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Devocional para Hoy! – 13 de Octubre

“Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” (Filipenses 3:3) 

Estamos obligados a ceder a la circuncisión cristiana tanto como, o incluso más, los judíos fueron obligados a observar la circuncisión física. Ellos no permitirían que siquiera un prosélito participe de su culto sin estar circuncidado. No fue una cuestión de elección con ellos, ni lo es con nosotros: fue requerido por Dios.

La circuncisión de Cristo no es hecha por manos, sino por el Espíritu. Es quitar todas las cosas carnales que han deshonrado a Dios y a nosotros, y han obstaculizado el trabajo de Dios en nuestras vidas. Significa la purificación del corazón, la purificación de la vida. Necesitamos la purificación de nuestros corazones y nuestra vida diaria para que nada impuro nos pueda tentar o contaminar, para que nada impuro pueda encontrar lugar dentro de nosotros. Despojarse del cuerpo de la carne deja al mundo y al enemigo sin nada que los pueda atraer.

Pablo dice que él no tenía ninguna confianza en la carne. ¿Tienes confianza en ti mismo? ¿Tienes confianza en tu propia sabiduría o conocimiento, en tu asesoramiento y capacidad de dirigir otra vida? El estado más maravilloso al que podemos llegar es el lugar donde sabemos que nuestra propia impotencia es absoluta, y hemos aprendido por experiencia que, sin él, no podemos hacer nada…

¡Qué escondite en la humildad, y qué espera en Dios exigida por Él para limpiarnos y purificarnos, y llenarnos de amor divino! Que corazón derretido debe haber en nosotros para clamar a Él y estar dispuestos para que utilice medios drásticos, si es necesario, con el fin de que podamos ser despojados de toda nuestra propia fuerza carnal, y realmente saber que estamos indefensos en nosotros mismos…

La venida del Señor se acerca rápidamente; y si nos vamos con Él, debemos velar ardientemente por su venida. Debemos tener el corazón anhelante de la esposa del Cordero. Demos todo nuestro ser en sus manos, que la circuncisión de Cristo quite todo el cuerpo de la carne, y que en todas las cosas pasemos a ser subordinados a su Espíritu Santo hasta que estemos poseídos por Él solo. —Cora Harris MacIlravy- Desconocido

 

Pasa sobre mí con tu cobertura, mientras me humillo;
Yo me rindo al propósito de tu voluntad,
Barre, oh, conquista las olas, y purifica
Y con tu plenitud lléname. 
—Amy Carmichael- “The Shell” [1867-1951, misionera a la India—
sirvió allí 55 años sin vacaciones, cristiana protestante, Autora]

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