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Devocional para Hoy! – 6 de Diciembre

 

“No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.” (2 Crónicas 30.8)

¡El Señor está cerca! El velo trémulo que cuelga entre el tiempo y la eternidad, entre la mortalidad y la gloria, se balancea con el aliento mismo de la presencia del que viene. Si Él viniera esta noche y te arrebatara a la gloria, no como siervo rendido de manos caídas, sino siendo una persona mundana con las manos todavía empañadas con las marcas de tu desesperado agarre a los adornos mundanos, y con tus labios todavía entreabiertos con una reciente negativa a Sus ruegos a que rindas tu vida, ¿no estarías “avergonzado ante Él en Su venida?”

¿Todavía vacilante, todavía comprometiendo, todavía en coqueteo carnal con el mundo? ¿El brillo de las bagatelas vanas de la tierra aún no se desvaneció ante la visión del Crucificado? ¿Tu corazón aún no gritó “¡Oh, galileo, Tú has vencido!?” ¿Quieres aferrarte a premios terrenales y ganar los celestiales también? ¿Te atreves a perseguir los mismos placeres, codiciar las mismas riquezas, servir al mismo amo como los mundanos confesos?

Amado: ríndete. Ríndete a ti mismo ante Él, o la confianza solemne de una vida humana que Él te ha dado para vivir, y vivir sólo una vez, al igual que la flecha emplumada pasará pronto, y caerá sin rumbo y rota a los pies de Aquel que la habría tornado en el arma más selecta de su aljaba para la guerra poderosa y victoriosa, si tú la hubieras cedido a Él. -E.G. Hughes- Desconocido

Deja que otros opten por caminos agradables de la vida
Por comodidad, placer, facilidad,
Para mí, el camino nunca veo,
Dondequiera que a Él le agrade.

Y mientras ellos piensan en este mundo vano,
Y responden su llamada,
Pienso en Alguien que se quedó solo
En el pretorio de Pilato.

Oh, mundo de placer, pompa y orgullo,
No veo en ti encanto,
Pues a mi inquieto corazón un día,
Él susurró: “Sígueme”. -Alfred Easterbrook- Desconocido

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