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Devocional para Hoy! – 9 de Noviembre

 

“Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” (2 Timoteo 2:19)

Chrypostom una vez predicó un gran sermón para demostrar que nada puede dañar al cristiano que no se daña a sí mismo. Sobre el alma humilde y obediente el diablo no tiene poder. Él nos puede hacer daño sólo cuando nosotros, por caminos no espirituales y no cristianos, jugamos en sus manos. Y jugamos en sus manos en cualquier momento y siempre que alberguemos algún mal sin juzgar y sin limpiar.

Los pecados de disposición son tan plenamente perjudiciales para la causa cristiana como los actos más evidentes de la maldad. Estos pecados son tan diversos como las diversas facetas de la naturaleza humana. Para que no haya malentendidos, vamos a enumerar algunos de ellos: la sensibilidad, la irritabilidad, la grosería, la búsqueda de errores, mal humor, temperamento, resentimiento, crueldad, actitudes poco caritativas; y, por supuesto, hay muchos más.

La liberación de pecados internos parece ser una necesidad espiritual. A la vista de los estragos causados por los pecados de disposición entre las personas religiosas, no vemos cómo los hombres sinceros pueden negar esa necesidad. Santos impíos son la tragedia del cristianismo. La gente del mundo por lo general debe pasar por el círculo de discípulos para llegar a Cristo; y si encuentran aquellos discípulos severos y de lengua afilada, difícilmente puedan ser culpados si suspiran y se alejan de Él.

Todo esto es más que una teoría. Los ánimos impíos entre santos profesantes constituyen una plaga y pestilencia. El bajo estado de la religión en nuestros días se debe en gran parte a la falta de confianza pública en las personas religiosas. Ya es hora de que los cristianos dejen de tratar de excusar sus disposiciones incristianas, y francamente admitan su fracaso en vivir como deberían.

Wesley dijo que admitir nuestros pecados no dañará la causa de la santidad, pero sí estemos seguros de que lo haremos si los negamos. Hay un poder en Cristo que puede permitir al peor de nosotros vivir una vida de pureza y amor. Tenemos que buscar y echar mano de ella en la fe. Dios no nos va a defraudar.
– A.W. Tozer –
“Notes From the Watchman’s Corner (Notas desde el rincón del atalaya)” Kingdom Digest. Kingdom Bible Institute, enero 2007.

Pregunté qué era la iniquidad, y no pareció ser nada de sustancia, más que la perversión de la voluntad, apartada de ti, oh Dios, el Supremo, hacia estas cosas inferiores.
– Agustín –
[354- 430, filósofo y teólogo]

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