Lección 7.- Un Corazón Malo De Incredulidad
1 Tesalonicenses 4: 14-18 dice, “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.
Hebreos 2: 3 “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron”.
Hebreos 3: 12 al 4: 2 dice, “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyeres hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron”. Luego Hebreos 4: 6, “Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia”.
En el versículo 12 del capítulo 3 habla de un corazón malo de incredulidad, hablando de apartarse del Dios vivo. Vas a notar en los versículos que leímos que se habla de creer a Dios o no creerle. Primeramente el apóstol Pablo dice que si nosotros creemos que Jesús murió y resucitó, Dios traerá con El a los que durmieron con El. El habla del arrebatamiento aquí, del arrebatamiento, y conecta todo con creer a Dios. Los otros versículos que leímos eran acerca de Israel; la primera generación nunca entró a la tierra prometida, por causa de su incredulidad. En el versículo 12 se nos dice que toda la maldad es un producto de no creer a Dios: el hombre va al infierno porque él no cree; los cristianos pierden con Dios porque no creen lo que El dice; no oramos porque realmente no creemos que El contesta la oración. Cuando nuestros corazones no creen que Dios quería decir lo que dijo, entonces nosotros llegamos a ser negligentes con nuestras vidas. Entonces este corazón malo de incredulidad nos hace que nos apartemos del Dios vivo.
¡¡Jesucristo viene!! Nosotros vivimos en el fin de una era. No sé si el calendario está correcto, pero yo creo que hemos entrado en la última década. Creo que Cristo viene antes de lo que muchos creen. ¡¡Habrá un arrebatamiento de la Iglesia!! Jesús dijo en Mateo 24: 36, “Pero el día y la hora nadie sabe…”. Luego en Lucas 21: 34 “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”. El dice que podemos estar tan involucrados con las cosas, que ese día, el arrebatamiento de la Iglesia, nos sorprenda sin que nos demos cuenta. Significa que perderíamos el arrebatamiento.
El término, “aquel día” indica un día fijo en el tiempo, cuando va a ocurrir el arrebatamiento. Hay un día en el calendario de Dios cuando la Iglesia va a ser arrebatada. Dios no está esperando que algo ocurra para hacer esto, hay un día y una hora. Hay un día de la boda que ya ha sido fijado. Y cuando llegue ese día, la novia subirá a casa, al cielo.
A lo largo de toda la era de la Iglesia han habido señales proféticas para el creyente, que han estado directamente asociadas con la segunda venida de Cristo. Estas señales son ordenadas por Dios para guardar a los “elegidos” de Dios de cada generación, que están esperando Su regreso. La Biblia dice que si nosotros creemos que El demora en regresar, vamos a comer y beber con los borrachos; cuando llegamos a creer que El no viene, entonces nos volvemos negligentes con nuestras vidas. A través de todas las edades desde que Cristo volvió al cielo, han habido señales en cada generación acerca de Su venida.
La existencia de muchos anticristos es la señal predominante. Nosotros sabemos que cuando la Iglesia se vaya, vendrá un anticristo que se va a sentar en el trono en Jerusalén. Toda generación ha tenido a alguien que pensó que era el anticristo. Nerón, el emperador de Roma, asesinó y destruyó a los cristianos a tal extremo que pensaron que él era el anticristo; ellos creían que Cristo estaría regresando en cualquier momento. En el Siglo VI, Mahoma y sus ejércitos musulmanes recorrieron gran parte de la tierra destruyendo y asesinando a los creyentes; los elegidos creyeron y predicaron que Mahoma era el anticristo y creyeron que estaban en las puertas de la tribulación.
En el Siglo XI vimos a Genghis Khan de Mongolia en el desierto Gobi, y los elegidos pensaron también que era el anticristo. En nuestro tiempo hemos visto Hitler y Stalin, y muchos de la Iglesia pensaban que eran el anticristo; tenían toda la apariencia de ser el anticristo. Esta generación no es una excepción; el espíritu del anticristo ha pervertido todos los segmentos de la sociedad. Hay una diferencia significativa en esta generación y en las pasadas, y esa diferencia es que no hay Nerón, ni Genghis Khan, ni Hitler que podamos señalar como el anticristo; pero el espíritu de este tiempo malvado está por todos lados, y todo encaja con la palabra de Dios: el próximo será el anticristo. Esto está en total acuerdo con la palabra profética. El anticristo no puede ser revelado hasta que la Iglesia sea quitada. “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio” (2 Tesalonicenses 2: 7). Lo único que detiene al anticristo es el Espíritu Santo y cuando El se vaya, este hombre de pecado será revelado. Sólo en esta vez, va a mostrarse el verdadero anticristo.
Yo creo que la guerra de Ezequiel está por convertirse en una realidad. La controversia de Sión se está levantando (Isaías 34: 8). Irak en la última guerra advirtió que aplastaría a Israel si eran atacados. Señalando a Israel, Sadam dijo, “No hay escapatoria para ustedes a menos que dejen la tierra de Palestina y los santuarios de los árabes”. Ezequiel nos muestra que es Rusia y no Irak, la que va a dirigir a las fuerzas contra Israel. En Ezequiel capítulos 38 y 39 tenemos una descripción de esta guerra. ¿Cómo va a ser esto? Hoy, Sadam parece que está dirigiendo el ejercito, ¿cómo va a convertirse Rusia en la cabeza de esta federación contra Israel? Los musulmanes son la clave. La nación de España dijo a los países del Este, a las comunidades de Europa, “ustedes están viendo el lugar equivocado. El problema no viene del este: hay que mirar al norte de Africa”. La religión islámica es la amenaza a la paz mundial. El 55% del ejército de Rusia son islámicos y el mundo no está prestando atención suficiente al crecimiento de la iglesia islámica. Hay un avivamiento en la iglesia islámica. En Estados Unidos es la religión que está creciendo más. No se da suficiente atención al gran surgimiento del Islam.
El significado de esto es que ni América ni Rusia pueden permanecer neutrales con respecto a este avivamiento del Islam. ¡Aquí está el por qué! Las fuerzas de la iglesia Islámica van a destruir inevitablemente a Israel a menos que E.E.U.U. intervenga a favor de Israel. Ningún presidente americano puede permitir que esto ocurra, y ninguna Rusia controlada centralmente puede sobrevivir ignorando el islamismo. El 55% de su ejército son musulmanes islámicos. Acuérdate, ningún mayor poder continental europeo puede apoyar a USA contra la iglesia Islámica sin tener un conflicto civil, porque en todas las grandes ciudades del mundo hay grandes grupos musulmanes: en Londres, París, etc.; entonces, una gran crisis mundial se acerca. La batalla que empezó en la tienda de Abraham ya va a ser resuelta. Cuando Isaac nació, empezó la lucha en la tienda de Abraham, y esta lucha ha continuado entre Israel y los musulmanes desde entonces.
La guerra de Ezequiel está por acontecer y va a producir dos eventos principales: El arrebatamiento de la Iglesia y la revelación del anticristo. Con todas estas señales apuntando al pronto retorno de Jesucristo, hay dos cosas que deseo enfatizar a ti, como creyente en Jesucristo. Primeramente, van a haber pocos que entren al arrebatamiento. Cristo dijo que hay muchos llamados, pero pocos son los escogidos. Toda persona nacida del Espíritu es llamada a ser parte de esa novia, pero de ese gran número, son pocos verdaderamente que lo van a lograr. El segundo punto que quiero enfatizar es por qué la mayoría de los cristianos profesantes van a perder el arrebatamiento.
“Muchos son los llamados, pocos los escogidos”. Siempre ha habido un remanente. El profeta Elías pensó una vez que él era el único, pero Dios le aseguró que habían 7,000 que no habían doblado la rodilla ante Baal. Todo tipo en la historia ha demostrado esta verdad acerca del remanente, que los pocos y no los muchos estarán en el arrebatamiento. Hubieron 600,000 judíos que salieron de Egipto, y sólo 2 de ellos entraron en la tierra prometida; con Noé, sólo 8 almas salvadas en el arca; en Sodoma, sólo Lot y sus hijas; y de los miles que vieron los milagros de Jesús, sólo 120 estuvieron con El en el aposento alto.
La vasta mayoría de la Iglesia no está preparada. Si Cristo viniera esta noche, la mayoría se quedaría. ¿Por qué, de los millones que dicen que El viene, sólo pocos están listos? Primeramente, la mayoría de los cristianos toman a Dios como algo ya otorgado. Actúan como les place y creen que Dios aún está en ellos. La forma más alta de engaño es que creas que puedes vivir en pecado y que aún Dios te va a bendecir. Hay muchos que enseñan esto en la Iglesia; que puedes vivir como quieras, y aún tener el favor de Dios en tu vida. Hay una actitud que dice que Dios va a aceptarlos en su egoísmo, así que, toman esta “gran salvación” a la ligera. La Escritura dice “¿Cómo escaparemos si descuidamos…?” La respuesta es obvia, no escaparemos. Si tu descuidas esta gran salvación vas a perderte. Cristo viene por aquellos que lo esperan. Esperarlo es vivir para Cristo cada día. Es orar, es vivir rectamente. Entonces, ¿cómo escaparemos? La respuesta es obvia, ¡no escaparemos!
En la mayoría de la Iglesia no hay verdadero hambre espiritual. Llama a una reunión de oración y en la Iglesia promedio ni siquiera el 10% asiste. La mayoría de los cristianos ha hecho a Dios como uno de ellos. Van a la iglesia cuando quieren; no aceptan ninguna responsabilidad y realmente no hay hambre espiritual en la mayoría de las iglesias. Finalmente, la obediencia no es importante para la mayoría de los cristianos profesantes; pero la Biblia dice que la obediencia es mejor que el sacrificio y la palabra usada para “sacrificio” también puede ser traducida como “adoración”. En otras palabras, obediencia es mejor que el sacrificio, porque si no obedeces entonces tu oración no vale nada. Si Dios tiene una controversia contigo, si estás viviendo una vida desobediente, entonces Dios no tiene tiempo para tu adoración.
En todo el mundo se reúnen en las iglesias los días domingos y entran en formas para adorar a un Dios con el que no han hablado toda la semana. Jesús dijo que oremos en todo tiempo sin desmayar. La gente que nunca toma tiempo para orar, viene a la iglesia a adorar en formas solamente, pero sus vidas no están bien con Dios. Consideremos a David, rey de Israel, y el adulterio que tuvo con Betsabé y cómo mató a su esposo Urías: pasó luego por lo menos un año antes de que el profeta lo confrontara; yo sé que el bebé nació y murió y el profeta lo confrontó con su pecado y se arrepintió, pero todo ese tiempo había estado yendo a la iglesia, alabando al Señor; él era un asesino, un adúltero, sin embargo está yendo a la iglesia; sólo estaba en formas. ¡Cuánto de esto está en la iglesia! las vidas descuidadas, indiferentes a la santidad de Dios, y vienen a juntarse con la multitud, siguiendo con sus formas huecas; pero sus vidas no están bien con Dios.
Para ellos la obediencia no es importante. Este espíritu desobediente es un “corazón malo de incredulidad”. Hebreos 3: 12 habla de esta incredulidad que es apartarse del Dios vivo. La incredulidad siempre se manifiesta en la desobediencia. Dios llamó a Abraham y le dijo: “anda, vé”, y él se paró y obedeció a Dios, y la Biblia dice que le fue contado por justicia. El creyó a Dios, ¿qué hizo para creer a Dios?, hizo lo que se le indicó. Cientos de años después, su familia estuvo a punto de entrar en la tierra prometida, pero como hemos leído, nunca entraron a causa de su incredulidad. ¿Cómo se manifestó esta incredulidad? Rehusaron cruzar el río, no hicieron lo que Dios les había dicho. Su incredulidad fue desobediencia y nunca cruzaron el río. La incredulidad siempre se manifiesta en un rechazo de obedecer a Dios. Dios nos dice que no dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre; nos necesitamos los unos a los otros. Tú no puedes avanzar solo en esta vida cristiana; cada uno de nosotros suplimos lo que falta al otro, y la Biblia dice que nos congreguemos. El no venir voluntariamente a la iglesia es pecar contra Dios, es desobedecer a Dios. Igualmente en el traer los diezmos a esta casa: cualquier cristiano que no lo hace es rebelde contra la palabra de Dios; hay un corazón malo de incredulidad en esto. Dios me dice a mí, “trae tu diezmo al alfolí” o sea, a la iglesia. El me dice, “si lo haces, yo abriré las ventanas de los cielos y derramaré bendiciones hasta que sobreabunde”. Yo fui salvo en 1949. Mi pastor me enseñó esto, yo lo creí y entonces empecé a diezmar a Dios, y puedo decirte que las ventanas de los cielos se abrieron para mí; conozco a otros que no lo hicieron y son malditos, tienen un corazón malo de incredulidad. Esto es lo que nos impide obedecer al Señor. Tan seguro como que la incredulidad mantuvo a Israel fuera de la tierra prometida, esa incredulidad te va a mantener a ti fuera del arrebatamiento, porque la desobediencia es rebelión. La Biblia dice que la rebelión es como pecado de brujería o idolatría.
Todo hijo de Dios que espera estar en el arrebatamiento debe saber muy bien, que el gobierno de Dios no acepta nada como virtud, fuera de la obediencia a la palabra de Dios. “Para aquellos que lo esperan, El aparecerá la segunda vez”. Esperar implica diligencia, diligencia de vida y acción, porque nuestro Señor dice, “ocúpense hasta que venga”. Juan dijo que si tú crees que El viene, te vas a purificar. El hombre va a andar en santidad si cree en la segunda venida de Cristo. Entonces, esperarlo significa vivir para El, siempre tener cuidado cómo vivimos y andamos. Si yo creo que Cristo viene, no iré a ningún lugar que yo no quisiera estar si El viniera; no haré nada que no haría si El viniera. Yo no seré, haré o iré a nada de esto. Esperar a Cristo es vivir en obediencia. Elías dijo a Eliseo, “Si me vieres cuando yo me vaya…”.
En Proverbios 8: 17 Dios dijo: “Yo amo a los que me aman,…”. El amor de Dios no hace acepción de personas. Dios te amó a ti y a mí cuando aún no lo amábamos, pero cuando lees este versículo, parece que Dios hace acepción de personas. La Biblia lo dice bien claro; el amor no es una cosa, el amor es lo que tú haces. El dijo “si tú me amas, guardarás mis mandamientos”. Luego dice que la fe obra por el amor; entonces, amar a Dios es obedecer Sus mandamientos. Toda promesa de la Biblia es precedida por un mandamiento. Lo que Dios está diciendo es, “si tú me amas por obedecer mis mandamientos, yo te amaré cumpliendo mis promesas”.
“Como fue en los días de Noé, así será en los días de la venida del Hijo del Hombre” ¿Cuál fue la marca característica de los días de Noé? Estaban comiendo, bebiendo, casándose y dándose en matrimonio. El juicio venía, pero todo seguía igual. El predicaba a su pueblo, y decía “Dios va a juzgar esta tierra”, pero ellos estaban como si nada pasara, en sus casas, negocios, etc. Nadie hizo caso, y sólo 8 personas estuvieron en el arca. Yo sé que hay mucha más gente que esto en la Iglesia pero la mayoría nunca escucha; no hacen caso a los siervos de Dios, tienen cosas más importantes que hacer.
Lot en Sodoma es otro tipo. Dos ángeles llegaron a la ciudad y Lot se encontró con ellos en la entrada. El les dijo que se queden esa noche con él, pero los ángeles le dijeron que tenían que escapar de esa ciudad para salvar sus vidas. Una era la voz de un hombre involucrado en las cosas, la otra era la voz de ángeles fuera de la ciudad. Ellos les están diciendo, “el sol no va a salir ya más sobre esta ciudad; esta es la última noche de Sodoma y las cosas ya no serán como se ven”. Tú y yo estamos a las puertas del acontecimiento más grande de la historia. Cualquier día Jesucristo viene, pero mira todo el descuido y negligencia que hay en la Iglesia. Los ángeles le dijeron a Lot que saque a su familia de allí, y cuando él se acercó a sus hijas, ellas parecían burlarse de él; no le hacían caso aunque él les rogaba. Su esposa se convirtió en una estatua de sal; el problema de ella eran las cosas materiales. Ella siempre había viajado con su esposo, viviendo en tiendas, sin un lugar estable; pero cuando llegaron a Sodoma, tuvo una linda casa, y familia; sabía que eran malos en esa ciudad, pero para ella todo estaba bien. El precio que tuvo que pagar fueron estas cosas ordinarias; esto le impidió ir al cielo. Ella no podía dejar sus cosas; ella ya estaba fuera de la ciudad pero miró atrás.
Jesús dijo que el espíritu que es indiferente espiritualmente que marcó los días de Noé iba a caracterizar los días justo antes de Su venida. Hoy todas las señales indican otro holocausto con un solo escape: el arrebatamiento de la Iglesia. Los corazones de los líderes mundiales están desfalleciendo, viendo con temor la crisis del Medio Este. Mientras que los líderes mundiales están alarmados con todo esto, para la Iglesia todo sigue igual, no hay alarma en ella. “Como fue en los días de Noé…el diluvio llegó y se los llevó a todos”, pero “un remanente será salvo”. Va a haber un pueblo que ama a Dios y que va a andar con El. Yo pastoreé una iglesia por 35 años y teníamos varios cientos de miembros; teníamos vigilias una vez al mes, los viernes. Hace ya un tiempo en una de estas vigilias, éramos 41 personas incluidos mi esposa y yo; como a la media noche estaba orando y escuche una voz que me dijo, “tú estás viendo tu grupo del arrebatamiento de esta iglesia”. Yo me paré y dije, “¿éstos son todos?; Señor, si tú vinieras esta noche, de los 400 miembros de la iglesia, los que estamos ahora ¿seríamos los únicos en irnos?” y Dios dijo: “Si no puedo hacer que los hombres vengan a una reunión de oración, nunca podré atraer su atención al arrebatamiento”. No importa a cuál iglesia vayas, si se convoca a una vigilia y asiste aun el 10%, tienes suerte. “Los de puro corazón verán a Dios” (Mateo 5: 8). Esto no es futuro: los puros ven a Dios ahora.
Los grandes santos de todas las edades sabían que el pecado más grande y más costoso era “una gran indiferencia por las cosas espirituales”. Cuando perdemos nuestro amor por la palabra de Dios, cuando perdemos nuestro amor por conversar con Dios, estamos muertos. Yo viví 27 años sin Dios, nunca iba a la iglesia; habían iglesias en Estados Unidos pero yo no iba simplemente porque no quería. Nunca leía la Biblia; teníamos una Biblia, pero yo no quería leerla. Nunca iba a una reunión de oración, y de seguro las iglesias las tenían, pero yo no quería ir. Entonces, si llega un momento en mi vida en el cual no quiero leer la Biblia, no quiero orar, no quiero ir a la iglesia, estoy muerto. Estaré otra vez en el lugar que estaba antes de conocer a Cristo y no voy a entrar en el arrebatamiento. La negligencia es el peor pecado de todos los tiempos. Pablo declaró esa preocupación en su clamor, “Que yo pueda asir aquello por lo cual fui asido”. El estaba hablando de la primera resurrección, el arrebatamiento. Quizás él era el más grande de los apóstoles, y he aquí está reconociendo la posibilidad de perder el arrebatamiento. “Que yo pueda asir aquello por lo cual fui asido”; él sabía que Dios lo había salvado para sacarlo de esta tierra, pero él sabía que había una posibilidad de ser rechazado; hay una posibilidad de perder con Dios. El hombre de Dios clamaba “que yo pueda asir aquello por lo cual fui asido” (Parafraseando Filipenses 3: 12).
Cuando veas que estás perdiendo el deseo por las cosas espirituales, cuando la palabra de Dios ya no emociona tu corazón, cuando pierdes el deseo de congregarte en la familia de Dios, cuando puedes pasar días sin abrir tu Biblia, entonces estás muriendo o ya estás muerto, y ahora en los fines de este siglo que Cristo está viniendo, el peor enemigo es involucrarnos en las cosas de este mundo. En la ciudad de St. Louis, Missouri, está el zoológico más grande del mundo. Allí hay un águila americana que siempre estaba en la parte superior de su jaula, mirando a las alturas, porque Dios no la hizo para que estuviera en esa jaula; ellos cortaron sus alas y la pusieron en la jaula. Pero el guardia descuidó al águila y escapó. Como no había volado por mucho tiempo, ya no podía volar tan lejos; sólo puda volar 50 km, y se cayó en el campo de un sembrador. Ella no era suficientemente fuerte físicamente, y se cayó en medio de este campo. El sembrador la llevó a su granja y la amarró con una soga a un palo junto al ganado y todo su excremento. Esa noche él leyó en el periódico donde decía que el zoológico había perdido un águila; daban un número de teléfono para avisar si alguien la encontraba. Así que él llamó y avisó que la tenía y le dijeron que al día siguiente irían para verla. Vinieron del periódico y les enseñó dónde estaba el águila. Observaron que el águila caminaba con su cabeza alzada, mirando a las alturas; caminaba de un lado hasta donde terminaba la soga, y luego volteando caminaba, hasta el otro extremo, haciendo lo mismo, vez tras vez, siempre con su cabeza hacia lo alto, nunca para abajo ni a los costados. Cuando llegaron del zoológico, el científico dijo que era su águila y la iban a llevar, y el granjero dijo: “no la va a llevar, tiene que hablarme de esta ave”. Le dijeron: “¿qué quieres saber?”. “Bueno”- respondió el granjero, “ayer la amarré a este palo, y ha estado caminando y haciendo surcos; nunca deja de caminar y nunca mira para abajo. Mis perros vienen y le ladran y las gallinas y los pavos vienen, haciendo ruido para llamar su atención, pero no lo logran; el águila no mira hacia abajo, no baja la guardia. Aun mi hijo vino y le tiró tierra y el águila ni siquiera lo miró”. El científico le dijo, “¿qué le pasa a esta águila?” y el granjero respondió, “no le pasa nada. Dios nunca la hizo para que esté atada a un palo; Dios hizo a esta águila para que vuele, y ella sabe que un día en este cielo de Ilinois otra águila va a venir; y si ella se mantiene mirando a lo alto, el águila va a gritar fuerte pero si ella está distraída, prestando atención a los ladridos del perro o a la gallina o jugando con el niño, ella no escuchará el grito o el llamado de la otra águila, y no podrá responder. Pero si es sensible a su llamado, va a poder contestarle y la otra águila va a descender y la va a libertar o la va a matar, porque ella no va a permitir que tú la menosprecies”.
Quiero decirte hermano, que si tú estás escuchando todos estos ladridos de los perros o los chismes, si estás involucrado con las cosas de este mundo, nunca vas a escuchar cuando El viene con sonido de trompeta y estruendo de Dios. Si tú estás envuelto en las cosas de este mundo, El vendrá y se irá, y tú ni siquiera te darás cuenta. Si estás tan afanado con las cosas de este mundo, como la esposa de Lot, no pudiendo soltar estas cosas, entonces nunca lo oirás cuando El venga. Es a los que están esperando, velando, y sin pecado, a los que se les aparecerá por segunda vez. Prediqué en una ciudad de Nuevo México en un auditorio de 3,500 personas que se llenó y afuera quedaron 1,200 personas sin entrar. Prediqué esa noche sobre la segunda venida de Cristo y varios cientos de personas pasaron para ser salvas, y durante el tiempo que estábamos orando por estas personas, de la televisión se acercó una persona que nos conocía a mi esposa y a mí. Vino y me dijo, “yo sabía antes que ustedes vinieran aquí, de qué iban a predicar; porque dos semanas antes que usted viniera, yo estaba en oración, yo no estaba durmiendo ni soñando, estaba con los ojos bien abiertos, y tuve una visión: nunca había tenido una visión antes, pero ese día vi a obreros trabajando y yo sabía que era el arca de Noé. Vi a animales jugando y a las aves haciendo sus nidos, animalitos grandes y pequeños jugueteando sobre el arca, entrando y saliendo. Mientras observaba esto, vi que el arca fue terminada y escuché un gran sonido, y cuando miré hacia arriba, habían nubes oscuras que nunca antes había visto; era una tormenta como no se puede imaginar. Pero mientras miraba, los relámpagos comenzaron a caer, los animales silvestres miraron arriba y voltearon y corrieron para entrar directamente en el arca, y luego se cerró la puerta y vino el diluvio. Luego vi que el arca flotaba”, y ella continuó diciéndome: “Hermano Clendennen, ninguno de esos animales que estuvieron jugueteando encima del arca, estaban dentro cuando se fue”.
Este Libro dice que vendrán del norte, este, sur y el oeste y van a sentarse en el reino, y los millones que jugaban con El van a estar fuera por descuido y negligencia; estaban jugando con el arca: Cristo es esa arca. Yo he sido parte de esto hace mucho tiempo, he observado a los animalitos jugando, entrando y saliendo de la Iglesia, que cuando les dices algo que no les gusta, se van. Cualquier cosa les puede ofender y se van. La tempestad, el diluvio vendrán, y todos esos animalitos que jugaban con El no van a estar presentes cuando el arca esté aquí.