Devocional para Hoy! – 24 de Noviembre
“dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efesios 5:20)
“Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18)
Es posible dar siempre gracias por todas las cosas, porque “sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). “Todas las cosas” incluye las que nos hacen sufrir y que tienden a molestar y nos dejan perplejos, las cosas que no podemos entender, las tentaciones que nos asaltan, las pruebas que nos afligen, los malentendidos y las tergiversaciones que a menudo nos causan dolor por dentro, las traiciones por parte de aquellos en los que teníamos plena confianza y de cuya amistad pensábamos que podíamos depender. “Todas las cosas” incluye también las oraciones sin respuesta, o las oraciones que nos parecen sin respuesta que en realidad son contestadas, pero no en la forma en que esperábamos que sean. En una palabra, todas las cosas, tanto buenas como malas, o que hemos caracterizado como buenas o malas, todas las cosas están trabajando conjuntamente para este fin; a saber, que los que aman a Dios sean hechos como el Señor Jesús… No es agradable ser escogido en el horno de la aflicción, pero hay cosas que no son agradables y son buenas… El bien, por lo tanto, hacia el que Dios está haciendo que todas las cosas ayuden es un bien espiritual. Las cosas no están ayudando a fin de que los santos puedan tener lo que el mundo llama un buen momento. Ayudan a fin de que estén listos para la gloria, para que cuando venga Jesús Él vea su imagen en ellos, y los reconozca como sus hermanos, como los suyos.
-J. Narver Gortner- [Pentecostal A/G predicador alrededor de los años 1920]
¡Oh Tú, cuya generosidad llena mi copa
Con toda bendición conocida!
Yo te doy gracias por cada gota,
La amarga y la dulce.
Te alabo por el camino del desierto,
Y por la orilla del río;
Por toda bondad que hayas dado,
Y toda gracia denegada.
Te doy gracias por tanta sonrisa y ceño fruncido,
Y por la ganancia y la pérdida;
Te alabo por la corona futura
Y la presente cruz.
Te doy gracias por el ala del amor
Qué agita mi nido mundano;
Y por las nubes de tormenta que me impulsaron
Temblando, a tu regazo.
Te bendigo por el alegre incremento,
Y por el gozo menguante;
Y por esta extraña, establecida paz,
Que nada puede destruir.
-Jane Crewdson- ” O Thou Whose Bounty Fills My Cup (Oh Tú cuya generosidad llena mi copa)” Música por William Gardiner, 1860. [1808-1863, poeta]