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Lección 1.- ¿Qué Es Avivamiento?

Lección 1.- ¿Qué Es Avivamiento?

Por toda la palabra de Dios, escuchamos el clamor para un avivamiento.

En el Salmo 85: 6, David clama, “¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en tí?” Y otra vez lo digo, cuando hablamos de avivamiento, necesitamos tener la motivación correcta para desearlo. Mucho del anhelo por un avivamiento hoy es nada más que aumentar la asistencia en la iglesia, o el prestigio del predicador, o que los diezmos sean un poco mayores. Pero siempre debe ser para una sola cosa, para la gloria de Dios. David habla sobre el mundo religioso, y dice que es tiempo que El actúe porque ellos han considerado inválida Su ley. Esta es la razón del avivamiento: El nombre de Dios no es glorificado.

Habacuc 3: 1-2, “Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot. Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia”.

¿Qué es avivamiento? El término tiene que ser definido. Para algunos avivamiento es mucha emoción y entusiasmo. He observado esto en la iglesia Pentecostés en los cuarenta y cinco años que he estado afiliado ahí. Si tenías la música apropiada y todo lo demás que lo acompañara con gente saltando un poco, lo llamaban avivamiento. Puede ser el resultado del obrar del Espíritu Santo o sólo la carne respondiendo a lo que está ocurriendo a su alrededor. Para otros, avivamiento es una reunión evangelística exitosa. Es éste sentido en que más se ha usado en los cuarenta y cinco años que he sido parte de ellos. Algunos adhieren a la etimología de la palabra, y lo usan para describir un avivamiento personal en el creyente por medio del Espíritu Santo. Si un grupo individual es avivado en santidad y llega al lugar de bendición, esto se llama avivamiento, aunque no haya ninguna extensión de la obra.

Otros, cuyo énfasis es mas definido dicen que es más una experiencia definida del Espíritu: un grupo individual ha sido lleno del Espíritu, han “tenido avivamiento”, sin que esto tenga repercusiones fuera del círculo necesariamente. Sin embargo, como el avivamiento siempre implica el avivamiento de creyentes individuales, estos casos que he presentado son verdaderos; pero para las definiciones de avivamiento, son totalmente inadecuados. Aunque la Biblia no usa en sí la palabra “avivamiento”, contiene ejemplos y tipos de avivamiento y muestra todos los principios de ese avivamiento. Avivamiento es más que grandes reuniones, y emociones religiosas. Es más que sólo estar lleno de entusiasmo, o aún estar lleno del Espíritu Santo; tenemos que saber esto. Es más que salvar almas. Tú puedes experimentar cualquiera de estas cosas sin avivamiento, y sin embargo el avivamiento incluye todo lo que hemos mencionado.

Hay una gran diferencia entre lo mejor de misiones y campañas y un genuino avivamiento enviado por Dios. Cuando Dios liberó a Israel de Egipto y lo estaba llevando a la tierra prometida, El dijo, “la tierra a donde los llevo no va a ser como de donde los saqué, donde riegan la tierra con sus pies, sino que es una tierra de montes y valles que son regados con la lluvia del cielo” (Parafraseando Exodo 3: 8). En otras palabras, esto no es una obra hecha por manos humanas. Este agua va a venir de Dios. Todos nosotros hemos asociado la lluvia temprana y tardía que menciona la Biblia con el avivamiento. La carta de Santiago habla de esto. Lo que se está diciendo aquí es que va a ser diferente en esta tierra, no va a ser una situación creada por el hombre. Dios lo dice de esta manera: “Si obedecen mis mandamientos y mis estatutos, entonces les daré la lluvia a su tiempo” (Parafraseando Levítico 26: 3). En otras palabras, Dios dijo, “si no llueve, no me molesten; el problema son ustedes, examínense”. La Iglesia debe saber esto, debe saber lo que es avivamiento realmente. El problema no es Dios, porque El quiere que el río fluya. Es la Iglesia la que restringe al río. Ahora, cuando hablamos de misiones y avivamiento, primero, esto es, en las misiones, el hombre es el que toma la iniciativa. Puede ser el impulso del Espíritu Santo el que lo guía. Pero en el avivamiento, la iniciativa es de Dios. En una la organización es humana, en la otra, esto es, en el verdadero avivamiento, es de Dios.

No estoy desmereciendo el trabajo misionero como lo conocemos, ni tampoco niego el hecho que Dios lo ha usado para la conversión de multitudes; pero debe quedar bien claro que él mismo no constituye lo que la Biblia quiere que sepamos es el avivamiento. Si no conocemos esta verdad, vamos a quedarnos cortos. Como Israel, vamos a dejar siempre algún lugar alto en cualquier parte, y vamos a perdernos del derramamiento y abundancia que Dios quiere darnos realmente. Las misiones pueden ser una parte del continuo programa de evangelismo que es la tarea de la Iglesia, pero el avivamiento es una cuestión de tiempos y momentos especiales.

El avivamiento puede desatarse durante una misión y cuando lo hace, aparecerán ciertos aspectos que son peculiares en un avivamiento, y ciertos aspectos van a desaparecer que son característicos en las misiones. Quiero decir, que el significado de cualquier palabra es determinado por su uso. Para tener una definición de avivamiento debemos apelar al pueblo de Dios, que han usado la palabra con un significado consistente a través de los siglos. Si damos una mirada de cerca a la Palabra, esta nos va a revelar y confirmar que avivamiento es la intervención divina en el curso normal de las cosas espirituales. Es Dios irrumpiendo en el curso normal de la religión. Es Dios revelándose a sí mismo al hombre en una santidad temible, y con un poder irresistible. El avivamiento es tal manifestación de la obra de Dios, que cualquier personalidad humana queda oscurecida, y los programas humanos son abandonados. Es el hombre retirándose al último lugar y Dios tomando la preeminencia; es algo superior. El avivamiento es Dios revelando su poderoso brazo, y trabajando con un poder extraordinario tanto en los cristianos como en los pecadores, a la par.

Existe mucha excitación religiosa aquí en el Oeste, y nosotros erróneamente le hemos llamado a esto, avivamiento. No menosprecio lo que está ocurriendo: hay conversiones y personas siendo llenas con el Espíritu Santo. Pero hace aproximadamente ocho años, la primera página de uno de los periódicos más prestigiosos del mundo, el diario Wall Street, anunciaba, “Una nación en avivamiento pero sin cambio”. Date cuenta, aquí se veía un periodista secular, quien aparentemente sabía más de avivamiento que un miembro de una iglesia o un predicador. El hablaba de los avivamientos del pasado con Lutero, Wesley, Finney o Moody, y él decía, “Esos avivamientos no sólo cambiaron dramáticamente a las personas involucradas en esto, sino tuvo gran poder de sujeción sobre la comunidad de países donde ellos ocurrían”. Y él siguió diciendo: “el actual avivamiento no ha hecho prácticamente ningún cambio en las vidas de las personas que tomaron parte de él, y no ha afectado absolutamente en nada a la comunidad”. Mira a Estados Unidos. En medio de su tan llamado avivamiento, uno de cada diez se ha convertido en homosexual, estan matándose en las calles, hay jóvenes criminales, cada vez de menor edad. Se tienen que usar detectores de metal en los colegios porque nuestro niños llevan pistolas. No me hablen de avivamiento. Podemos tener una pequeña religión, pero necesitamos saber que avivamiento es cuando Dios irrumpe en medio de nuestras actividades religiosas comunes, portando su brazo, mostrándose a sí mismo en una temible santidad y con el poder para cambiar las cosas. El avivamiento verdadero hace que el hombre ponga todos sus afectos en las cosas de arriba, y no en las de la tierra.El impío una vez mas comienza a reflejar en la eternidad. El Dios de los santos y profetas del Antiguo Testamento era el Dios del avivamiento.

En Isaías 63, el profeta recuerda cómo el pueblo de Dios se había rebelado y contristado al Espíritu Santo (v.10) y él anhelaba una manifestación de Su celo y poderosas obras (v.15). El profeta clamó que Dios está mirando hacia el santuario estropeado, y él exclamó, “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de tí” (Isaías 64: 1-3).

Habacuc el autor de nuestro texto, que vivía en un día cuando los juicios de Dios ya habían sido dados sobre su pueblo por su pecado, rogó por avivamiento, “…Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia” (Habacuc 3: 2). La ira de Dios siempre ha venido con sequías, hambrunas, inundaciones y fuego. Dios mío, Estados Unidos sufre. Leí un artículo en que un hombre analizaba la situación, y empezó a comentar sobre las grandes inundaciones, el gran huracán que pasó sobre Florida, y el terremoto en California; todo esto ocurrió después de tres días de un desfile de homosexuales. ¡El juicio ha venido, sí señor! ¡Será mejor que clamemos de corazón como pueblo de Dios! ¡Oh, que el Señor rompa los cielos y descienda para que los montes se derritan ante su presencia, y que haga grandes cosas para que haga notorio su nombre a todos!

En una visión Habacuc percibió una respuesta a su oración; él vio a Dios en movimiento. Veámoslo en Habacuc 3: 3-7 : “Dios vendrá de Temán, y el Santo desde el monte de Parán. Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; rayos brillantes salían de su mano, y ahí estaba escondido su poder. Delante de su rostro iba mortandad, y a sus pies salían carbones encendidos. Se levantó, y midió la tierra; miró, he hizo temblar las gentes; los montes antiguos fueron desmenuzados, los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos. He visto las tiendas de Cusán en aflicción; las tiendas de la tierra de Madián temblaron “.

En Habacuc 3: 12-13 dice : “Con ira hollaste la tierra, con furor trillaste las naciones. Saliste para socorrer a tu pueblo, para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, descubriendo el cimiento hasta la roca”. Ahora, al final del Antiguo Testamento encontramos a Dios aún llamando al remanente a través de su pueblo, para que paguen el precio. El dijo, “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los Ejércitos, sino os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3: 10). Podemos ver a Zacarías, a Joel, a muchos profetas, que trajeron a los días oscuros un rayo de esperanza bajo la promesa de un avivamiento de Dios. Cuántos de la multitud tienen esperanza en las palabras de David, “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes” (Salmos 27: 13).

Pero en el Nuevo Testamento, el verdadero motivo del avivamiento es visto bajo una luz más clara, cuando lo encontramos asociado con el derramamiento del Espíritu Santo. Como muestra del derramamiento del Espíritu, Pentecostés fue único solamente por haber sido el primero. Lo que quiero decir, es que así es como Dios desea que la Iglesia viva; no es sólo algo que ocurrió hace dos mil años; es único por ser solamente el primero en acontecer. Pedro declaró en el gran día, “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,…” (Hechos 2: 16-17). Ahora, bajo la inspiración del Espíritu Santo, Pedro fue guiado a alterar la profecía de Joel 2: 28, donde dice, “Y después de…”, y ahora esta promesa se refiere a un periodo de tiempo, “En los postreros días…”, y no a un momento circunstancial, como en los días de Pentecostés. Por las palabras de Pedro se puede ver claramente que esta profecía tuvo sólo un cumplimiento parcial en los días de Pentecostés. Todos los años en la historia de la Iglesia han sido en los postreros días, y le ha agradado a Dios a través de los siglos y en momentos especiales cumplir esta profecía. Tenemos esto, cuando vemos ciertas cosas que empiezan a ocurrir, esas cosas que marcan el fin de los tiempos y las generaciones, El dijo: “erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”. Puedo decirte que hemos asociado esto con la Segunda Venida de Jesús. El vendrá, pero también, debemos asociar que esta redención nos ha acercado a través de las edades cuando aún Cristo no había venido por su Iglesia, sino que vino a ella en una manera nueva con una vida nueva, y prodigios acontecieron en su Iglesia. Realmente actividad del hombre tuvo que detenerse. ¡Oh, Señor danos ese día!

Han habido oportunidades en que aún las predicas han tenido que parar porque la gente se postraba, y la voz del predicador se ahogaba en los llantos del pecador. Así ocurrió con Jonathan Edwards en el avivamiento de Nueva Inglaterra. Jonathan Edwards, ese gran hombre de Dios, era tan corto de vista que tenía que sostener su mensaje justo en la punta de su nariz para poder leerlo al pie de la letra como lo había escrito; pero el avivamiento cayó, y él tuvo que callarse porque la gente se agarraba de las columnas y de las bancas llorando, y decían, “Tenga misericordia hermano Edwards”. ¡Vieron que el infierno se abría!

Hermano, El lo hará si encuentra un vaso dispuesto. Lucas describió poderosamente tal escena con estas palabras, “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso” (Hechos 10: 44).

David Brainard describió el comienzo del derramamiento entre los Indios Americanos en 1,745 con estas palabras, “El poder de Dios parecía descender sobre la congregación como un viento poderoso e impetuoso, y con una fuerza sorprendente hizo postrarnos a todos delante de El. Yo me quedé sorprendidísimo”, dijo Brainard, “por la influencia que se apoderó de la audiencia casi en su totalidad, y lo pude comparar a nada más apropiado que la fuerza irresistible de un poderoso torrente…así todas las personas de todas las edades se postraron juntas, y escasamente una pudo soportar el impacto de esta sorprendente operación”. Este gran hombre de Dios murió en el hogar de Jonathan Edwards, y Edwards dijo: “un ángel murió en mi casa hoy”. Pero en su diario, Brainard habló de cómo por más de un año él trabajó, oró y se preocupó. Estuvo con tuberculosis, con mucho dolor en ese terrible desierto del Nor Oeste. Ni un indio se movió. Pero cuando el cielo intervino ese día, como un viento recio el avivamiento llegó. El avivamiento nunca puede ser explicado en términos de actividad, organización, reuniones, personalidades o prédicas. Estos pueden o no estar involucrados, pero no pueden ser considerados como la causa de los efectos producidos.

El avivamiento es esencialmente una manifestación de Dios. Tiene el sello de la Deidad estampado ahí, que aún los no regenerados y novatos pueden rápidamente reconocer. Es imperativo que los avivamientos hagan un impacto en la comunidad, y éste es un medio por el que podemos distinguirlo de las operaciones más inusuales del Espíritu Santo. Cuando el avivamiento vino a Gales, después de mucha oración, mucha espera, y la preparación de un vaso a través del cual ese avivamiento pudiera venir, el hombre dándose al máximo, el que fue más responsable, Evans Roberts, en la noche de ese avivamiento predicaba a una iglesia pequeña; sólo habían diecisiete personas, sólo diecisiete. El avivamiento nunca viene, nunca ha venido, ni nunca vendrá a través de una campaña bien organizada, no importa cuánta gente asiste o cuán grande sea.

El avivamiento siempre ha venido a través de personas que han propuesto en sus corazones buscar a Dios. Vienen para ese propósito. “…lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón…” (Deuteronomio 4: 29). Siempre ha sido a través de esta gente que ha venido el avivamiento. Esta noche Dios le dijo a Evans Roberts en una reunión de oración que les diga a los hermanos tres cosas. El tenía que decirles: Primeramente, “Apártense con arrepentimiento de cada pecado conocido en su vida. Confiésenlo y arrepiéntanse de ellos”. En segundo lugar, “Apártense de todo hábito cuestionable”. En tercer lugar, “Arreglen toda situación con su hermano”.

Esta noche llegó el avivamiento a diecisiete personas, y en veinticuatro horas recorrió todo el valle, y más de diez mil almas se convirtieron. El Dios del que estamos hablando no ha cambiado, y el avivamiento por el cual nuestros corazones tienen hambre, será el mismo en el Siglo XX, como lo fue en el Siglo XIX. Dios no ha cambiado: somos nosotros con los que Dios tiene que tratar. Si no llueve entonces tenemos que examinarnos a nosotros mismos. ¿Hemos guardado sus mandamientos? ¿Hemos obedecido sus estatutos? No confundamos lo que es sombra por lo que es la verdadera esencia de un avivamiento. Cuando este venga, la Iglesia no tendrá que correr y hacer publicidad en la televisión para que la comunidad sepa que Dios ha visitado esta comunidad: la gente lo sabrá, porque el avivamiento es la presencia de Dios manifestada. El salmista dijo que el Mar Rojo huyó de la presencia de Dios en Judá. Puedo decirte que la maldad desaparecerá ante esta presencia. Permitamos que Dios sea conocido otra vez a través del único vaso por el cual El lo podrá hacer, y esto es la Iglesia del Dios Viviente. Millones serán salvos, y se eliminarán los crímenes y la maldad en nuestras escuelas. “¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en tí?” (Salmo 85: 6).

Concluimos que el avivamiento es cuando Dios aparece en los asuntos ordinarios de la religión, mediante una santidad temible y un gran poder irresistible.

 

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