Devocional para Hoy! – 2 de Noviembre
“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor…” (Filipenses 3:8)
La más rica cualidad del amor es el sacrificio, y la credencial más noble de toda obra es el espíritu por parte de sus miembros, que han rendido todos los intereses egoístas a los pies de Jesús. El espíritu es el que cuenta todas las cosas como pérdida por Cristo, que sostiene el dinero, sus amistades, su vida toda subordinada a las reclamaciones del Maestro. Luego, viviendo una vida que muere, por fin da la vida en sí misma como ofrenda voluntaria a Aquel que dio su vida por nosotros.
En esta era egoísta y lujosa, es la cualidad más raramente encontrada, pero es la que más se necesita; y como el final se acerca, y la última tribulación se acerca, la edad del martirio alcanzará el clímax. Entonces las lágrimas de dolor y la sangre del sacrificio se transformarán en las joyas del Día de la Coronación.
Se requiere un mayor sacrificio a veces para vivir que para morir; y los que se encuentren un día dispuestos a morir por Cristo son aquellos cuyas vidas ahora se rinden en diez mil pequeñas pruebas que nos llegan día a día.
–A.B. Simpson– [1843-1919, predicador canadiense, teólogo, fundador de ACYM]
No por la paz ni por el poder, ni por la alegría ni la luz;
No por la verdad y no por el conocimiento, no por la valentía en la lucha;
No por la fuerza para hacer tu servicio, mi oración no sea por eso;
No para algún regalo o gracia, sino para ti, Señor, sólo para ti.
Hazme solitario para tu presencia, cada amigo arriba,
Dame sed de Tu morada, dame hambre de tu amor;
Hasta que en la rendición plena y libre ceda mi vida a Ti;
Sólo entonces, en plena perfección, puedes tú mismo darte a mí.
Toda la belleza que busco, cada tesoro que poseería,
Tú eres eso en rica exhaustividad, sólo en Ti se halla;
Toda tu hermosura es lo que anhelo, todo lo mejor que pueda ser,
Nunca los encontraré en otro lugar sino en Ti, Señor, sólo en Ti.
Vacíame de toda mi gloria, toda mi jactancia, todo mi orgullo;
Deje mi justicia, mi sabiduría, en tu cruz ser crucificadas;
Lléname entonces con toda tu plenitud, todo de Ti trabajarás Tú en mí;
En Ti nada falta, hazme, Señor, completo en Ti.
–Annie Johnson Flint– [1866-1932, poeta]