permita a la carne tomar lugar en las cosas espirituales, no importa donde sea, el diablo lo recibe como adoración. Le has dado a él derechos dentro del lugar santo. Cuando Jesús dijo, “en el rollo del libro está escrito, Yo vine a hacer tu voluntad, oh Dios”, es muy importante que tú y yo sepamos cuál es esta voluntad. Sabemos que hay muchos aspectos a esta voluntad. El vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, pero había mucho más pérdida que el alma humana. El mismo propósito de Dios se perdió en esta caída. Lo que Dios busca, la voluntad de Dios, es un lugar de adoración y gloria, sin rivales en este universo. Dios desea esto. En el momento que tú permitas que la carne tenga lugar en esto, le has dado derecho al diablo, él lo recoge como adoración y tú has magnificado al hombre sobre Dios. Cuando esto pasa, entonces la imagen distorsionada se manifiesta. No es la imagen de Cristo ahora, es la imagen de un hombre, olvidando la verdad que tú y yo, habiendo nacido de Dios, por el hecho de ese nacimiento, hemos sido predestinados para ser conformados a la imagen de Jesucristo.
Así que, la voluntad y propósito de Dios es reproducir en cada uno de nosotros, en el tiempo, el carácter moral de Jesucristo. El fin de esta obra es que un día vamos a recibir un cuerpo glorificado, pero ahora en este tiempo, el ser conformados a la imagen de Cristo es algo espiritual y moral. Es Dios reproduciendo en nosotros el carácter espiritual y moral de Jesucristo. Cuando esto ocurre, entonces Dios tiene todos los derechos. Cuando Jesús vino y caminó en esta tierra, (una y otra vez he señalado esto,) El estuvo aquí tanto como Dios y como hombre. Lo consideramos a El, cuando hablamos de ser como El, como hombre. No somos dioses, nunca vamos a ser dioses, pero como fue El en esta tierra como hombre, así también somos nosotros. Su ministerio en nuestro ministerio. El poder que El tuvo para cumplir ese ministerio es el poder que nosotros tenemos. Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo; el obró la voluntad de Dios como hombre, a través del poder del Espíritu Santo. Lo que El hizo, tú lo debes hacer. Como el vivió, tú debes vivir.
Todo ello por el Espíritu Santo, permitiéndole que viva en nosotros la vida que Jesús hubiera vivido si El estuviera aquí ahora. Mientras vivimos esta vida, el Espíritu Santo puede, por presentar nuestros cuerpos, (como ya te he enseñado), como un sacrificio vivo, exhibir a Jesucristo a través de nosotros; es entonces que la voluntad de Dios es hecha. Cristo vino, predicó, no conoció pecado, murió, tomó mi pecado, resucitó, se presentó al Padre, y en El aseguró todos los derechos de Dios. En El había lugar, adoración y gloria de Dios, sin rival, y debemos reproducir esto en nosotros. Cualquier desviación de esto, es perversión del evangelio. Presentamos la imagen equivocada y cuando la gente empieza a vernos a nosotros en lugar de Cristo, entonces hemos pervertido el evangelio de Cristo; y tan seguro como la salida del sol, el espíritu homosexual será soltado en la tierra. Ese evangelio pervertido que hace al hombre el centro, produce esta mente reprobada que cree lo que predica. Mucho de lo que se enseña, mucho del engaño que vemos hoy afuera, no es porque los hombres engañan voluntariamente, sino que han estado jugando con esta perversión del evangelio, hasta el punto de ser ellos mismos engañados. Son reprobados, están creyendo en lo que predican. Sabes que una cosa es ser un hombre engañado y otra ser un engañador. Juan dice que muchos de los anticristos que han venido salieron de nosotros; muchos de los que han venido a nosotros han sido anticristos pentecosteses. Es el único género que pudo habernos engañado. Ellos tuvieron que venir actuando igual que nosotros, hablando en lenguas, profetizando. Tuvieron que exhibir las señales externas de lo que está verdaderamente en nuestro corazón. Pero para que ese anticristo pentecostés pudiera invadir este lugar sagrado, antes tuvo que ser alguien de nosotros. Cuando vemos en la actualidad lo que está pasando en la perversión del evangelio, diluyéndolo, haciéndolo aceptable para Hollywood y “grandes” políticos que nunca cambian su estilo de vida, y todavía son vistos como trofeos de la Gracia de Dios, cuando vemos estas cosas comprendemos lo que ha pasado.
El hombre ha cambiado el Evangelio para que el Evangelio pueda abrazar todo esto, y en esto, ellos mismos se han vuelto víctimas de su propio engaño; y ahora, no son sólo hombres y mujeres engañados, sino son engañadores ellos mismos. Ellos creen las cosas que ellos predican. Es un tiempo terrible, porque como un cristiano allá afuera vas a tener que tratar con pastores y ministros. El hecho que tú estés estudiando indica lo que tú quieres ser; te hace saber que las cosas no son lo que deben de ser; tú vas a tratar con una mente que es afectada cada día con toda clase de basura introducidas en sus mentes por la llamada T.V cristiana, radio, periódicos, cintas y todo otro medio; tú vas a tratar con una mente que ha sido afectada por esta teología reprobada. Es un gran trabajo que tienes por delante. Sólo Dios puede cambiar esto. No hay ninguna enseñanza religiosa que por sí misma pueda cambiarlo; tiene que ser solamente por el poder del Dios viviente. En esto vemos el mismo engaño introduciéndose a la Iglesia Pentecostés; el homosexual dice, “Dios me hizo así”, y así tenemos gente religiosa creyendo tal tontería. El egocéntrico, o la persona centrada en su propia voluntad clamando conocer a Cristo, es una perversión de todo lo que este evangelio enseña.
Vemos en el Libro de Isaías 59: 2 que dice, “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios”. Cuando tú estudias esta palabra, iniquidad, significa tu propia voluntad, Tú actúas en base a tí mismo. Y tú y yo debemos entender que en todo tiempo ésta es básicamente la causa de todo pecado. Cuando el primer hombre, Adán, fue puesto en el jardín, él tuvo que elegir entre dos caminos: Dios le dijo, “no puedes comer de ese árbol, del resto sí puedes. Si tú comes de aquel, morirás”. No significa que el árbol lo iba a matar, sino su rebelión contra Dios, porque elegir era simple. El tenía que escoger entre: permanecer en Adán, o permanecer en Dios.
Y tú, predicador, donde sea que tú ministres, la elección es siempre la misma, cada día en la vida: o voy a permanecer en mí mismo (mi propia elección), o voy a permanecer en Dios. El hombre (ese es un término genérico para varón y hembra), fue creado para manifestar a Dios. El manifestar el “yo” es estar avergonzado del evangelio de Cristo. Pablo dijo, “No me avergüenzo del evangelio de Cristo”. El reconoció que manifestar esta criatura llamada “yo”, es manifestar lo que Dios ha rechazado (la carne), es estar avergonzado del Evangelio de Cristo. Cuando Cristo vino, El sujetó ese hombre viejo en sí mismo, lo llevó a la cruz, lo dejó en la tumba, y nosotros debemos reconocer y considerarnos en él como muertos.
Pero es un comentario triste cuando te das cuenta que la mayoría de la controversia del Evangelio es que el hombre está tratando de forzar a Dios que acepte lo que El ya ha rechazado. Cuando Adán pecó contra Dios, Adán no sólo cometió un error, Adán no sólo dio una vuelta equivocada en el camino: Adán murió para Dios; él se convirtió en una criatura totalmente diferente a la que Dios hizo. Dios lo creó espíritu, alma y cuerpo. Ese es el orden y la función. Cuando Adán pecó contra Dios, él destruyó ambos, la función y el orden. Su espíritu fue tan violado que se hundió en sujeción al alma, y Adán se convirtió en una criatura guiada por su alma: depravada, trastornada, indigno de la presencia de Dios; y él arrastró la raza humana con él. En Adán todos murieron en esta primera muerte. Por el pecado de uno todos nos hicimos pecadores. Toda la raza humana. Más de 30 billones de nosotros que ese día estuvimos en los lomos de Adán, todos caímos con él.
Dios arrojó esta humanidad del huerto, que es un tipo de la presencia de Dios; puso un querubín y una espada flameante en la entrada del huerto que significaba para él, “‘tu género nunca puede volver a mi presencia”. Y cuando tú y yo manifestamos ese “yo”, cuando el hombre ve el “yo” en nosotros, estamos avergonzados del Evangelio, pervertimos el Evangelio y Dios odia tal acción. En los últimos 11 versículos de Romanos 1, tenemos el lenguaje más gráfico de la Biblia. De creyentes a reprobados en once cortos versículos, y puedo decirte que esto ha sido repetido en el Siglo XX; y para que Dios restaure esta Iglesia en lo que ella debe ser, que es una representación de El en el lugar de su rechazo, entonces Dios va a tener que asegurarse de tener un vaso a través del cual El pueda poner esto, y derramarlo a otros. ¡Conoce esto! El tendrá tal Iglesia. El dijo que las puertas del Hades no prevalecerán contra Su Iglesia. Si El viniera por lo que nosotros llamamos Iglesia, entonces, El hubiera fracasado en esta misión. Pero El no vendrá por una maquinaria religiosa derrumbada. Será una Iglesia gloriosa de la cual el profeta dijo, “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”. Gracias a Dios por permitirnos ser parte de ella para hacer lo que El está buscando.