Devocional para Hoy! – 1 de Noviembre
“Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;” (Colosenses 1:18)
¿Qué es negarse a sí mismo? La expresión abarca mucho más que una sugerencia de auto- negación. Puedo negarme a mí mismo mucho, y nunca tocar el corazón del problema, que es la negación del yo, no sólo de las cosas a las que el yo se aferra.
“Negar” no es la traducción más fuerte o más clara de la palabra griega, “aparneomai”.. “repudiar” provoca un sentido más pleno y exacto. Dos poderes supremos reclaman el gobierno de una vida cristiana; el “yo” y Cristo. El asunto se resuelve por su elección. Si elijo el “yo” como principio maestro en el gobierno de mi vida, yo repudio a Cristo diciendo “no” a su reclamo, y respondo como Pedro: “Yo no conozco a ese hombre.” Si, por el contrario, acepto a Cristo como Señor, con mi vida cedida a y guiada por Su Señorío, yo repudio al yo, y antagonizo su reclamo. Por lo tanto, es lógico pensar que si el Señor Jesucristo ocupa el lugar supremo de la autoridad en mi vida, Él en todas las cosas tiene preeminencia. Entonces, ¿Qué significa para el discípulo tomar su cruz? La interpretación de esa declaración se da en Marcos 8:35, “El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”.
–Anónimo–
La cruz trata con la carne. Dios nos ha mandado a negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguir a Jesús. La gracia de Dios nos enseña que al negar la impiedad y los deseos mundanos, buscamos el regreso de Jesús. Buscamos viviendo. De acuerdo con la forma en que vivamos, demostramos si estamos o no buscando Su venida. Al negar la impiedad, como negamos los deseos mundanos, entonces buscamos a Jesús por venir.
–B. H. Clendennen- La Escuela de Cristo – [1922-2009]
Dios no te ha mandado a que seas admirado o estimado. Él nunca ha ordenado que defiendas tu carácter. Él no te ha puesto en el trabajo para contradecir la falsedad (sobre ti mismo), que los siervos de Satanás o de Dios puedan empezar a vender, o localizar cada rumor que amenace tu reputación. Si haces estas cosas, no harás nada más; estarás en el trabajo para ti mismo y no para el Señor.
–Autor Desconocido–