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Devocional para Hoy! – 07 de Agosto

«Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensa… que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” (Romanos 2:2-4)

Hay una diferencia radical entre el arrepentimiento natural y arrepentimiento dado por Dios. La carne puede sentir remordimiento, reconocer sus malas obras, y avergonzarse de sí mismo. Sin embargo, este tipo de disgusto con acciones pasadas puede rápidamente encogerse y desvanecer, y el individuo pronto puede volver a sus viejos malos caminos. Ninguna de las marcas de un verdadero arrepentimiento descritas en 2 Corintios 7:11 se encuentran en su comportamiento. De una lista de 10 hombres en la Biblia que dijo, «He pecado», creemos que sólo cinco se arrepintieron realidad. Eran David (2 Sam 12:13.), Nehemías (Neh 1: 6), Job (Job 42: 5-6), Miqueas (Miqueas 7: 9), y el hijo pródigo (Lucas 15:18). -Autor Desconocido-

El primer remedio para los vagabundeos del corazón es gran humillación de sí mismo ante Dios, para que el mal en que el alma ha caído pueda ser enfrentado de lleno y reconocer sin paliativos, excusa o defensa propia. El yo debe ser destronado por completo. Dios debe ser honrado y su verdad debe ser magnificada a expensas de la auto-aniquilación.

Es un gran don de Dios que cualquier reincidente (caído/desviado) tenga la gracia de arrepentirse y confesar y volver a Jesús. Pero para este don divino que Dios pone en el corazón del vagabundo, el alma nunca volvería a Él. El don del arrepentimiento es tan verdaderamente divino y señal del favor de Dios, como el don del Espíritu Santo. Se necesita gracia para reconocer nuestras faltas, para volverse contra nosotros mismos, y para mostrarnos sin cuartel.

Otro remedio es una determinación fija para estar bien con Dios y con nuestros semejantes ¡a cualquier costo! Estamos yendo al día del juicio, ¡y tenemos que tener una justicia del día del juicio en nuestras almas aquí! Esta determinación para hacerlo bien puede implicar sólo una disculpa a un niño, o a un amigo, o la confesión de un error. Puede implicar gran restitución. Puede implicar una pérdida de la riqueza y lo que el mundo llama el honor y la reputación. Puede implicar la pérdida de amigos. Puede tratarse de la mayor miseria, ir a la cárcel o el destierro del Estado. Puede tratarse de sufrimientos que pueden desgarrar el corazón en mil jirones, y fundir los ojos con dolor; pero si se trata de todo lo que la imaginación puede concebir, ¡la pérdida y el dolor en sí son infinitamente mejor que tener el enojo de Dios y las llamas del infierno! -George D. Watson- Beauty for Ashes (Belleza por Cenizas). 1896 [1845-1923 (4) evangelista wesleyano, ministro, autor]

 

 

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