Lección 3.- La Cruz En Relación Al Asunto De La Vida
Leamos Deuteronomio 30: 11-20
También Hebreos 11: 14-15, Apocalipsis 1: 18, y Filipenses 3: 10
Una cosa es absoluta, que la vida en un sentido espiritual, sólo se puede tener como resultado de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Sólo en base a la cruz podemos tener esta vida; en base de Su muerte y por Su resurrección, esta vida eterna es dada a aquellos que creen. Cuando recibimos esta vida eterna, quizás no hay el sentido de conflicto, de está guerra que esta llevándose a cabo en otro ambiente, y la razón para esto es simple: en el asunto del don de la vida eterna, el Señor Jesucristo fue quien peleó esa batalla en la Cruz, y nosotros recibimos esa vida eterna, por fe al aceptar lo que El ha hecho por nosotros. Ese es un aspecto de la Cruz en este asunto de la vida: cuando nos asimos objetivamente de la Cruz, recibimos esta vida eterna. Pero hay otro lado: La Cruz de nuestro Señor Jesucristo obrando en nosotros subjetivamente resulta en una vida más abundante. Las propias palabras de Cristo en Jan 10: 10 fueron: “…Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.” La vida en abundancia requiere que lo que El hizo por nosotros, sea hecho real en nosotros. Lo que El hizo en la Cruz, totalmente destruyendo a ese viejo Adán, debe ser llevado a cabo en mí. En su Cruz, el Señor Jesús trató con nuestro pecado, y en base que El ha tratado con él, y al creer en Su obra expiatoria, recibimos esta vida eterna. Pero El también trató con nuestro “yo” en la Cruz, y esto es algo que tiene que ser hecho real en nosotros progresivamente. Recibimos vida eterna como un regalo por lo que El hizo por nosotros. Pero ahora esa vida abundante es obrada en nosotros progresivamente, a medida que la Cruz trata con nuestro “yo”. A medida que el poder de la Cruz trata con nosotros, se abre un camino para que la vida sea expresada en una forma mayor. Es el “yo” que estorba la vida, que impide su expresión plena; es la vida natural que obstruye el camino de esta vida divina. Así que reconocemos desde un principio que el problema no es Satanás sino es el “yo”; el “yo” viene a ser una herramienta de Satanás, y esa es la razon por la cual Pablo dijo “No proveáis para los deseos de la carne” (Rom. 13:14), porque la guerra espiritual no es echar al diablo de la ciudad, sino es una batalla para que la vida sea expresada, y ya que es el “yo” que obstruye esta expresión, entonces es la obra de la Cruz la que trata con esto. Es la vida natural obstruyendo esta obra, así que lo que ha sido hecho por nosotros, debe ser hecho en nosotros. A medida que esto es hecho, la vida llega a ser cada vez más y más una posesión gloriosa, llega a ser un gozo que va creciendo en una expresión de plenitud. A medida que lo que Cristo ha hecho por mí en la Cruz ahora es hecho en mí, el fluir de vida va creciendo.
Sabemos que hay un desorden en la creación, y debemos reconocer que con este estado de desorden, Dios no está unido; El no tiene nada que ver con él. Cuando Adán pecó, se convirtió en un tipo diferente de hombre; el orden, la función de su vida fue cambiada. Dios echó al hombre del jardín, y puso al querubín y la espada ardiente que le decía al hombre, “tú clase no puede volver a mi presencia”. Así que hay este desorden en la creación con el cual Dios no esta unido; este desorden no está de acuerdo a la mente de Dios, pues ha cesado de expresar lo que Dios quería. Ese orden es contrario a la intención de Dios, por lo tanto Dios no está asociado con él de ninguna forma. Pero segundo, hay una asociación definitiva de Satanás con ese estado de desorden. Dios no está conectado con él en ninguna forma, pero Satanás está conectado definitivamente con ese estado de muerte y destrucción. Estamos hablando de lo que es muerte, pero tú sabes que no es algo pasivo: es confusión, caos, desorden; estos son los elementos activos en ese estado de muerte. Hay fuerzas obrando que no son las fuerzas de la vida sino de la muerte. En otras palabras la muerte está obrando y Satanás está asociado con él. Hay siempre y en todo tiempo un ataque contra la vida, porque Satanás sabe que si nosotros como Iglesia y como individuos, no somo una expresión y un testimonio del hecho que Dios levantó a Jesús de los muertos, entonces ya no hay razón más para llamarnos la Iglesia; no somos nada sino un sistema religioso. Debido a esto, surge una gran necesidad y esta necesidad es multiple.
Primero, debe haber un rechazo judicial de este estado de desorden, la sentencia debe ser pasada sobre él y bajo el juicio este desorden debe ser puesto fuera de la vista de Dios. Debe ser puesto en un lugar donde está enteramente bajo el embargo divino, donde ninguna parte de él es aceptada por Dios. Esto fue necessario como un paso primario para todo lo que Dios iba a hacer en este nuevo orden. Dios pasó la sentencia sobre la creación en la Cruz de Cristo “Si algún hombre está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron”.(2 Cor. 5:17 paráfrasis) Ese antiguo orden de confusión y muerte, ya ha sido tratado, ha sido puesto a un lado por medio de la Cruz de Cristo, y ahora nada de él es aceptado en la obra de Dios. Sabemos que Dios efectuó esto con la nueva creacion por medio de la Cruz; Dios no va a aceptar nada del hombre natural en esta nueva vida, así que eso es lo primero que tiene que ser hecho.
Pero lo segundo, la destrucción actual y potencial del poder de la muerte y de Satanás debe de llevarse a cabo. Dios ya lo hizo actualmente en el Señor Jesucristo; El destruyó la muerte y a aquel que tenía poder sobre la muerte, quien es el Diablo. La palabra “destruyó”, es traducida de una palabra que significa: “ser traído a nada”, y eso no significa lo que algunas personas piensan que significa. A veces, cuando hablamos de destruir las obras de Diablo, pensamos que significa sacarlas fuera de la existencia, pero esta palabra no significa esto: traerla a nada significa que la intención de Dios es que no pueda obrar más, que no pueda hacer su obra en nosotros. En cuanto a nuestro Señor Jesucristo se refiere, el Diablo no puede operar, él no puede tocar a Jesús personalmente. En Su Cruz, en Su propia persona, Jesucristo no sólo destruyó a la muerte, sino destruyó la persona de la muerte, a Satanás mismo. Entonces el en su propia persona hizo esto. La única forma en que Satanás puede tocar a Jesús ahora es a través de nosotros, Sus miembros. No tiene poder para tocar a Jesús con muerte, ni com ninguna otra arma. A través de Su muerte, Jesús destruyó a aquel que tenía el poder de la muerte; eso fue hecho actualmente en Jesús. Pero la otra palabra que usamos fue “potencial”; esa destrucción potencial de la muerte y Satanás fue en favor de los santos. Eso es algo que ya ha sido asegurado y podemos entrar en ello por fe y conocerlo en una forma progresiva. Ya es potencial en nosotros; a través de su cruz y por la vida del Espíritu Santo es potencial. En cuanto a nosotros, no es un hecho actual que Santanás ha sido puesto abajo, pero esto ha sido asegurado en una forma potencial. Si alguno está en Cristo ese potencial está ahí. En Cristo nosotros vemos la destrucción de la muerte y de Satanás como un hecho ya llevado a cabo, y por lo tanto, es potencialmente hecho en los santos. Yo he sido predestinado para ser conformado a Su imagen.
Lo tercero es, que es esencial que haya una representación viva del orden divino, un orden sin muerte y victorioso sobre Satanás, como el patrón al cual los creyentes tienen que ser conformados. No es suficiente que yo oiga eso, you debo ver aquello en lo cual no hay muerte, que es victorioso sobre la obra del infierno. Esta es una necesidad que es satisfecha en el Señor Jesucristo. El es la representación de toda la nueva creación, el nuevo orden al cual debemos ser conformados. Dios tiene que obrar conforme a un patrón, y Cristo es ese patrón, así que conformidad a Cristo significa conformidad a un orden divino representado por el Señor mismo. Este es un orden al cual nosotros somos conformados, y debe haber un patrón; Cristo es el patrón, y el hombre debe ver eso. ¿Cómo va a verlo? en tí y en mí, y si ellos no lo ve en nosotros, somos una mal representación, somos una maldición en vez de ser una bendición. Cristo es la suma del orden divino. Muchas veces el pueblo de Dios no puede reconocer esto. Primeramente debemos de reconocer que El es una persona; antes que todo El es una persona divina, y es en sí mismo la suma total, el resumen del orden celestial y divino. El tabernáculo o el templo del Antiguo Testamento, con su sistema regulado, ordenado, establecido, y funcionando, representó y era un tipo de Cristo: Cristo es el sacerdote, Cristo es el altar, Cristo es el sacrificio, Cristo es el lino, Cristo es el oro, Cristo es la humanidad perfecta, Cristo es todo. El es el orden de Dios, y la Biblia dice esto: “Que todo sea hecho decentemente y en orden” (1 Cor. 14:40 paráfrasis). Es un conjunto sistematizado, es celestialmente planeado y llevado a cabo. Cuando venimos a nuestro lugar en el orden divino, (y eso requiere que halla una perfecta relación unos con otros) en Cristo somos equipados, todo funciona, hay una relatividad respecto a todo, es un sistema divino maravilloso. La muerte y Satanás tienen su entrada cuando cualquier cosa relacionada al orden divino es desobedecida. En los primeros capítulos del Libro de Apocalipsis, Jesús señaló cosaas en las iglesias que eran contrarias a la mente y el propósito de Dios, y El les dijo: “Si ustedes no tratan con estas cosas, Yo voy a quitar su lugar; ustedes pueden seguir siendo religiosos, pero ya no son más mi Iglesia.” Y cuando permitimos esas cosas, hemos permitido la entrada de la muerte. Es fácil para la muerte sujetarse a la Iglesia cuando hay desorden en medio del pueblo. Muchas cosas que son hechas van a ser contrarias a lo que tú piensas, pero todo tiene que ser hecho decentemente y con orden, no importa si tus sentimientos son heridos o no. Es la Vida la que debe ser expresada, y si te molestas, te fastidia, muestra que lo que tú quieres expresar es a tí mismo; “Muchas paz tienen los que aman tu ley, y nada los ofenderá” (Salmo 119:165 paráfrasis). Solamente eres ofendido porque prefieres tú voluntad a la suya. Donde sea que este orden no se toma en cuenta y es desobedecido, le hemos dado a Satanás una oportunidad para que entre. Si la iglesia de Corinto es un ejemplo de un testimonio debil, y de hecho que sí lo es, la razón no es difícil de encontrar; era un problema de desorden en medio de los creyentes, y eso es lo que hizo que su testimonio fuera débil. Así que Dios debe tener en nosotros la representación del orden divino, y a eso los creyentes tienen que ser conformados.
Cuarto, es requerida una unión vital con El como algo básico, y una vida continuamente y totalmente vivida en el Espíritu Santo. Que tu seas lleno del Espíritu Santo no es algo opcional, pues tú no puedes funcionar en este cuerpo sin el Espíritu Santo, no puedes ser conformado a este orden aparte de El; es sólo por el Espíritu en unión vital con Cristo que hay este fluir continuo de la vida de Dios. Todos aceptamos lo primero que es esencial, esto es, que una unión vital con El es lo básico. Pero tan importante como eso, es que debemos de ser la expresión completa de la Vida; el Espíritu Santo tiene que ser permitido libremente fluir a través de nosotros. Así que la vida en el Espíritu Santo es el contraste divino al orden de la muerte que está bajo el poder de Satanás. Así como vimos que Enoc fue un contraste al registro largo de la muerte en el hombre, la vida vivida en el Espíritu Santo es un contraste a la muerte de Satanás. Una vez, nuestra vida estaba bajo la muerte por el poder de Satanás: la Biblia dice que todos estábamos muertos en delitos y pecados; caminábamos y respirábamos, pero todos estábamos bajo muerte. Ese desorden era activo y energético, pero Dios no estaba en él. Puede ser que estaba activo en una forma religiosa, pero era muerte, Dios no estaba ahí. Debemos de saber esto, que las personas más difíciles de alcanzar, de sacar de la muerte espiritual, son los religiosos, porque su religión los ha puesto en una posición falsa. Al ser religiosos ellos se han engañado para creer que todo esta bien, pero no hay expresión de la Vida. Pero contra esto, Dios ha puesto su nuevo orden, que está totalmente bajo su Espíritu Santo; eso significa que absolutamente todo va a ser sometido al Espíritu de Dios. No vamos a movernos sin El, porque cuando lo hacemos, estamos actuando fuera de la unión con Dios. Esto es todo el esfuerzo de Satanás; toda su obra contra Cristo fue que El actuará independientemente del Padre, y eso El rechazó hacer, porque El sabía que en el momento que El hacía esto, Satanás podía derribarlo, la muerte podía entrar. Tú y you vamos a reconocer eso si nos movemos, actuamos, razonamos, o funcionamos en cualquier forma sin que nuestras vidas entén completamente sometidas al Espíritu Santo. Si hacemos esto, vamos a actuar fuera del ambiente de Dios, y vamos a terminar en la muerte. Quizás tengamos buenas intenciones, quizás nuestros motivos sean correctos, pero hay muchas cosas religiosas hechas para Dios que no son hechas en el Espíritu Santo, y traen una maldición. Dios le dijo a Abraham que iba a tener un hijo, así que después de muchos años, él decidió ayudar a Dios, y la maldición vino por esto. El Señor es bueno y El tiene gracia, y porque a veces es un asunto de ignorancia, El es paciente con nosotros, El quiere dirigirnos en un camino mejor; pero eso de ninguna forma significa que El acepta aquello que no es del Espíritu Santo. En algún punto va a derrumbarse, y aquellos que están involucrados en él serán derribados, y reconocerán que el gran porcentaje de la obra no va a ser tomada en cuenta. Así que la Cruz es la respuesta que incluye todo, sólo la Cruz de Cristo. Todo lo que hemos dicho hasta ahora, está sumado en la Cruz. La Cruz dice en términos muy claros que un orden religioso, un orden que procede del hombre en su estado natural, debe ser puesto de lado, ninguna parte de eso funciona aquí. En la Cruz del Señor Jesucristo, Dios dice, “tú, en tú estado natural, no puedes servirme, en tú estado natural, no puedes llevar ningún fruto para mi gloria.” Lo único que puede llevar a cabo los fines de Dios, es aquello que procede del Espíritu Santo. Esto analiza y categoriza todas las cosas que decimos, por ejemplo. Continuamente hace la pregunta, ¿Eso fue hablado por el Espíritu Santo? Cuando decidimos hacer cosas, si estamos bajo El, entonces va a haber esa pregunta, ¿ Fue realmente eso mandado por el Espíritu Santo? No es suficiente que te preguntes si tenías buenas intenciones, sino, si Dios te lo dijo. ¿Fue con el motivo de hacerlo para la gloria del Señor? ¿Fue del Espíritu Santo? Eso es lo único que es importante. No importa si tú lo quisiste hacer para Dios, ¿Fue hablado por el Espíritu Santo? Mucha profecía personal es más bien algo contrario al Espíritu Santo. ¿Cuántas personas han sido destruidas por ella? Decimos cosas a veces, quizás tratando de alentar, pero esto destruye si no ha venido del Espíritu Santo.
Yo estaba en una ciudad llevando a cabo una reunión y vino una pareja que tenía un pequeño hijo que tenía dos años, tenía un síndrome, el cerebro se le hinchaba, y los doctores le dijeron que no viviría, iba a morir. Pero ellos vinieron a mí y me dijeron: “sabemos que nuestro hijo no va a morir, hemos tenido muchas profecías que nos han dicho que va a vivir, y va a ser un predicador”. Fui y oré por este pequeño, y al día siguiente en la mañana, me llamaron diciendo que el niño había muerto, pero que vaya al hospital porque sabían que Dios lo iba a levantar de los muertos. Fuimos y el pastor estaba ahí, le dije: “Yo voy a orar por ese niño, yo no sé si Dios lo va a levantar de los muertos, pero yo te voy a decir que esas profecías no tienen nada que ver con esto; esa gente querían animarte, pero presumieron del Espíritu Santo, y si no tienes cuidado, esto te va destruir”. Dios no levantó al niño de los muertos, pero yo le prediqué a él todo el camino de regreso. Le dije, “ Dios no tiene la culpa en esto; la gente que profetizó tiene la culpa”. Si yo voy a poner manos sobre un hombre, y profetizar, mejor es que yo sepa que es de Dios, porque hay tanta tontería disfrazándose como profecía, que mucha gente se ha perdido a causa de esto. La pregunta es ¿Dios lo dijo? ¿fue el Espíritu Santo? ¿Yo hice la decisión en el Espíritu Santo o en mi propio juicio después de evaluar la situación? “De acuerdo a mi propio juicio, hice lo mejor que podía hacer””. Eso no es suficiente; lo único que importa es la Vida. Esto requiere mucha oración, mucho esperar, mucho buscar. La carne siempre es presuntuosa, y quiere controlar por medio de la profecía, pero yo rechazo ser controlado y guiado por la profecía. Algunos dicen que esto es un camino difícil el tener que preguntar antes de que actuamos o hablamos. ¿Estoy haciendo esto en el Espíritu? Yo creo que en el principio hay mucha debilidad; por esto la Biblia dice que continuemos buscando. Van a haber fallas, pero no van a proceder de malas intenciones, pero debemos reconocer que nuestra vida debe ser sometida al Espíritu Santo. Y cuando nos damos cuenta que hay algo que procede de nosotros mismos, debemos ser fieles a Dios respecto a eso. Yo creo que lentamente pero con seguridad, vamos a llegar al lugar mientras crecemos, que, si no es de Dios, va a haber una pausa en nuestro corazón, y nuestra vida va a ser puesta totalmente bajo Su control.
La Cruz es el fin de la vida resucitada, no el inicio. “A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, llegando a ser semejante a El en Su muerte”. ¿Por qué Pablo puso la muerte al final de Filipenses 3: 10? No hay error ahí, este orden es el orden del Espíritu Santo. El poder de Su resurrección presupone que ha habido ahí una muerte, pero la misma vida resucitada guía hacía la Cruz. Es la característica de la vida regir sobre todo lo que pertenece a la muerte, así que es el poder de la resurrección que nos lleva al lugar donde la muerte es vencida, eso es, a la Cruz. Así que Pablo dice: “llegando a ser semejante a El en Su muerte.” Esto significa que el terreno que la muerte tiene es progresivamente removido. No vamos a sobrevivir sin Su vida resucitada, así que Pablo dice, “A fin de conocerle, y el poder se Su resurrección”. Eso significa conformidad a la muerte, pero sin destrucción; sólo destruye aquello que puede morir. Así que el Espíritu Santo está obrando siempre en relación a la Cruz para que el poder de Su resurrección sea manifestado más y más en nuestra vida.