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Devocional para Hoy! – 13 de Enero

“Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (Hebreos 12.6, 7)

“He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.” (Job 5.17)

Dios permite que algunos de sus hijos atraviesen diluvios de problemas y el horno de la aflicción. El salmista dice: “Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia” (Salmos 66.12). Él dice además: “cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar” (Salmos 4.1) Si queremos ser pan para el hambriento, entonces Dios puede hacernos pasar por el molino de la tristeza y sufrimiento.

El sendero que José transitó, lo guio a través del valle de la humillación y sufrimiento, pero luego, estuvo en el trono; él le dijo a sus hermanos que lo habían vendido: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para mantener en vida a mucho pueblo.” (Génesis 50.20)

Tristeza, sufrimiento y decepciones son las carrozas de Dios para traernos a un fructífero y valioso lugar. Somos proclives a ver el lado costurado, los hilos anudados y enredados, pero después veremos el otro lado: el patrón con sus hermoso diseño de muchos colores, cosido con las agujas que nos causaron tanto lamento y dolor. Job tuvo un bendecido “después” como leemos: “Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero…” (Job 42.12) —S.J. Grabill— Desconocido

05Dios no se complace en afligirnos, pero no se abstendrá del más doloroso castigo si es que por ello puede guiar a sus amados hijos a venir a casa y permanecer en su Amado Hijo. —Andrew Murray— 

 

Enséñame, Oh Señor,
Enséñame, Oh Señor tu camino de verdad
Y de él no me desviaré;
Que pueda firmemente obedecer.
Dame un corazón entendido,
En tus mandamientos hazme caminar,
Pues en la ley estará mi gozo,
Dame un corazón que ama tu voluntad,
Libre del descontento y la envidia.

Vuelve mis ojos de la vanidad,
Y hazme transitar tus caminos,
Oh que tu siervo demuestre tu Palabra,
Y así sea guiado a tu temor.
Aleja de mí el oprobio y el miedo,
Tus justos juicios confieso,
Para conocer tus preceptos, deseo,
Me revivas en tu Justicia.

— Joseph P. Holbrook, Dominio Público — [1822-1888, escritor de himnos]

 

 

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