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Devocional para Hoy! – 3 de Noviembre

 

“Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:14)

Nuestros talentos, dotes y ventajas naturales constituyen parte de nuestra confianza en Dios. El bello rostro de Ester era parte de su reino. Amado, ¿reconoces que incluso tu persona, tus atractivos naturales, tu dote intelectual, todas son una confianza dada por Dios y son para Dios? ¿Sabías que puedes utilizar sagradamente tu influencia y poder personales para avanzar en Su reino?

Nuestra posición y circunstancias sociales son parte de nuestro reino. Dios guio a Ester, en Su providencia, a un palacio y la convirtió en la esposa de un rey; así dándole una influencia que controle prácticamente todo el mundo. De la misma manera, Dios ha dado a cada uno de nosotros nuestros lugares en la vida, nuestras relaciones, nuestras amistades, nuestros lazos familiares, nuestra riqueza o pobreza, nuestra ocupación y negocio como canales de influencia y oportunidades santas de servicio para Su reino.

Ser colocados allí no depende de nosotros mismos, pero sí ocupar nuestro lugar. A veces el lugar más humilde es tan importante como el más prominente; incluso como el pequeño pivote de joyas en el reloj es el eje de toda la maquinaria, y el pistón en el motor mueve toda la obra de la fábrica, o los vagones del tren. Acerquémonos, pues, reconozcamos cada lugar en la vida, y todas las circunstancias que nos lleguen como una ocasión clara para algún propósito divino. Busquemos usarlo para bendición de los que te rodean.

¿Eres rico? Tu dinero no es tuyo, sino un fideicomiso para Dios. ¿Estás en una posición de negocios? Estás allí, no sólo para aprovechar la oportunidad para obtener ganancias y engrandecimiento, sino para glorificar a Dios en cada persona que conozcas, y para ser una bendición para todos aquellos con quienes entras en contacto. ¿Eres un obrero en la fábrica? Estás allí para la salvación de alguien, o para levantar el nombre de Cristo en el rostro de algún deshonor o insulto, o para dejar un ejemplo en el que ellos verán y reconocerán a su Maestro… ¡Que Dios te ayude a reconocer tu reino y a utilizarlo para tu Rey!

¿Nos damos cuenta, amados, del alto lugar que Él nos ha dado? Incluso es como Ester. La Iglesia de Dios es la novia del Rey de reyes. Ella ha sido levantada de la nada y de la indignidad para compartir todos sus recursos y gloria, para representarlo a Él en toda su plenitud, para extraer de Él todo su poder, y usar Su poder para establecer Su propio reino. ¿Realmente sabemos que hemos llegado al reino para horas como esta? 
–A.B. Simpson– In Heavenly Places (En Lugares Celestiales). 1892. [1843-1919, predicador canadiense, teólogo, fundador de ACYM]

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