Lección 18.- El Espíritu Es Obligatorio
Dios quiere que grabemos en nuestras mentes que no hay absolutamente ningún ministerio del Evangelio aparte del Espíritu Santo, porque el Evangelio es una ministración del Espíritu. Sin el Espíritu se producen exactamente como lo que Jesús encontro cuando estuvo aquí: escribas, fariseos e hipócritas.
En Efesios 5: 18 dice: “No os embraguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. El progreso espiritual es imposible aparte del Espíritu de Dios.
La Biblia es el libro más editado en esta tierra así que puedes estar seguro que todo lo que está en ella es de máxima importancia; cada jota y tilde son de gran valor. Dice la Biblia que si todo lo que hubiera podido escribirse sobre Cristo se hubiera colocado en un libro, entonces todo el universo no lo podría contener. Eso es cuanto hay de Cristo, pero sin embargo, tenemos la revelación en un libro que podemos sostener en la mano. El mandato de que seamos llenos del Espíritu Santo, no debe ser tomado a la ligera.
Todo es en y por el Espíritu Santo; somos nacidos del Espíritu, somos llenos del Espíritu, finalmente debemos ser guiados por el Espíritu. Sólo a través del Espíritu de Dios podemos conocer a Dios. El Espíritu de Dios revela las cosas de Cristo a la nueva creación (Juan 16: 13-15). Veamos también en 2 Corintios 3: 18, “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Esto simplemente dice que no podemos ser cambiados mas allá de nuestra revelación de Cristo. Entonces la revelación progresiva del Espíritu Santo es obligatoria si deseo llegar a ese lugar al que Dios me ha llamado y predestinado, esto es, ser conformado a la imagen de Cristo.
La educación de la nueva creación demanda del bautismo del Espíritu Santo. Jesús dijo, “…os conviene que yo me vaya, porque sino me fuera, el Consolador no vendría a vosotros…” (Juan 16: 7). Esto dice que absolutamente nada puede ser completo aparte de la venida del Espíritu Santo. Otra vez Cristo dijo, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará (a tí y a mí) a toda la verdad…” Juan 16: 13. ¿Qué es la verdad? Jesús dijo “…Yo soy la verdad…”. La revelación de Jesús, la verdad, está enteramente en las manos del Espíritu. La educación de la nueva creación no es académica, es espiritual. Y este es el punto que la mayoría de escuelas bíblicas dejan de enfatizar; lo hacen todo algo académico en lugar que algo espiritual. Los estudiantes deben convertirse en la verdad y no sólo aprender de la verdad. Pablo escribió de algunos que siempre están aprendiendo pero nunca llegan al conocimiento de la verdad (2 Timoteo 3 :7). Debemos aprender a Cristo y no sólo acerca de Cristo. Entonces aprender a Cristo quien es la verdad, significa que primero debemos ser esa verdad que predicamos; conformarnos a Su imagen es convertirnos en la verdad. Nuestra vida y crecimiento espiritual dependen de una revelación progresiva de Cristo, pero nunca podremos ser cambiados más allá de nuestra revelación de El. Por tanto, el obrar de Dios en nuestras vidas para hacernos la verdad, es la única forma de que este Evangelio pueda ser efectivo. No puedes predicar a menos que tu vida refleje aquello que predicas; no puedes predicar lo que no eres. Si revisas la Biblia, vas a descubrir que en los hombres que Dios escogió para su obra, El hizo un trabajo de conformarlos a la verdad que iba a llevar a Su pueblo.
Veamos al Profeta Oseas. La Biblia dice que en el tiempo de las profecías de Oseas, Israel la esposa de Dios, se había convertido en una ramera. Eso es lo que dice exactamente; ella era una ramera, apartada espiritualmente de Dios, una ramera, infiel al Dios Todopoderoso. Entonces el Señor llama a Oseas para que ministre a Israel en tal situación. Pero antes que él pueda hacer eso, él debe sentir como Dios siente, y conocer y ser lo que Dios es en esta situación. Entonces ¿Qué hace Dios? Hace que el profeta se enamore de una ramera. Y él se casa con ella, la lleva a la casa pastoral, ella le da hijos y luego ella vuelve a su oficio anterior. ¿Y qué hizo el varón de Dios? La buscó y la trajo de vuelta a casa. ¿Por qué hizo eso? porque la amaba con un amor que no podía ser negado. La razón por la cual él pasó por esto fue porque Israel, la esposa de Dios, era una ramera, y para que él predicara y hablara por Dios, debía sentir y conocer el dolor como Dios lo sentía. El tenía que conocer lo que es amar a alguien que no es digno de ese amor. El propósito de Dios para tí, es hacerte la verdad que vas a proclamar.
La redención no es el fin, es el comienzo. Cuando el hombre cayó, perdió la capacidad de poder ser conformado a la imagen de Cristo, perdió el poder de comunicarse con Dios. Su espíritu fue tan violado que cayó en sujeción al alma, convirtiéndose en un ser del alma en vez de un ser espiritual. Dios es Espíritu, y sólo lo que es espíritu puede comunicarse con el Espíritu. En consecuencia, la redención alínea nuevamente al hombre con el propósito de Dios, esto es, el ser conformados a Cristo.
El Espíritu de verdad, entonces, debe guiarnos a toda verdad, a todo lo de Cristo si vamos a despertar a Su semejanza; no puede ser de otra manera. Cuando el Espíritu de verdad viene, El nos guiará a toda verdad. La educación de la nueva creación es conocer a Cristo. Para que la plenitud de los propósitos de Dios tengan efecto en tu vida, el Espíritu Santo debe revelar a Cristo como el Cordero de Dios. Eso es primero que todo. Pero no es todo, porque si sólo conoces a Cristo como el Cordero de Dios, el Espíritu Santo estaría limitado para obrar en tí; y no podría llevarte más allá de esa revelación. En segundo lugar, El debe revelar a Cristo como el que bautiza en el Espíritu Santo o nunca irás más allá y avanzarás. Pero El luego debe ir aun más allá de eso, y tú debes ser capaz de verlo como el glorificado Hijo de Dios si es que deseas despertar algun día a Su semejanza. El Espíritu Santo tiene que estar en tí como una persona activa para poder llevarte a este punto; de otra manera nunca lo lograrás.
Hechos 1: 8 dice “…Cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…y me seréis testigos…” Pablo dijo que somos cartas conocidas y leídas por todos los hombres. En otras palabras somos el libro que los hombres están leyendo; el único Cristo que ellos ven es lo que ven en nosotros. Cuando el mundo puede observarnos y decir: “él o ella han estado con Jesús”, entonces en verdad nosotros hemos sido Sus testigos. Pero lo demostramos con nuestras palabras y actitudes; por supuesto que debemos testificar verbalmente, pero esto no vale nada a menos que exista y se vea un testimonio de Cristo en nuestras vidas. En Gálatas 1: 15-16, el gran apóstol Pablo dice, “Pero cuando agradó a Dios…revelar a su Hijo en mí…”. Para que Dios revele a su Hijo en tí, en mí o en el apóstol Pablo, el Espíritu de Dios es obligatorio; el tiene que estar dentro de nosotros. El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia subsiguiente al nuevo nacimiento, y para que seas ese vaso a través de quien Dios pueda revelar a su Hijo, debes estar lleno del Espíritu Santo. Porque Cristo ha venido a vivir a través de tí la vida que El hubiera vivido si hubiese estado en este tiempo en la tierra.
Debemos ser guiados por el Espíritu; el mundo es un desierto y sólo el Espíritu Santo conoce el camino para salir de él. Si Moisés no hubiera seguido la nube, todo Israel hubiera perecido. No tenían brújula, ni comida, con excepción de la provisión de maná que cayó del cielo, ni tampoco tenían agua; todo lo que recibían venía del Espíritu de Dios, sólo por medio del Espíritu de Dios. El maná caía donde estaba la nube; la roca seguía también a la nube. Esto nos muestra y se nos es dado como ejemplo de lo que somos en realidad. Hay un camino del Espíritu que el ojo de buitre no puede ver. La Biblia dice que hay camino que al hombre, le parece derecho pero su fin es camino de muerte. Pero hay un camino que el ojo de buitre no puede ver. Ese buitre es la carne, se alimenta de carne y de aquello que está muerto. Entonces El está hablando de que hay un camino a través del desierto que la carne no puede ver ni encontrar ni conocer. Así que para salir de este desierto, debemos ser guiados por el Espíritu. Si no seguimos el liderazgo del Espíritu Santo entonces el Espíritu nos va a tener que dejar, nos perderemos.
El liderazgo del Espíritu Santo no es una apariencia religiosa, ni una mirada penetrante o alguna vestimenta religiosa. Eso no es el liderazgo del Espíritu Santo; es mas bién muy práctico, pero es obligatorio si quieres llegar a donde Dios quiere que estés. Nunca serás victorioso en la vida aparte del Espíritu Santo. Ser guiado por el Espíritu comienza con la Palabra de Dios, al poner en práctica lo que ella me dice. La Biblia es escrita a nuevas criaturas, no a pecadores. Dice muy poco a los que no son de Dios, o sea, a los no salvos. El mensaje es para aquellos que hemos nacido de Dios y nos dice “…No dejando de congregarnos”. Esto es una orden de Dios, entonces no es legalismo para mí; al ir a la Iglesia simplemente estoy siguiendo el liderazgo de Dios. No sólo me dice que vaya allá, sino que dice, “traed todos los diezmos al alfolí”, que es la Iglesia. Es para el ministerio; no es para los predicadores de la televisión ni para tus familiares pobres, el diezmo pertenece a la casa de Dios. Por tanto cuando doy mi diezmo a la casa de Dios congregándome con el pueblo de Dios, estoy siendo guiado por el Espíritu de Dios.
Jesús dijo en Lucas 18: 1, “…orar siempre, y no desmayar”. Cada vez que voy a la reunión de oración estoy siendo guiado por el Espíritu. Y cuando soy sensible a la Palabra escrita de Dios y sigo al Espíritu, entonces Dios puede hablar a mi corazón y guiarme al ministerio. El me puede decir si quiere que me quede donde estoy o no. Pero si no soy obediente y guiado por el Espíritu en la Palabra escrita de Dios, entonces El no puede hablarme. No sé cuál es tu caso, pero sé de personas que nunca vienen a las reuniones de oración, no dan para las misiones y casi no vienen los domingos por la noche, pero vienen los domingos por la mañana y desean profetizar a todos. Eso es absolutamente absurdo, es algo terrible que tal cosa se permita en la casa de Dios, porque si no eres sensible y guiado por la Palabra escrita de Dios, entonces Dios no tiene nada que decirte.
El Espíritu es obligatorio para el rapto pues el ser raptado es ser glorificado. El rapto de la Iglesia es espiritual; lo único que puede ir al cielo es lo que vino del cielo. Y ser guiado por el Espíritu es que un día lleguemos a Su presencia.
Jesús dijo, “…si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan 6: 53) Beber su sangre es beber del Espíritu, porque el Espíritu es el Espíritu de Vida (Referencia Romanos 8: 2). Moisés dijo que en la sangre estaba la vida de la carne, y la vida del cuerpo de Cristo es el Espíritu Santo. La vida de la carne está en la sangre, la vida del cuerpo espiritual es el Espíritu Santo. Pablo escribe de esto a la Iglesia, “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire…” (1 Tesalonisenses 4: 17). Este pasaje no habla de vida física, habla de estar vivo espiritualmente. Lo que eras no es importante, pero lo que eres en el momento del rapto es lo que va a significar todo. Ser lleno con el Espíritu es un término en tiempo presente. El rapto es espiritual.
Recuerdo mi época de Pastor que fueron 35 años; por muchos años teníamos un viernes al mes vigilias de oración. Teníamos como cuatrocientos miembros en la iglesia que asistían normalmente. Pero recuerdo que en una de esas vigilias habían como 41 personas incluyendo mi esposa y yo, y mientras oraba, caminaba de ida y vuelta hacia el altar, agradeciendo a Dios por los que El había reunido en esa vigilia. Era cerca de la medianoche cuando una voz me dijo, “Tú estás mirando el grupo del rapto en esta iglesia”. Créeme, esto me llamó la atención. Estaba predicando a cuatrocientas personas en un domingo, quizás a doscientas en un miércoles, pero de los cuarenta en la vigilia Dios me dijo, “estás mirando tu grupo del rapto”. Me detuve bruscamente y en mi corazón le pregunté, “¿quieres decir que si vinieras esta noche, sólo nos llevarías a nosotros?” Dios me dijo, “lo que quiero decir es que si no puedo llamar a un hombre a una reunión de oración, nunca lo llamaré para el rapto”. Ves que ésto es espiritual. Tienes que permanecer vivo y sólo el Espíritu Santo trae esa vida.
Recuerdo que estuve en Nuevo México y había predicado sobre la venida del Señor Jesucristo. Muchas personas habían venido al altar para ser salvos, buscando a Dios. Estábamos en el auditorio principal; creo que se llamaba Esceva; era un auditorio en el centro de Albuquerque. Y mientras estábamos ahí, orando, una dama que habíamos conocido por la televisión se acercó a mí, y dijo que quería hablarme. Me dijo que mientras oraba tuvo esta visión; ella dijo: “no es que estuviere dormida o soñando, sé que no estaba fuera de mi cuerpo; pero mientras oraba tuve esta visión, de un enorme bote en proceso de construcción. Mientras lo observaba sabía que era el arca de Noé que estaba siendo construida. Y veía animales corriendo alrededor jugando en el arca: ardillas corriendo en sus tablas, aves haciendo sus nidos, zorros, toda clase de animales jugando en esa arca. Luego observé que una nube oscura apareció más allá del arca y hubieron rayos y truenos. Luego vi un campo y vi a esos animales salvajes, venados, leones, que al ver eso se volvieron para entrar en el arca. En la visión, esos animales salvajes entraron en el arca; las puertas se cerraron y vino el diluvio. Pero cuando esa arca empezo a flotar, no estaban dentro ni uno de esos animales que habían estado jugando en el arca cuando la estuvieron construyendo”. Vendrán del Norte, Este, Sur y del Oeste. Y Se sentarán en el reino, y los hijos de ese reino serán echados fuera. El Espíritu es obligatorio.
En alguna ocasión había estado ayunando muchos días buscando a Dios. Y tú no puedes buscar a Dios resueltamente y acercarte a El, sin que el rapto se vuelva una realidad muy presente. Comienzas a pensar como aquellos en la Biblia: “El puede venir en cualquier momento. ¿Está mi corazón bien? ¿Estoy listo? ¿Está todo como debería estar?” Y aquella mañana estaba solo en la iglesia en un ayuno de, quizás diez o doce días; recuerdo que estaba pensando en el rapto, y Dios me dijo, “Transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos”, esto es, instantáneamente. Si ocurriera en este momento, los santos se irían, transformados, en la veinteava parte de un segundo. Recuerdo que le dije a Dios aquella mañana, “Sé que puedes hacer cualquier cosa. No cuestiono tu poder, pero me gustaría que me dijeras cómo en una veinteava parte de un segundo vas a llamar a los millones de muertos y de vivos. Deben de haber muchos. Sé que somos la minoría, pero debemos ser millones. ¿Cómo vas a llamar a todos por su nombre en una veinteava parte de un segundo?” Tú puedes juzgar quién fue el que habló, pero algo me habló en ese momento, “No voy a llamar a nadie por su nombre. Hace dos mil años envié al Espíritu Santo a esta tierra para apartar una novia para mi Hijo. Y cuando llegue el día de la Boda, sólo lo voy a llamar de vuelta a casa, y todos los que tienen a El dentro de ellos, vendrán juntamente con El”.
El Espíritu es obligatorio, nunca lo olvides. Predícalo en las iglesias y a las personas. No es suficiente que hayas sido lleno hace veinticinco años, ¡debes ser lleno hoy!